sábado, 23 de enero de 2016

Quieren un acuerdo primero para ellos, para prebendas y cargos

Repartiéndose ya cargos. ¡Que  vergüenza!
En medio de la vorágine que nos toca vivir con nuestros políticos que no son capaces de ponerse de acuerdo para llevar a España a buen puerto, cada día siguen surgiendo noticias que nos demuestran claramente los grandes fallos de la condición humana. Hoy me he parado a pensar en dos de ellas.  
1.- Sigue saliendo en los medios el niño Diego González que con 11 años no vio más salida que marcharse de esta vida tirándose por la ventana de su casa.     
2.- Antes de ayer  en Valencia, una vez más, un hombre de 77 años mata a su mujer de 73 y después se  suicida.
Diego deja escrita una carta estremecedora donde habla  de su infierno diario en el colegio, y por contra su gran amor  y aprecio a su familia. "Os quiero mucho pero me tengo que ir porque es la única forma de no ir al colegio", viene a decir en resumen en su despedida que, por cierto,  al leerla completa, pone a uno los pelos de punta. Fue a mediados de octubre cuando lo decidió todo, desde entonces, primero las autoridades descartan que sea un caso de acoso, de bullying y una jueza archiva el caso. Ahora tras hacer pública la carta salen testigos para decir que efectivamente en el colegio había "compañeros" que le hacían la vida imposible. ¿Cómo puede ser que un niño con una cabeza  tan bien puesta como lo demuestra su carta llegue al extremo de tirar la toalla? ¡Cuántas vejaciones, insultos y demás tuvo que sufrir para no poder aguantar más! Pero sobre todo: ¡Cómo es que todo un  colegio con sus profesores y compañeros fueran tan ajenos a lo que ocurría, tan insensibles  tan pasotas y egoístas.
Cada poco surge un caso de lo que se ha dado en llamar  violencia de género. En 2004 promulgan la Ley Orgánica de Violencia de Género. Alguien muy sesudo pensó que con ella se reducirían drásticamente los casos pero no ha sido así,  la única solución que apuntan todos los políticos de turno es el endurecimiento de las penas y condiciones de dicha ley. Es de una torpeza supina pensar que el que está dispuesto a suicidarse  después de asesinar va a dejar  de hacerlo porque en la ley le pongan más años de cárcel o más metros de separación de la víctima. Tendrán que hacer algo más. Si por las bravas solo no se disminuyen los casos puede que  sea hora de probar además de las medidas coercitivas otros métodos. Puede que fuera bueno que además de dedicarse a la víctima, que merece todos las atenciones y seguimiento, hacer junto con las precauciones y medidas pertinentes algo más de cara al maltratador, quien sabe si alguna atención psicológica, no sé. Puede que este no se merezca nada, me dirán algunos, pero si se evitan con ello muertes sobre todo sufrimiento de inocentes por qué no probar. Que nadie me malinterprete, el que la hace  que la pague.
Palabras y más palabras, promesas, palabras huecas que después se quedan en nada. Todos nos prometen leyes de educación magistrales, leyes que acabarían  con el acoso en los colegios, con la violencia de género, a la hora de verdad todo sigue igual. ¡Pero qué se puede esperar de unos políticos que no son capaces de comprender que lo importante no son ellos, ni los partidos, sino todos los españoles! ¡Qué cosa buena puede salir de los que antes incluso de haber  pasado una investidura, de haber formado un gobierno tienen la desfachatez de repartirse ministerios, prebendas y cargos!




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