En nuestro pequeño entorno parece respirarse en
todas partes ya la Navidad, todo son adornos, nacimientos, felicitaciones y
buenos deseos; pero la vida sigue también en estas fechas y también siguen los
problemas, las enfermedades, las desgracias, las guerras. Problemas que muchas
veces parecen inevitables y otras da la impresión que les vamos buscando. Enfermedades y desgracias que la condición
humana lleva a sus espaldas. Guerras que siempre hay quien pretende justificar
pero que en ningún caso pueden tener justificación cuando la mayoría de
la gente que en ellas muere son inocentes.
Tragedia, desolación y caos en Alepo. Imagen diario "El Mundo" |
Puede que en estos casos lo más terrible, no sean los bombarderos tirando bombas de racimo que caen sobre la
población inocente sino el odio y la
falta de respeto capaz de suscitar sentimientos que promuevan y justifiquen tales actos. Los que en otras ocasiones parecían estar tanto en
contra de las guerras parece que ahora se hubieran quedado mudos. Fanáticos
siempre aparecen en todas las guerras y en todas las partes. Nunca se puede
justificar el asesinato masivo de civiles, de niños de gente que estaba o pasaba por allí.
Las naciones poderosas
que no llegan a un acuerdo global en
algo tan necesario como acabar con las guerras y una vez más saltan las alarmas
y la pregunta de que para qué sirve la ONU. Más de 400.000 muertos en esta guerra fratricida, a cientos un día y otro también y sin atisbos
de solución como no sea porque ya no
quede población ni ciudad por arrasar.
Mientras aquí en
España cuando apenas hace 80 años pasamos por algo parecido, hubo unos tiempos
en la transición en que el pueblo se puso de acuerdo para pasar página y lo
habíamos superado y nos habíamos olvidado de juzgar a nadie por aquel pasado,
pero, oh sorpresa, ahora aparecen necios vociferantes que no vivieron nada
de aquello y que quieren juzgarlo y rememorarlo otra vez a su manera. Si es que
no aprenderemos. Claro la culpa mayor la tienen los que se dejan embaucar por
sus mentiras y cantos de sirena. Vivimos en un país en democracia y en paz,
ahora incluso con un gran crecimiento, también con dificultadas y cosas
negativas. No busquemos problemas donde no los debería haber. Educación y
respeto.
Pues eso que estamos
ya en épocas navideñas, que son fechas propicias para reforzar los sentimientos
de paz y de amor. Que deberíamos pensar que más allá de nuestra familia,
nuestro pueblo, nuestra nación; también hay personas que pueden necesitar de
nuestra ayuda, cariño y compresión, como en estos días la población de Alepo.
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