En mi anterior post, hablé de mi trabajo en la Constructora Leonesa, hoy quiero recordar otra anécdota de aquellos tiempos.
Había en la obra un peón muy fuerte que pujaba todo lo que se le ponía encima y trabajaba siempre como si estuviera a destajo aunque nadie le controlara o mandara. En los comienzos de una obra, una excavadora estaba haciendo vaciado para garaje y sótanos. Había un árbol que la máquina enganchaba y como que no podía con él. Laudy, sin pensarlo, bajó hasta donde estaba el cazo de la excavadora y se puso con sus manos a empujarle en su afán de ayudar a la máquina. Pronto, por supuesto, paró la excavadora y sacamos a Laudy antes que pudiera haber una tragedia.
De repente cuando Sánchez, su gobierno y su mujer están llenos de corrupción hasta los ojos, al Presidente no se le ocurre otra cosa, que salir en su falcon a dar unas vueltas por Europa alegando que es para pedir y trabajar por el reconocimiento del Estado Palestino. Vamos que el tío con menos predicamento se atreve a ponerse como el salvador. Qué credivilidad puede ofrecer un señor como este, que no pasa de ser una mentira, un pufo en si mismo. Que todo lo que toca lo contamina, lo estropea. Que tiene a nuestra España hecha unos zorros y habla de arreglar al vecino. Que caso le pueden hacer quienes conozcan su trayectoria. Ninguno, menos efectivo que Laudy empujando el cazo de la excavadora.
Imagen ABC |
Dicen en el PP que lo hace para tapar la corrupción que tiene encima. Puede que ese sea el mayor de sus motivos además del cultivo a su ego que, ya sabemos, que es lo primero para él. La corrupción seguirá ahí, viaje donde viaje. Hablando del PP: me pregunto porqué dice que de momento no va a llamar a declarar a Begoña, la mujer de Sánchez. ¡Ah! Es que la mujer del Presidente merece un trato especial, dice Feijóo. Más bien creo que debiera ser todo lo contrario: que por ser quien es, con más motivo para llamarla a declarar. No vayamos a pensar que se andan con paños calientes por algún motivo raro. Pero lo del PP es seguir palpando huevos.
Cuando una persona, un gobierno sin escrúpulos, usa lo habido y por haber, todos los fraudes y mañas para atacar al contrario; no se puede andar con remilgos si se le quiere plantar cara. El bueno de Laudy (un pelín corto) siempre estaba dispuesto con la mejor intención aunque a veces metiera la pata. Otros para lo único que están dispuestos es para hacer las maniobras y el daño que haga falta con tal de seguir en el poder.
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