miércoles, 21 de diciembre de 2016
Por favor, no dar mazazos
Cabría
pensar que lo que más transcendería de
esa estancia del Presidente sería precisamente ese discurso o alguno de los
actos desarrollados, pero parece que no, lo que más ha pregonado la prensa,
tanto escrita como digital, ha sido las habilidades del orador Mariano para
manejar el mazo de la Presidencia,
todo porque al parecer no le imprimió a la herramienta en cuestión la fuerza y
el toque oportuno.
Casi
todos los medios hablan de la falta de tino para desarrollar esa función "básica" pero algunos, como por ejemplo el libelo-panfleto "EL PLURAL",
autodenominado periódico digital progresista, de Enriq Sopena, que expone la
cuestión de esta forma: "momentos ridículos en la sede de Naciones
Unidas. Los momentos hilarantes de don Rajoy al frente de Naciones
Unidas no se quedaron ahí, porque el presidente del Gobierno tenía a su
disposición un emblemático martillo de madera como los que usan los jueces de
las películas americanas. Con él, Rajoy demostró un ímpetu digno de un
superhéroe y el primer mazazo a punto estuvo de tumbar la mesa"
Así
que según este libelo, Rajoy hizo el ridículo pero no por sus actos o palabras,
sino por dar unos mazazos más fuertes de lo normal. De todas formas
independientemente de criticar los mazazos podía a renglón seguido analizar el
discurso y demás pero eso parece que no le interesaba. La pregunta es: qué
información y qué consecuencias puede sacar quien lea un periódico como este y
no sepa de qué va.
Lo he escrito en alguna otra ocasión, es patético los medios de información que tenemos, todos escorados a una u otra parte aunque unos más que otros. Ni siquiera los medios públicos como las televisiones autonómicas o la misma TVE se comportan como independientes sino que siempre están apoyando al gobierno de turno. Triste, pero es lo que hay, pero eso sí todos pontificando que son los mejores y la única verdad es la suya. ¡Qué lastima!
Transportes del Río -Isaac y Alvaro- Transportes Gelo.
Lo he escrito en alguna otra ocasión, es patético los medios de información que tenemos, todos escorados a una u otra parte aunque unos más que otros. Ni siquiera los medios públicos como las televisiones autonómicas o la misma TVE se comportan como independientes sino que siempre están apoyando al gobierno de turno. Triste, pero es lo que hay, pero eso sí todos pontificando que son los mejores y la única verdad es la suya. ¡Qué lastima!
Begoña: Mercería y lencería. Atención y precio a su servicio.
Transportes del Río -Isaac y Alvaro- Transportes Gelo.
viernes, 16 de diciembre de 2016
A ver si aprendemos
En nuestro pequeño entorno parece respirarse en
todas partes ya la Navidad, todo son adornos, nacimientos, felicitaciones y
buenos deseos; pero la vida sigue también en estas fechas y también siguen los
problemas, las enfermedades, las desgracias, las guerras. Problemas que muchas
veces parecen inevitables y otras da la impresión que les vamos buscando. Enfermedades y desgracias que la condición
humana lleva a sus espaldas. Guerras que siempre hay quien pretende justificar
pero que en ningún caso pueden tener justificación cuando la mayoría de
la gente que en ellas muere son inocentes.
Tragedia, desolación y caos en Alepo. Imagen diario "El Mundo" |
Puede que en estos casos lo más terrible, no sean los bombarderos tirando bombas de racimo que caen sobre la
población inocente sino el odio y la
falta de respeto capaz de suscitar sentimientos que promuevan y justifiquen tales actos. Los que en otras ocasiones parecían estar tanto en
contra de las guerras parece que ahora se hubieran quedado mudos. Fanáticos
siempre aparecen en todas las guerras y en todas las partes. Nunca se puede
justificar el asesinato masivo de civiles, de niños de gente que estaba o pasaba por allí.
Las naciones poderosas
que no llegan a un acuerdo global en
algo tan necesario como acabar con las guerras y una vez más saltan las alarmas
y la pregunta de que para qué sirve la ONU. Más de 400.000 muertos en esta guerra fratricida, a cientos un día y otro también y sin atisbos
de solución como no sea porque ya no
quede población ni ciudad por arrasar.
Mientras aquí en
España cuando apenas hace 80 años pasamos por algo parecido, hubo unos tiempos
en la transición en que el pueblo se puso de acuerdo para pasar página y lo
habíamos superado y nos habíamos olvidado de juzgar a nadie por aquel pasado,
pero, oh sorpresa, ahora aparecen necios vociferantes que no vivieron nada
de aquello y que quieren juzgarlo y rememorarlo otra vez a su manera. Si es que
no aprenderemos. Claro la culpa mayor la tienen los que se dejan embaucar por
sus mentiras y cantos de sirena. Vivimos en un país en democracia y en paz,
ahora incluso con un gran crecimiento, también con dificultadas y cosas
negativas. No busquemos problemas donde no los debería haber. Educación y
respeto.
Pues eso que estamos
ya en épocas navideñas, que son fechas propicias para reforzar los sentimientos
de paz y de amor. Que deberíamos pensar que más allá de nuestra familia,
nuestro pueblo, nuestra nación; también hay personas que pueden necesitar de
nuestra ayuda, cariño y compresión, como en estos días la población de Alepo.
