Pues
nada que iba yo esta mañana tan tranquilo por la calle ensimismado en mis
pensamientos cuando unas carcajadas unos metros adelante en mi camino me
devolvieron a la realidad. Eran dos
señoras paradas que debían estar en una
apasionante conversación porque cada pocas palabras mostraban su estruendoso
alborozo. Yo iba acercándome a ellas y dos tres metros antes cuando tras la frase
de una comenzaba la risotada de ambas,
me dio la venada y forcé yo también otra carcajada mientras les miraba. Enmudecieron, se
quedaron todas serias. Ahora sí que se me saltó la risa de verdad. No
sé ellas que pensarían pero volvieron a
retomar su charla.
Muchos
científicos han dicho que reírse es bueno para la salud, que contribuye a
aumentar las defensas y el equilibrio, los niños ríen unas 300 veces al día. En Folgoso de la Ribera hay una mujer que
tiene sesiones de risoterapia con
adultos, que llegan allí de muchas partes de España. Por los visto se
dedican a reír más o menos como hice yo
esta mañana: empieza uno y ya los otros se contagian y siguen el rollo. Me gustaría
asistir alguna vez porque claro una cosa es reírse unos minutos y otra estar media hora o una dando risotadas
porque sí, por muy contagiosa que sea.
Tampoco debe ser que estén con carcajadas
todo el tiempo, hay también clases y ejercicios con globos y cosas inesperadas
que a la vez que relajan el cuerpo y la mente pueden propiciar y provocar la
risa. Hace cientos de años ya los chinos aseguraban que la buena salud y los
años que vivimos son proporcionales a
nuestra manera de enfocar y vivir la vida con la mayor serenidad y alegría posibles.
Es
cierto que la vida, no sé si decir que
trae muchos problemas o que es toda ella uno que día a día nos va poniendo a
prueba y hemos de resolver a nuestra manera para poder seguir. No es menos
cierto que con frecuencia cometemos el error de esperar a tener uno grave de salud o de lo que sea para darnos cuenta de lo torpes que somos buscando muchas veces problemas donde no los hay o dándoles la importancia que no se "merecen".
En ocasiones no hay opciones más que para la desazón y la tristeza, pero
dentro de lo posible, lo cierto es que según se tomen las cosas pueden ser más
o menos llevaderas: lo de que se dice de ver botella no medio vacía sino medio llena. El sentido
del humor es un buen arma para caminar, según percibamos la realidad y la
encajemos, dentro de lo posible,
tendremos más o menos posibilidades de superar y relativizar los
problemas, independientemente de que hay científicos que dicen que
aumenta las defensas y mejora el sistema inmunológico.
¿Usted
de qué se ríe? dice Mario Benedetti en
un poema. ¿De qué se ríe señor ministro,
mientras yo como pan duro? Aquí sí que le doy la razón a Benedetti,
probablemente es de lo único que debiera estar prohibido reírse, de los problemas, y males del prójimo.
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