domingo, 31 de enero de 2021

Último día de enero

Santo Tormentero, el último día de enero, otro mes más para el recuerdo en las "historias" de nuestras vidas. Desde mi ventana las guías de los abetos se confunden con el cielo. Verdes que contrastan con otros árboles que van dejando caer sus hojas al suelo. Nublados y cielos abiertos, sombras y rayos de sol que se van sucediendo. Más allá en el horizonte una Candamia de pinos verdes flanqueada por tierras de labor que alternan sembrados con tierras sin labrar. También, qué casualidad, desde el mirados privilegiado que disfruto aparecen el contraste de una guardería al lado y un poco al fondo; una residencia de ancianos.

Sol y sombra, niñez y ancianidad, salud y enfermedad; así de sencillo y de compleja, así es la vida. Apenas se ve gente por la calle, es domingo, el último domingo de este mes, el parque aún permanece vacío. Pero el sol cada vez  se afianza más y seguro que pronto la vida regurgitará,  se poblarán  los espacios y todo parecerá como normal. Normalidad para unos será estar relativamente bien y para otros encontrarse mal o muy mal. Siempre con un corazón que no para, no puede parar de palpitar. 

Normalidad es alegría pero también tristeza, es vivir pero también morir. Nos estamos acostumbrando tanto a la muerte, que cuando no nos toca muy de cerca con seres queridos, la miramos de soslayo, como si no fuera con nosotros, para seguir con nuestras ocupaciones. Es cierto, la vida sigue y mientras se vive, si se disfruta de un mínimo de salud, bienestar; el motivo principal debiera ser aprovechar todo lo bueno que se nos puede ofrecer aunque a veces sea difícil, como ocurre ahora, viendo tanta desolación, tanto dolor, tantas vidas perdidas por  todas partes.

Pero, no sé porqué, la condición humana, es necia muy necia. Tanto; que ni siquiera en esta situación parece darse cuenta que lo más importante es trabajar por la vida de todos, lo cual además, hoy más que nunca, es  preservar y cuidar de nuestra vida.  No sé qué tiene que suceder para que dejemos de mirarnos tanto al ombligo y esparzamos nuestra mirada a los demás, qué tiene que pasar para dejar oportunismos materiales, políticos, sociales y pensar en el bien de común.                                                                                         
Pues nada; la trampa, la mentira, el egoísmo y la maldad; siguen en las más altas instancias. ¡Quien sabe si en algún  momento, ya con el agua al cuello, se pretenda cambiar y  sea ya demasiado tarde!


sábado, 23 de enero de 2021

Un triste día. Vitorino se ha ido

Sigue con sus últimas horas de la tarde este triste día de invierno, un día de esos en los que se podría decir que no se pone el sol porque no se ha dejado ver uno solo de sus rayos. Un día lluvioso y frío, de los que calan hasta lo más profundo del cuerpo y del espíritu. Un día para abrigarse, protegerse de tanta inclemencia atmosférica y sentimental. Pero es igual los tambaleos de desasosiego, los sentimientos de pena, los dardos de malestar, los pesares de desamparo;  parecen todos de acuerdo para que la vida tiemble más que nunca y uno se sienta naufrago en el olvido del océano de la existencia.

Hay sí, días como hoy, en que uno se ve tan desprotegido, tan bamboleado, tan hundido que a lo único que aspira ya no es a vivir sino a sobrevivir como pueda en espera de tiempos mejores. Van y vienen todos estos sentimientos pero a la vez, también de cuando en cuando, el resplandor de una luz que sale de muy dentro, advierte que la vida sigue, que hasta puede estar bien sentirse mal, incluso abandonarse, pero solo para coger más impulso y fuerzas para seguir  con más ímpetu adelante.

Pasan recuerdos de un tiempo bueno que pudo ser mejor, un presente que ahora aparece con un incremento exponencial de males y padecimientos, un futuro que por mucho que intentemos evitarlo, siempre trae su margen de imprevisión e incertidumbre. Pasan inexorablemente los años, los recuerdos se amontonan y los proyectos caen en picado y uno tiene que, muchas veces, cambiar a proyectos nuevos con más o menos trascendencia pero con tanta o más ilusión.

Recuerdo aquellas procesiones; Vitorino pujaba a Jesús en la cruz delante, detrás la otra cruz pequeña rodeada con los faroles, seguíamos  los  chavales de la escuela en dos filas, derechos como una vela, que así nos lo exigía D. Eulogio, el  maestro.  El cura, D. Ramón, venía después, seguido  por la Virgen llevada en las andas y ya los demás feligreses. Yo miraba a Vitorino, le veía sudando como un pato, como muy cansado, tenía cara de estar haciendo un gran esfuerzo, incluso sentía pena y temía que la cruz se le pudiera caer encima, pero siempre aguantaba hasta el final. 

