miércoles, 6 de abril de 2022

Mala fama

Don Pío Baroja, en su libro "El Árbol de la Ciencia", ya decía: "Realmente la política española nunca ha sido nada alto ni nada noble, no era muy difícil convencer a un madrileño de que no debía tener confianza en ella."  En tiempos  de Don Quijote, su escudero Sancho Panza ya sabía como se vendía el paño por eso cuando iba a gobernar la ínsula Barataria: "De aquí a pocos días me partiré al gobierno, adonde voy con grandísimo deseo de hacer dineros, porque me han dicho que todos los gobernadores nuevos van con este mesmo deseo". Benito Pérez Galdós en Fortunata y Jacinta: "La moral política es como una capa con tantos remiendos, que no se sabe ya cuál es el paño primitivo". Vamos, que cambiaban de chaqueta a conveniencia.

Sancho gobernador. Foto de: religiondigital.com

Ciertamente la bien merecida mala fama de los políticos no es de ahora aunque sin duda, en el presente acumulan, puede  que más que nunca, "méritos" sobrados para ello.  A la misma palabra "política"  se le dan connotaciones negativas. Deja la política a parte, se dice cuando alguien pretende convencer a base de verborrea, de cualquier manera. Lo que no se tiene tanta constancia es si los políticos de hace siglos tenían también la cara de cemento como los de ahora, yo creo que no.

Nos han dicho que para ser feliz hay que ser un inconsciente o un ignorante,  no veo este razonamiento muy claro. Lo que si aprecio es para ascender en política hoy, se tienen muchas más posibilidades siendo un cara-dura o un idiota. También hay buenos políticos pero a la vista de los hechos lo que deduzco es que muchos de los que acceden a los primeros puestos se distinguen precisamente por esas características. No voy a ponerme ahora a dar ejemplos. En mis anteriores posts hay unos cuantos. 

Llegan a la política sin haber pasado por ningún otro trabajo u ocupación, se dedican a adular a los jefes, a divulgar  y respaldar las consignas que aquellos les marcan... y solo es cuestión de esperar para sentar las posaderas en algún puesto público de privilegio y llevarse una pastorra sin  apenas dar un palo al agua. Incluso presumirán de tesis que luego resulta que fueron plagiadas, licenciaturas sin acabar los cursos... Pero bueno, como decía Don Ramón, el gran cura de mi niñez: "son mentirijillas sin importancia". 

Mangonear y desprestigiar la independencia de los poderes  del estado. Decir una cosa hoy y mañana la contraria con total "normalidad". Mirar para otro lado, cuando salen sus desfalcos, pero enfilar al contrario cuando está menos pringado. Mentir descaradamente. Predicar lo contrario de lo que hacen. Vender a quien sea necesario para alcanzar sus fines... Dicen que la democracia es la forma menos mala de gobierno. Se dice en el Cantar de Mío Cid: "Qué buen vasallo sería, si tuviese buen señor".  ¡Qué buena  democracia sería, si hubiera buenos políticos!


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