Estábamos internos en un colegio, como he comentado aquí alguna vez, todos éramos como una gran familia dentro de aquellos muros tanto físicos como disciplinarios. Estudiábamos con beca y eso hacía que nuestra vulnerabilidad fuera mayor porque a la mínima te la podían quitar lo que suponía tener que dejar de estudiar. Todo nos hacía sentirnos unidos y más aún los de un mismo curso. Además de aquella convivencia férrea, compartíamos muchas cosas.
A los mayores se les permitía, los domingos por la tarde unas horas sueltos por Léon, lo que propiciaba que los más osados se decidieran a ir a alguna pista de baile. Entonces los normal los días de fiesta era que la mayoría, desde los más chavalines hasta los mayores, llevaran corbata, por ello a la hora de intentar ligar, la corbata, como algo llamativo, era muy a tener en cuenta, por lo que el cambio y trapicheo de prendas y sobre todo de corbatas era habitual. El compañero Felipe, adelantado en estos "quehaceres", disponía de corbatas muy elegantes, lo que hacía que hubiera que guardar cola para acceder a alguna de ellas, sobre todo aquella ancha de bandas blancas y verdes, catalogada como irresistible.
Casi diría que es esta |
Los tiempos cambian y las personas también. Entonces la vestimenta era muy escasa casi siempre, no daba para más y en la medida de lo posible se procuraba ir "guapo". Ahora casi todo el mundo tiene el armario lleno de prendas que no usa casi nunca y parece que en muchos casos pretenden inculcar que lo que vende es aparentar ir lo más zarrapastroso posible. Más que nada parece que de lo que se trata es de dar la nota, no vaya a ser que no vean que soy progresista y me confundan con un pijo.
De repente, llevar corbata ha pasado de ser una cosa elegante y casi necesaria en muchos casos, a ser para muchos un signo de retraso y conservadurismo. Y unos porque aunque sean ricos quieren aparentar identificarse con los pobres y otros porque no vaya a ser que piensen... Al final, como en tantas cosas el manipulador impone sus mentiras. La corbata ya, para los de los telediarios y poco más. No estoy diciendo que la corbata se tenga que poner tanto como en aquello viejos tiempos, yo quizá la ponga una o dos veces al año. No pasa de ser una prenda de adorno en determinados trabajos y momentos.
Cada uno es libre de vestir lo que quiera y cuando quiera. Lo que me parece absurdo es que los que van presumiendo de progresismo y libertad tengan la caradura de catalogar a los demás por sus atuendos. Manipuladores y mentirosos, siempre los ha habido, puede que ahora más que nunca y los seguirá habiendo.