Mas y Puigdemont. Según es el burro, así tiene que ser la albarda, dicen en mi pueblo |
Pero siempre hay algo que fastidia la fiesta, como
ocurre con el sucesor, el señor Carles
Puigdemont. Basta con oír cuatro trozos
de su discurso de investidura para poder concluir que es un fiel discípulo del anterior, sobre todo en sus afanes separatistas y soberanistas y por ello ya anunció su prioridad de seguir
con la "hoja de ruta hacia la independencia de Cataluña". Además como suele ocurrir en estos casos
bastante chuleta y descarado. "No son épocas para cobardes", ha dicho.
Por lo visto para este tío ir contra de ley y la mayoría de los catalanes es cosa de
valientes.
Nunca he entendido eso de estar
en funciones que muchos asocian como estar poco menos que de florero. Rajoy
ahora está en funciones, no se sabe quién será el próximo Presidente pero
aunque fuere seguro que iba a ser él, también estaría en funciones, lo cierto es que el Gobierno sigue teniendo
todos los mecanismos y el aparato de Estado a su cargo. "Rajoy es un presidente en funciones que hace
declaraciones en funciones", ha dicho Puigdemont, por ello ha concluido que pasa del
Presidente de España porque no le interesa un proyecto que se acaba. Esperemos
que ya que hablan de presidente en
funciones este las ejerza aplicando la
ley con valentía contra estos desertores cuando las circunstancias lo
requieran.
Es curioso ahora esos prebostes
independentistas se han enfadado porque el
Rey no ha recibido a la Presidenta del Parlamento Catalán señora Forcadell, que le debía llevar el nombramiento de
nuevo Presidente de la Generalidad. ¡Pero
no dicen que pasan de España y de sus leyes! Entonces, ¿de qué se molestan? Si es que no es la cuestión que no la recibiera, es que tanto el Rey como Rajoy no
deberían haber firmado para que un tío que
centra su primer discurso en su pretensión de romper España sea el nuevo
Presidente. Esto es un país de locos. No
hay quien lo entienda.
Pero tranquilos que nos quedan
muchos días de "gloria" con los políticos tanto en Cataluña, como en España. No hay por dónde coger tanto egoísmo y mediocridad, tanto
cambio y escasez de miras. Si no fuera porque nos estamos jugando el porvenir y
la vida de todos los españoles, podríamos decir que ni los hermanos Álvarez
Quintero eran tan buenos con sus sainetes.
Tus sugerencias son órdenes para mí, D. Paco.
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