viernes, 30 de agosto de 2019

Los frescos del verano

En esas tertulias al fresco de las noches del verano, mientras se contemplan las estrellas, se "arreglan" pueblos, gobiernos, familias y todo lo que sea menester.  Ahora se prolongan durante horas porque suelen abundar los jubilados y la gente de vacaciones, cosa que no ocurría hace años donde  solo se permitía para este asueto, el margen de unos pocos minutos, porque casi todos al día siguiente tendrían que madrugar, para el duro trabajo del campo, la obra...
Suelen ser conversaciones un tanto banales e intrascendentes, sin embargo en el fresco de hace unos días a la que servidor asistía, precisamente la trascendencia a cuenta primero de Miguel de Unamumo y  después del libro Sapiens³ cuyo autor es Ángel Alonso, ocupó largos minutos de "discusión".

San Manuel Bueno, Mártir, es una novela de  Unamuno donde se narra el drama del cura Manuel que explica y trata de convencer  a sus feligreses algo en lo que él no creé. A su gran amigo Lazaro, que es ateo convencido, le confiesa que su manera de proceder de esa forma es porque está seguro que a sus gentes les ayuda y les viene muy bien aceptar esas doctrinas para dar sentido a sus vidas y ser más felices por más que cuando el mismo reza el credo con ellos, disimuladamente omita pronunciar lo de "la resurrección de la carne".

Hay mucho autores que aseguran ver en el cura Manuel el mismo drama que sufre Unamuno: no cree pero quisiera poder creer. No puede circunscribir sus creencia a una fe, necesita base, necesita pruebas, que busca pero no encuentra, al menos, en la medida que le gustaría.

En Sapiens³, como ya he apuntado aquí en un comentario cuando se publicó, a primeros de este año, se tocan de una manera técnica y pragmática nada menos que los temas:  ¿Qué hago aquí? ¿Quién me puso? ¿Qué se espera de mí? Al hilo del libro, también surge en el fresco, el tema de la trascendencia humana, de si hay algo más allá de la muerte. La tertulia sube grados, opiniones contrarias y para casi todos los gustos. Alguno dice que mientras no se demuestre lo contrario no cree que haya nada después de palmarla. Otros, aunque no pueden asegurarlo categóricamente, opinan que sí que hay algo, que tampoco el ateo puede demostrar su teoría, e  intentan dar algúna pista para apuntalar su postura.

El "drama" de Unamuno de D. Manuel Bueno, de Angel Alonso... de todos. Al final o coges el camino que dice que no hay nada después o el que supone que algo hay o puede haber. Que lo crean o lo demuestren al 100%  no creo que haya nadie, ni  en los del sí, ni en los del no; de todas formas yo me decanto claramente por la senda que me pueda llevar al más allá, independientemente de que esta pueda estar ligada a una ciencia o religión, eso ya es de mi particularidad, trabajando para descubrir sus vericuetos, porque además es la que sin duda, me proporciona mucha más  alegría, fuerza, ilusión y ganas de vivir y luchar por unos fines e ideales.