Estos canarios: ni que estuvieran en el cuadriltero de boxeo. Imag. El País |
El domingo pudimos ver por
televisión la brutal y vergonzosa pelea entre dos padres de un equipo de fútbol
juvenil en Canarias. A un servidor no le ha extrañado nada. Tengo
en la familia chavales que juegan,
veo partidos con frecuencia y la verdad es que las formas y los modos que se dan en la
mayoría de esos encuentros propician sobradamente que ocurran incidentes como ese. Es más, por
ejemplo, en esta temporada he contemplado hasta en dos ocasiones como han tenido que separar a
dos padres porque si no llegaban a las manos.
Está bien que haya emoción, que
se discutan algunas jugadas, que se critique al árbitro cuando se cree que lo
ha hecho mal. Lo que ya no parece tan lógico es que la emoción se transforme en
histeria, que casi todas las jugadas se discutan, que se insulte al árbitro por
un quítame allá esas pajas. Vamos que
más que una liga alevín, cadete, infantil…,
donde lo único que se juega es el prurito de la clasificación, parece que se estuviera jugando algún tesoro
o porvenir. Claro que hay que aspirar a ganar y luchar a "muerte" por estar arriba en la
clasificación, pero dentro de los
límites más elementales de educación y respeto al contrario y al colegiado.
Así que muchas veces casi
prefiero estar desviado del entorno de los padres porque casi siempre hay
alguno que no se da cuenta que estamos viendo el partido y se empeña en
retransmitirle para todos, eso sí
faltando sin necesidad en muchas ocasiones y arrimando más de lo debido
el ascua a su sardina. Pero es que
además si te pones en la bancada contraria también hay opiniones y quejas que casi nunca coinciden con el adversario
aunque sea para el mismo lance o jugada.
Se entendería que esto ocurriera alguna vez pero no con tanta
frecuencia.
En el deporte, como en la misma vida, tan importante o más
que saber ganar es saber perder. El deporte es un buen campo para forjar los mejores valores. Mal ejemplo estamos dando a nuestros chavales
buscando siempre con tiquismiquis problemas donde la mayoría de las veces nos los hay, mucho peor faltando a la
verdad, la educación y el respeto. Porque
al final todo ello lo que da claramente a entender es precisamente que hay
muchos que fallan en algo tan elemental
como: saber perder.
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