viernes, 30 de noviembre de 2012

Comprendo a Homer simpson



He visto un episodio de los Simpson en el que  Homer  gime y llora amargamente por querer seguir la famosa filosofía  de "vivir cada día como  si fuera el último de su vida". Con ello se sumerge en frases como: ¡Oh, dios mío, me voy a morir!  ¡Que desgraciado soy! Parece que Homer se tomó la frasecita   muy al pie de la letra, pero yo me pregunto si dicha frase por mucho que esté en el ideario de vida de Gandhi, el gran líder pacifista de la independencia de la India,  o del fundador de Apple Steve Jobs, mago de la informática y padre del primer ordenador personal, esa frase decía, se puede tomar de alguna forma que nos ayude realmente.

No vamos a tomar la frase como Homer y dedicarnos cada día: a no ir a trabajar.  ¿Quién lo haría sabiendo que ese día moriría?  A gastar nuestros ahorros, si los hubiera, total para lo que nos quedaría de vida. La frase, ya sabemos que más bien lo que intenta decir es lo contrario: trabaja, vive todo lo que puedas cada día, valora y haz lo importante no pierdas el tiempo. Pero es que incluso tomándola de esta forma, tampoco yo  estoy muy de acuerdo.

Yo,  la cambiaría por esta: vive cada día como si fuera el primero.  Hazlo así sabiendo que cada día es una oportunidad nueva que se te da y que no se volverá a repetir. Habrá un nuevo día, pero un 30 de noviembre de 2013 ya no volverás a vivir. Por eso tenemos que apreciar, valorar cada día las  cosas, por más que muchas las veamos y vivamos todos o muchos días. Tenemos que disfrutar de la vida  y eso creo que no se haría viviendo como si fuera el último día, tenemos que discernir entre lo importante y lo trivial. Lo que más vale y cuesta suele ser lo más importante pero no siempre tiene que ser o es así. En un determinado momento   lo más importante puede ser  lo más sencillo:   puede que dar un paseo, quizás echarte una siesta.

No entiendo la vida como una carrera para llegar a la meta el primero y el mejor, pienso más bien en un paseo con obstáculos a los que incluso podemos añadir más si ello nos hace sentir bien, intentando superarlos lo mejor y lo antes posible para llegar a nuestras metas particulares y al gran destino final,  pero VIVIENDO por el camino a la vez.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

A mí que me registren

Siempre me han parecido bastante surrealistas esas noticias que nos dicen lo que vamos a hacer los españoles en el futuro.  Unos ejemplos que han aparecido en diversos medios estos días: cada español  gastará 560 € en navidad, cada español  gastará 54 € en lotería de navidad,  cada español tiene en su poder 2,2 billetes de 500 €,  cada español gastará 222 € en regalos  navideños.  Unos me mosquean, como el de los billetes de 500 y otros me suenan a futurología barata ¡Pero si ni yo mismo sé lo que voy a gastar y como yo la mayoría de las personas, ya que depende de según caigan las cosas!  Parece ser que se refieren a una media, una especie de estadística que mezclan con sus dones de videntes frustrados, pero como decía un amigo: porque tú lo digas.  

He visto otra historia de estas que me ha mosqueado aún más. Dice el Sr. Feijó: "la deuda pública es de todos los españoles, cada español debe un dinero por el hecho de serlo",  unos 23000 euros cada uno si dividimos el total entre los que somos.

Esto es fenomenal: ellos se lo han montado muy bien con todas sus prebendas políticas: teléfonos, coches, tarjetas, y chanchullos por doquier. Con su gastar a espuertas en proyectos faraónicos, subvenciones paniaguadas, embajadas propagandísticas, comisiones de partido y también muy particulares, etc.  Y resulta que ahora los que lo debemos somos todos los españoles.  O sea,  han tirado con pólvora ajena.  

Muchos, la mayoría, aunque haya excepciones, creo que no tienen vergüenza, porque si la tuvieran ya no estarían ahí; como por ejemplo el señor Arturo Mas. Habría que echarlos aunque fuera a gorrazos,  pero dicen que les votan  y claro eso les da patente hasta para robar. 

Pues nada como no espabilemos seguirán haciendo lo mismo, seguirán derrochando y robando. Pero por favor, que no digan que cada español debe 23000 €,  porque por tomarlo un poco a broma, aunque no lo sea: A mí que me registren.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Hablando de pelotas

Pululan por todas partes, abundan como las setas en los otoños lluviosos. Los hay de todos los tipos y clases. En el habitáculo más ínfimo y en el despacho más opulento, en la categoría más baja y en la jefatura más alta te los puedes encontrar, se adosan con facilidad. A veces son tan genuinos o puede que tan cortos, que ni ellos mismos se dan cuenta que pertenecen a esa plaga tan extendida:  los pelotas

Hay pelotas más o menos comprensibles y justificables. Son aquellos que con una situación difícil, un puesto de trabajo inestable, una familia que sacar adelante; usan del peloteo para su estabilidad en el trabajo, aunque cierto que cuando en muchos casos cambian las cosas y ya no es tan "necesario" bastantes de estos siguen en su afición inmutable.

Pero el pelotas que a mí y creo que a todos, más nos mosquea es el pelotas trepa. Sabe este espécimen muy bien donde tiene que hacer la reverencia, donde tiene que tocar la tecla. Si es jefe con frecuencia es además prepotente y facha con sus subordinados. Si es de la clase de tropa puede ser hasta amable con sus compañeros aunque delante de los jefes se olvide de ellos a no ser para fastidiarles. Estos pelotas botan y botan por un peldaño más, por un "honor" más. Tampoco les importa demasiado subir ese peldaño pisando en sus compañeros. Con frecuencia esta clase de pelotas es confabulador, mentiroso, aunque no se dé cuenta o no se la quiera dar. 

Dicen en mi pueblo que no habría ladrones si no hubiera alcahuetes. Tampoco se propagaría tanto el peloterismo si no hubiera tantas personas que lo admitieran, otros que lo aprueban y otros que lo quieren, lo necesitan.
Personas que lo admiten, casi sin darse cuenta, porque está en todas partes como intrínseco a la condición humana. Jefecillos que lo aprueban porque les conviene, porque se benefician de ello o piensan que se benefician. Gerifaltes que lo necesitan porque ellos mismos son superpelotas y necesitan ser "compensados" de sus reverencias. 

Claro que las cosas cambian, si al pelotas el jefe  le sabe responder.