El Cristo de Palazuelo


También recuerdo a Vitorino en su bici, iba con la manos metidas en los bolsos y "temía" que se la pegara. Si no le pasaba nada podía caerse, me reiría un poco, pensaba yo; pero nunca se cayó. Vitorino que antes de entrar en la FASA de Valladolid, cultivaba el campo con su yunta, como se hacía entonces. Él solo se las apañaba poniendo con su "arte" las gavillas  colocadas en el carro  desde el suelo cuando lo normal era que otra persona hiciera arriba este trabajo. Vitorino en tantos recuerdos y cosas buenas. De larga conversación, de sonrisa cómplice.

Hace unas horas, después de años de enfermedades y padecimiento, cuando parecía que había experimentado una pequeña mejoría; se ha ido para siempre Vitorino. Sirvan estas anécdotas a modo de pequeño apunte de su bien y buen hacer por esta vida. No, es que te haya llegado el día de las alabanzas, como a ti mismo te hoy decir más de una vez; es que es lo que fuiste, lo que Vitorino fue: trabajo, sufrimiento, alegría, honradez.                                                            

          Nunca te olvidaremos. Querido primo: nunca te olvidaré.   

                                                                      Descansa en paz.

miércoles, 13 de enero de 2021

Los pecheros

En la Edad media los nobles e hidalgos, no pagaban impuestos, los que sí que pagaban impuestos se les llamaba pecheros y eran considerados clase baja. Ha pasado mucho tiempo y seguimos, más o menos lo mismo: los que más tienen hacen sus cambalaches, su ingeniería financiera con la ley, para pagar los mínimo al erario público, por el contrario las clases medias y medias bajas  han de apechugar con lo que les venga porque sus ingresos dependen de una nómina o retribuciones que no admiten escapatoria, estos son los pecheros de ahora. Impuestos por todas partes y a veces duplicados y triplicado, como el IVA en muchos casos.

Sabemos que es necesario pagar impuestos para sostener todas las competencias y atribuciones  de lo que llamamos Estado de Bienestar: salud, colegios, carreteras... Incluso deberíamos estar contentos y orgullosos de hacerlo, aunque soltar la pasta no guste a casi nadie, lo que ocurre es que estamos tal escaldados de ver injusticias, atracos, mamandurrias y desfalcos de todas las clases, que la verdad es que si no fuera porque si no se paga viene Hacienda con la estaca...

No pienso yo ahora en los casos punibles que siempre ha habido y habrá,  como Eres, Gurtel y tantos más, sino más bien en todas esos comportamientos fraudulentos que aunque no tienen consecuencias penales, no dejan de ser un auténtico atraco al ciudadano de a pie. 8.000 euros en mosquiteras en el palacio de las Marismillas para que pase allí dos días al año Sánchez, Falcón va y viene sin ser en muchos casos necesario, 16,5millones en asesores presidenciales. un 112 más por ciento del presupuesto de hace tres años, que eran 7,8. Un Gobierno con más ministros que nunca y más incompetente que ninguno. 

Un Vicepresidente que va repartiendo direcciones generales y cargos a sus amiguetes. Ya empezó por meter a su mujer de ministra, que mira que hace falta tener jeta para hacerlo y esta como también tiene amigos y amigas sigue creando y regalando puestos. Cuando no eran gobierno echaban pestes al de turno si subía la luz, ahora sube más que nunca y ahí están. Diputados que no van durante meses al Parlamento con lo del coronavirus pero cobran su paga. Propinas millonarias para los gobiernos separatistas para poder seguir en la poltrona. Podría tirarme aquí toda la noche con trapacerías mil de este estilo. 

Publicado en ABC
Y tienen el morro de pedir al españolito que cumpla con sus obligaciones fiscales, que pague sin rechistar, obedezca cuando estos manirrotos le dicen que haga esto o lo otro, que se quede en casa. Encima, con frecuencia, cada ministro dice una cosa, campan órdenes y leyes diferentes, según la autonomía... Un verdadero caos que está propiciando que puede que seamos el país que más ha sufrido, tanto la pandemia, como es desastre económico. No entiendo casi nada, de verdad. Eso sí, son capaces de poner propaganda de su gobierno hasta en las vacunas. ¡Que además de jetas, hace falta ser cortos, oye!

Y los "pecheros", como en la Edad Media, tirando del carro. No sé hasta donde se puede aguantar toda esta situación de mentira, incompetencia, robo, acoso y derribo, sin hacer algo.