Begoña: Mercería y lencería. Atención y precio a su servicio.
Transportes del Río -Isaac y Alvaro- Transportes Gelo.
miércoles, 7 de diciembre de 2016
El abuelo murió en casa por Navidad
El abuelo tenía más de 90 años y estaba ingresado. En los últimos años con frecuencia pasaba unos días en aquel lugar para hacer algún "chapuz" y
así poder seguir tirando por su vida. Esta vez probablemente sería la última,
ya se lo había dicho el médico a su hija Lucia: su padre está en el tramo
final, su corazón ya no da más, es como una
vela que se acaba y de la que apenas sale un hilito de luz. Se
acercaban las navidades, probablemente el abuelo no saldría de esas fechas, Lucia
no se lo pensó dos veces: quedaba tan poco tiempo que no merecía la
pena "negociar" unos días más de supervivencia a costa de seguir ingresado, lo mejor era llevársele
para casa en un tiempo tan especial.
Lo había decidido, llevaría a su padre con su familia. Aunque de la salud ya había poco que hablar con el doctor, aquel día le esperó y le
expuso sus deseos de llevarse al enfermo. El médico, un poco sorprendido, no
era esa petición lo habitual en estos casos, mostró al principio su oposición pero pronto
comprendió que la mujer tenía razón: —pues si usted así lo quiere, le prepararé
los papeles para que se lo pueda llevar, los tratamientos de supervivencia que aquí le
damos aunque a su casa algunos no se
puedan llevar quien sabe si la entrega y el cariño los puedan compensar. Con una
ambulancia por medio y unos minutos, no más, ya que el pueblo estaba cerca, Manuel pasó de la cama del hospital a la suya de siempre.
Los chicos ya eran grandes, solo uno quedaba en casa, que además era el encargado de ir al monte
todos los años.
—Mamá, Navidad se acerca mañana te traeré el árbol.
—Lo que tú hagas hijo, pero yo casi paso. Ya ves el Belén que tenemos en casa con el abuelo.
—Mamá, Navidad se acerca mañana te traeré el árbol.
—Lo que tú hagas hijo, pero yo casi paso. Ya ves el Belén que tenemos en casa con el abuelo.
—Mamá pues yo creo que ese un
motivo más para ponerle, será el último que él pueda ver.
—Vale hijo como tú quieras.
—Vale hijo como tú quieras.
Al día siguiente, como todos los años, Lucia con el hijo y el marido que, por lo menos, les daba las faltas; colocaron
la rama de pino lucida y engalanada a la entrada de la casa.
El
abuelo requería muchas horas para estar bien atendido que Lucía estiraba con creces para estar a su lado sentada. Apenas
balbuceaba, pero con paciencia y con amor ella le entendía casi todo. La estaba diciendo algo pero no lo acababa de
comprender. Los destellos navideños se colaban a la habitación del anciano.
—Árbol, luces. —parecía que murmuraba.
—Sí
papá, sí, ya pusimos el árbol.
—Coño, coño, no ver.
—Sí papa, está ahí a la entrada.
—Yo no ver árbol, no veo árbol. —Como muy desasosegado.
—Coño, coño, no ver.
—Sí papa, está ahí a la entrada.
—Yo no ver árbol, no veo árbol. —Como muy desasosegado.
La
familia comprendió que el abuelo sufría porque no podía ver todo aquel "envoltorio", decidieron que la única solución era trasladarlo a su habitación y así lo
hicieron. La mirada antes perdida del
abuelo ahora se centraba minutos, horas, en las luces y todo alrededor. A veces,
hasta incluso, parecía que sonreía. El
árbol ahora era su mayor motivo de los
mínimos comentarios. —Hija luces apagar porque fundir. Y Lucia apagaba un poco
las luces para que se le fuera al abuelo el temor de que se fundieran. Ahora Manuel
se atrevía levemente a señalar con la mano, una luz se había fundido, había que
cambiarla. Parecía como si los graves problemas hubieran desaparecido y todo
girara en torno al árbol.
Sí,
había sido un gran acierto ponerlo en la habitación del abuelo. Había menos miradas perdidas, menos cabezas
cabizbajas, había incluso alguna vez algún atisbo de sonrisa a cuenta de la rama. Puede que hasta
fuera un gran motivo para seguir viviendo. Las Navidades a su fin tocaban, el
abuelo allí seguía a pesar de que el médico había dicho que de ellas no
saldría.
Pero
los reyes les jugarían una mala pasada. El abuelo esa mañana ya no tenía mirada, sus ojos permanecían
cerrados, por más que su hija le hablara. Creo que ha llegado su hora, comentó Lucía
a la familia que pronto se arremolinó en torno a la cama. El abuelo comenzó a
respirar con mucha dificultad, jadeaba. ¡Se nos va! ¡Se nos va! De repente como
en un espasmo abrió los ojos y como hipnotizado, pareció dirigir al árbol su
postrera mirada. El abuelo había muerto. El hijo se abrazó a su madre: ¡Mamá, mejor no pudo morir!
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