miércoles, 30 de octubre de 2019


Día de Todos los Santos.
De cementerios y flores.
De miradas que se pierden,
entre tumbas de colores.

Día para el recuerdo,
de todo nuestro pasado.
Con  alegrías y penas
pero estabas a mi lado.

Si acuciaban los problemas,
tu ayuda presta allí estaba,
si amenazaban las penas,
tu empuje nunca faltaba.

Ante tu tumba y mi tumba,
hoy no salen oraciones.
Solo quiero estar contigo,
vivir nuevas sensaciones

Quiero que igual que entonces,
compartas conmigo planes.
que escuches mis inquietudes.
Me aplaudas  o me regañes.

Más que nunca hoy me revelo.
a pensar que ya no estás.
Por eso decidir quiero:
siempre me acompañarás.

Mientras mi corazón siga,
en este pecho latiendo,
sigo contando contigo
y juntos seguir viviendo.

Día de Todos los Santos.
De lágrimas estancadas,
de muertos que siguen vivos, 
de almas nunca separadas.





viernes, 25 de octubre de 2019

El Sueño

En "El Sueño", la obra del gran escritor del siglo XIX,  Émile Zola, principal representante del naturalismo literario; la protagonista Angélique, es una niña abandonada que en un día de nieve y tormenta es acogida por un matrimonio de bordadores de Beaumont. La adoptan y la dan todo el cariño de unos padres, además de una educación rígida propia de aquella época. Pasan los años y aquella niña arisca y mal educada se convierte en una señorita trabajadora y de buenos modales.

Trabajar duro de bordadora es su consigna. Un día lavando la ropa aparece Félicien, un apuesto galán del que acaba enamorándose y también de ella él. A partir de aquí las circunstancias familiares se lo ponen difícil a ambos para poder casarse porque el padre de este, obispo a la sazón,  se opone frontalmente. Félicien propone a Angélique fugarse, es la felicidad de los dos la que está en juego, ya están a punto de hacerlo pero la chica se vuelve para atrás porque su educación y sentido  del deber para con los suyos se lo impide. No cuento más. A mí tampoco me gusta que me cuenten mucho y menos el final.
Una fantástica novela con unas descripciones del oficio de bordadoras, de la catedral, de la vida y costumbres de entonces,  minuciosas y exactas, con una prosa bella y conmovedora. Una gran obra.

Como Angélique  en la novela, en la vida continuamente tenemos que elegir entre los que queremos y lo que debemos hacer. Lo que una persona a título individual pueda hacer a la hora de tomar una opción puede ser más o menos respetable, siempre y cuando solo afecte a la persona en cuestión, lo que ya no parece respetable es que se tome la opción de la ventaja y el egoísmo cuando son las vidas de las personas de todo un país, las que están en juego.

Tenemos en la élite de la política,  políticos serios y con vocación de servicio, pero, por desgracia, también tenemos muchos politicastros ególatras e incompetentes, pendientes de su persona y conveniencia más que de cualquier otra cosa. 
Y así estamos: si a Sánchez le conviene que haya nuevas elecciones porque el gurú ese Iban Redondo le augura 135 diputados, elecciones al canto. Que le conviene ahora, prácticamente en campaña electoral, exhumar a Franco porque eso da votos; a por Franco que van.

Así con el toma y daca, mirándose el ombligo sigue el Presidente en funciones. Y para seguir, es lo que hay. Sus "miras" no le dejan ver que España está hecha nos zorros y que necesitamos un gobierno competente con urgencia, mucho menos le permiten apreciar, que lo que queremos es unión y amistad para tirar por el carro y no enfrentamiento sacando a pasear a Franco. Pero... ¡Que se podía esperar de un personaje que intentó pucherazo para ser elegido en su mismo partido, que plagió gran parte de su tesis y va a cara descubierta como si aquí no hubiera pasado nada. Un sueño, mejor una pesadilla.
¡Sería fenomenal tener un Presidente del Gobierno con el espíritu de Angélique! Por cierto, pronto habrá elecciones.

lunes, 14 de octubre de 2019

Como no nos espabilemos, lo tenemos claro

Por fin salió la sentencia de los independentistas catalanes encarcelados. Los fiscales pedían rebelión, también, según se cuenta, la mayoría de magistrados que componían la sala estaban por aplicar dicho delito, que implica una condena de 15 a 25 años de privación de libertad,  pero había alguno y alguna  que no estaba de acuerdo con ello sino con el delito de secesión  que supone un castigo mucho menor, de 4 a 15 años; además estos, querían manifestar su voto particular, entonces parece que la mayoría se arrugó y se plegaron a la minoría para que hubiera una sentencia por unanimidad. Al final han sido condenados por sedición y malversación de fondos con penas que van desde los 13 años a Junqueras a los 9 a los Jordis.

Dicen algunos que es que si no hay una sentencia por unanimidad podrían tumbarla en el recurso que pusieran en el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. Oiga, pues yo digo: que si al final solo se juzga pensando en aquel tribunal mejor no perder tiempo que se inhiba la Sala del Tribunal Supremo y que sea aquel quien dicte sentencia. Una vez más, si acaso éramos pocos, confirmamos nuestra impresión de que somo un país bananero. ¿Acaso no somo un país democrático? ¿No nos regimos por un estado de derecho? Si es así: ¿Por qué tenemos que estar pendientes de lo que piensen los demás a la hora de aplicar nuestras leyes?

