Repartiéndose ya cargos. ¡Que vergüenza! |
En medio de la
vorágine que nos toca vivir con nuestros políticos que no son capaces de
ponerse de acuerdo para llevar a España a buen puerto, cada día siguen
surgiendo noticias que nos demuestran claramente los grandes fallos de la
condición humana. Hoy me he parado a pensar en dos de ellas.
1.- Sigue saliendo en los medios el niño Diego González que con 11 años no vio más salida que marcharse de esta vida tirándose por la ventana de su casa.
2.- Antes de ayer en Valencia, una vez más, un hombre de 77 años mata a su mujer de 73 y después se suicida.
1.- Sigue saliendo en los medios el niño Diego González que con 11 años no vio más salida que marcharse de esta vida tirándose por la ventana de su casa.
2.- Antes de ayer en Valencia, una vez más, un hombre de 77 años mata a su mujer de 73 y después se suicida.
Diego deja escrita
una carta estremecedora donde habla de
su infierno diario en el colegio, y por contra su gran amor y aprecio a su familia. "Os quiero mucho pero
me tengo que ir porque es la única forma de no ir al colegio", viene a decir en
resumen en su despedida que, por cierto, al leerla completa, pone a uno los pelos de
punta. Fue a mediados de octubre cuando lo decidió todo, desde entonces,
primero las autoridades descartan que sea un caso de acoso, de bullying y una
jueza archiva el caso. Ahora tras hacer pública la carta salen testigos para
decir que efectivamente en el colegio había "compañeros" que le hacían la vida
imposible. ¿Cómo puede ser que un niño con una cabeza tan bien puesta como lo demuestra su carta
llegue al extremo de tirar la toalla? ¡Cuántas vejaciones, insultos y demás
tuvo que sufrir para no poder aguantar más! Pero sobre todo: ¡Cómo es que todo
un colegio con sus profesores y
compañeros fueran tan ajenos a lo que ocurría, tan insensibles tan pasotas y egoístas.
Cada poco surge un
caso de lo que se ha dado en llamar
violencia de género. En 2004 promulgan la Ley Orgánica de Violencia de Género.
Alguien muy sesudo pensó que con ella se reducirían drásticamente los casos
pero no ha sido así, la única solución que apuntan todos los políticos
de turno es el endurecimiento de las penas y condiciones de dicha ley. Es de
una torpeza supina pensar que el que está dispuesto a suicidarse después de asesinar va a dejar de hacerlo porque en la ley le pongan más
años de cárcel o más metros de separación de la víctima. Tendrán que hacer algo
más. Si por las bravas solo no se disminuyen los casos puede que sea hora de probar además de las medidas coercitivas otros métodos. Puede que fuera
bueno que además de dedicarse a la víctima, que merece todos las atenciones y seguimiento, hacer junto con las precauciones y medidas pertinentes algo más de cara al maltratador, quien sabe si alguna atención
psicológica, no sé. Puede que este no se merezca nada, me dirán algunos, pero
si se evitan con ello muertes sobre todo sufrimiento de inocentes por qué no
probar. Que nadie me malinterprete, el que la hace que la pague.
Palabras y más
palabras, promesas, palabras huecas que después se quedan en nada. Todos nos
prometen leyes de educación magistrales, leyes que acabarían con el acoso en los colegios, con la
violencia de género, a la hora de verdad todo sigue igual. ¡Pero qué se puede
esperar de unos políticos que no son capaces de comprender que lo importante no
son ellos, ni los partidos, sino todos los españoles! ¡Qué cosa buena puede salir
de los que antes incluso de haber pasado
una investidura, de haber formado un gobierno tienen la desfachatez de
repartirse ministerios, prebendas y cargos!