domingo, 23 de septiembre de 2018

Revisar mis herramientas.

Como tantas otras veces he puesto mis yemas en el teclado pero no sé de qué hablar. Como tantas otras veces no  es que no se me ocurra de qué escribir, es que no se me ocurre nada que sea importante. Es el primer día de otro otoño más, clásico además de la estación, con sol y algún nubarrón que de vez en cuando invade el cielo. También de vez en cuando aparecen nubarrones que nublan mi horizonte.
Alguna vez he dicho que esta estación es la que más me gusta, pero no sé el porqué. es en otoño cuando la melancolía más me invade, cuando la tristeza se apodera más de mi espíritu, pero muchas veces es una tristeza sanadora que casi más que dolerme me conforta. También, a veces, tenemos derecho a esta tristeza, no siempre ha de ser negativa y  desgarradora.

Pasan por mi imaginación cientos de imágenes de otoños vividos. Soles espléndidos que me han acompañado y muchos, muchos días grises y nublados. Antes de ayer,  precisamente era el día mundial del Alzheimer.  Me imagino lo oscuro y nublados que deben ser los días cuando se sufre esa enfermedad, mi cariño, apoyo y admiración para ellos  y sus cuidadores. La enfermedad, la vejez, la muerte; están ahí, estas nunca fallan, por mucho que los hombres la mayoría de las veces intentemos disimularlas o ignorarlas. 

Tantas veces como desde aquí he tenido la osadía de decir lo que puede ser bueno o malo, cual acertado o falso; hoy me gustaría, con tantas dudas que tengo, que alguien me hablara de lo que es el bien y el mal, de lo justo y de lo injusto, de lo falso y lo veraz. Hoy es uno de esos días que las dudas se acumulan, que sientes, como el refrán, que nada es verdad ni mentira.

Imagen: dreamstime.com
El que afila la guadaña, aunque a alguno pudiera parecer que está perdiendo el tiempo, no solo no lo está perdiendo sino que recuperará con creces  lo ocupado en tal faena.
Hoy creo que podría ser uno de esos días para dedicarme a afilar  mi espíritu,  mi alma. Hoy como los segadores afilaban la guadaña al comenzar a segar una nueva tierra, yo quiero al comenzar esta otoño revisar mis "herramientas":  mis afanes, mis dudas, mis penas, mis anhelos e ilusiones, mis problemas y carencias. Quiero que la piedra afiladora pase un poco a todas ellas, mientras "disfruto"en la tristeza. Quiero que estén muy a punto porque la faena espera y no sería nada fácil de no tenerlas a prueba.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Y por qué no cantar

Iba yo con mi carretilla cargada de leña tan tranquilo por la calle y sin más me puse a cantar, al cruzarme con mi quinto me espetó: ¡joder qué pasáo estás, no pensé que estabas tan mal! Yo sabía el buen rollo en que me lo decía y le seguí la corriente. Ahora  me disponía a comentar algo sobre los políticos y me he acordado de ese detalle, así que cambio de rasante.

Es así de cierto, hoy día es muy raro ver cantar  como no sea alguien  que no esté muy en sus cabales. Recuerdo aquellos años de mi niñez y adolescencia entonces sí que cantar era algo de lo más normal. Normal era ver a las mozas cantando en su balcón, en su puerta mientras regaban las flores, corriente también que entonará la canción del Carro de Manolo Escobar o cualquier otra el carretero mientras guiaba su yunta, habitual era que en las eras mientras se hacían las más diversas labores los labradores echaran sus coplas al viento, los chicos cantábamos en la escuela o en cualquier calle del pueblo, hasta en la iglesia todo mundo cantaba, ahora también allí se canta pero suele ser solo un coro.

Masiel cantaba a la vida, Peret también. Decía el gran actor Charles Chaplin, Charlot: los días más desperdiciados de nuestras vidas son aquellos en que no nos hemos reído. Viendo las películas de este genio de la pantalla, lo normal ya no es reírse sino más bien carcajearse. Ahora nos lo recuerdan los educadores, psicólogos  y demás: hay que reírse, hay que ver el lado bueno de la vida, hay que estar contento, hay que cantar. Creo que merece la pena preguntarse por qué antes con una vida tan difícil, con tantos problemas y carencias se sonreía y reía tanto o más que ahora con tantos adelantos y comodidades.