Cuadro e información del diario Abc
Otros dicen: condenar por rebelión supondría 20 años. Igual que la condena que se dicta a veces por un asesinato, sería injusta, aquí no ha habido muertes. Claro que no, pero daño ha habido mucho daño en todos los órdenes: social, económico, mucho daño a la paz y la convivencia y mucho daño, no a una persona sino a millones de personas. Así que está bien hacer comparaciones, pero no contorsionando los hechos. Al final además es que es ley la que hay que aplicar, aunque guste a unos menos y otros más. 

Es difícil, por supuesto, y en un tema como este mucho más. Desde el principio presiones por todas partes al juez instructor Llarena, a los miembros del Tribunal. El gobierno de Sánchez no quiere enemistarse con los indepes que le han aupado en una moción de censura, y que ahora, puede necesitar para salir investido Presidente tras las elecciones de 10 N. Quita al abogado del Estado Edmundo Bal, que pedía rebelión para que la sustituta Rosa Seoane, pida sedición. Iglesias que va a ver a Junqueras a la cárcel para hablar de los presupuestos. Compadreos, presiones y mentiras a diestro y siniestro.

Pero al final ya no es si la pena es mayor o menor, es que si la Generalidad tiene potestad en temas penitenciarios dentro de cuatro días podrían estar saliendo y entrando de la cárcel sin ningún problema, porque la sentencia no dice que tengan que cumplir la mitad de la pena, que sería lo justo, para tener ciertos privilegios.

Yo, como norma, no quiero cárcel para nadie, es más hasta comprendería el indulto, siempre y cuando que se arrepintieran de lo hecho y trataran de deshacer el entuerto, pero me temo que aquí lo que se da es todo lo contrario, tanto en ellos como los Torras que están fuera; que siguen con su afán y fin independentista.

Mientras haya tontos útiles, aunque vengan disfrazados de magistrados como Martín Pallín o Pérez Royo, cadenas de radio como la SER, televisiones como la Sexta, Políticos como Sánchez o Iglesias... Como no nos espabilemos, lo tenemos claro.




viernes, 4 de octubre de 2019

Pequeñas grandes cosas

En esta pantalla donde la vida tan gentilmente me deja expresar mis ideas, lo que me produce más satisfacción, como es lógico, son las entradas donde cuento cosas buenas y positivas, por el contrario veo que he dejado demasiados comentarios llenos de críticas y augurios negativos, que aunque son mi humilde opinión y mi "verdad" me da un poco pena el hecho de haberlos escrito, o mejor haberlos tenido que escribir, porque tengo que decir que en esos momentos necesitaba hacerlo como un ejercicio de "responsabilidad" a mi manera.
Por eso cuando me he puesto hoy a redactar algo sin saber qué, solo me he fijado una meta: hablar de cosas positivas. Miro hacia el techo y surge la pregunta: ¿Pero de qué?

Ahora que lo pienso, es un buen momento para dar las gracias a ese señor que esta mañana hice dar una brusca frenada porque no me percate bien de su presencia, aunque por la velocidad la cosa no hubiera pasado de algún pequeño bollón,  lo cierto es que el buen hombre me comprendió y hasta me esbozó una sonrisa al pedirle disculpas, cuando lo que yo esperaba era un buen sermón.

He estado dando una vuelta por la feria medieval de León. Multitud de tiendas de artesanías, de artículos comestibles, con una decoración y puesta a punto adecuada para el caso. Me encanta recordar, revivir esos oficios que cuando era niño estaban vivos: fragua, orfebrería, cestería... Me acerqué a un artesano de la madera que estaba esculpiendo una pieza, le pregunté por el precio de la que más me gustaba de la exposición.
—¿Cuanto vale?
—¿A usted cuanto le parece que tendría que valer. —Me contestó.
Esto la ha de llevar su tiempo, seguro que más de una hora.
—10 euros. —Le contesté.
—Los estoy vendiendo a 8 pero si me quiere dar 10. 
Me dejó un poco cortado. 
—Venga ni 10 ni 8, 9 y me lo llevo.
Mercado Medieval. Imagen COPE.
Los dos nos despedimos con una mueca de alegre complicidad. Era un señor con cara de persona buena y trabajadora, no me engañaba, ese gesto bien merecía un euro aunque tuviera que quitarlo de otros "caprichos".

Hacía mucho que no iba, el otro día me dio por ir a pescar cangrejos. Cuando llegué vi con sorpresa que había muchos pescadores, al preguntarles me di cuenta que ocupaban todo el tramo donde yo pensaba tirar mis reteles. Como estaba cerca y no me apetecía ponerme a hacer más kilómetros, decidí volver para casa, pero en esto que ya estaba para irme se me acercó un señor:
—Mira salen bastantes piezas, puedes tirar tus reteles entre los míos que creo que habrá para los dos. 
—Fenomenal, ahora mismo voy a ello. —le respondí.
El hombre ya había pescado unos cuantos y siguió en ello. Yo también saqué los suficientes y más, para un arroz, que era mi aspiración. Me llevé una gran alegría porque además de poder pescar me encantó el detalle. Más de un cangrejo que yo saqué en mis reteles hubiera salido en los suyos de no haber tenido ese gesto.

Es cierto que en la  vida hay mucho, pero mucho vividor y sinvergüenza, pero tan cierto también es: que hay muchas personas que día a día con gestos, como los que he contado, aunque puedan parecer insignificantes, nos hacen la vida mucho más agradable. Por eso hoy quiero reconocerlo y darle la gran importancia que tiene. Gracias amigos.