Así podríamos seguir haciéndonos muchas más preguntas. La gente hoy se siente desgraciada si no va de vacaciones; entonces, salvo para algún  señorito, que decíamos, no había  vacaciones. Nos quejamos y no digo que sin razón, cuando no tenemos calefacción, en aquellos años nadie tenía calefacción salvo el hornillo de la cocina de carbón y leña donde para poder meter los pies un poco había que hacer cola porque las familias solían ser numerosas. Hoy es una rémora no poder cambiar de coche con unos determinados años o kilómetros, entonces había que compartir una bicicleta con el padre y a veces algún hermano. No había agua corriente, la luz se marchaba a la menor brisa o llovizna...

Todo entonces era muy difícil y escaso pero había muchas ganas de vivir, muchas ansias de seguir a delante y aprovechar cualquier momento de la manera que fuera para soltar  una canción, sacar una sonrisa a la vida y se conseguía. Reír, llorar, gozar, sufrir, cantar...  vivir.
El Nene en la barra del bar un día nos dijo: Carrín y yo somos quintos, pero ya "desde que íbamos a la escuela". Nos hizo mucha gracia su manera de reafirmar tal condición. Yo estiro el "razonamiento" y digo que  mi vecino y yo somos quintos, pero ya "desde que nos bautizaron" y no me importa que me diga que estoy muy mal de la azotea aunque sé que va guasa y con buen rollo, tampoco me preocupa, que otros me lo puedan decir con mala uva, me da lo mismo, yo no pienso reprimirme por lo que diga la gente.


martes, 11 de septiembre de 2018

Esta gocha come tierra

Ahora parece que ha caído en desuso, pero no hace mucho tiempo había una frase muy recurrida cuando se quería poner de relevancia el comportamiento anormal de una persona si su forma de estar y comportarse en un caso concreto era un paréntesis a su manera habitual: "esta gocha come tierra",  se decía.
Con las facilidades de la comunicación vía Internet, con acceso a toda la  información desde un móvil o un teclado es muy cómodo y  más si a uno le gusta,  estar al día sobre cualquier cosa que pudiera interesar. Además si consulta medios de diferente signo y rasgo puede ver distintas versiones para a partir de ellas poder sacar su apreciación particular.

"eldiario.es" es eminentemente, para entendernos, aunque no me gusten estas clasificaciones tan anocrónicas y simplistas; un periódico digital de izquierdas, por eso encontramos allí todos los males y la  corrupción de la derecha, a la vez que disimula, minimiza o mira para otro lado cuando se trata de la izquierda, como en estos días sucede con la licenciatura,  que nunca hizo, y que aparece en el currículum de la esposa del Presidente, o la misma tesis de Pedro Sánchez objeto de tantas críticas en otros medios.

Carmen Montón por Pablo Casado. Imagen de Voz Populi.
En esta última semana en el periódico de Ignacio Escolar aparecen con detalle todas la anormalidades y chanchullos de un máster en la  Rey Juan Carlos  de la actual ministra de Sanidad Carmen Montón. Servidor se quedaba un poco extrañado: pero cómo puede ser que este tío se meta con una ministra socialista, ¿se habrá caído del caballo, le habrá dado algo?  

Pues no. Ahora pienso que ni se ha caído, ni le ha dado nada; es sencillamente como se diría en otra época, que  esta gocha come tierra. Come tierra porque el Escolar este en realidad lo que busca más que el cese de Montón es acorralar a Pablo Casado que también a aparecido en este digital por haber realizado, según ellos, otro máster en la misma Universidad también con muchas irregularidades. La cosa está clara: una ministra a cambio de intentar cortar la cabeza al presidente del Partido Popular.

Así que no se moleste la Ministra dando explicaciones. Puede que sea una buena actriz, o que siente que dice la verdad, al menos su verdad, porque habla muy convencida de su inocencia. Que no se moleste, a su alrededor harán el paripé o lo que les parezca bien, pero al final la dejarán caer.