El multimillonario Rockefeller: "Siempre he tratado de convertir cada desastre en una oportunidad". La vida nos depara alegrías y tristezas, "triunfos" y "desastres". No nos debemos poner tontos con los éxitos y mucho menos, hundirnos con los fracasos. Además, como casi todo en la vida, depende cómo y cuando se analicen las cosas cambiará la calificación asignada en cada caso. Las malas rachas, los fracasos, hasta las desgracias, pueden ser y son, muchas veces, el revulsivo para lograr metas que compensan con creces los desastres anteriores.
Estos días se habla de la posible venida a España del Rey Juan Carlos, también de la complementaria que ha hecho para regularizar su situación fiscal con Hacienda, por ello a tenido que ingresar 678.000 euros. Muy mal por el Rey emérito. Como era de esperar los cuervos siempre están a ver donde puede haber carnaza y han salido los de Podemos de la guarida a meterse con él, de paso con la monarquía y Felipe VI. Sin ruborizarse ni nada, ahí tenemos en primera fila a Echenique, el que defraudaba al fisco por no dar de alta a su asistente, Monedero, que tuvo que hacer una complementaria por los más de 400. 000 euros que no había declarado, Iglesias, que pagaba a algunos de sus empleados de la Tuerca en negro... Los que tienen en sus filas gentuza con toda casi toda clase de delitos: despellejando a Juan Carlos. ¡Menos morro y un poquito de vergüenza! Pero ya se sabe: donde no hay es tontería pedir.
Son muchos los que asocian tener más y más dinero con el éxito y cómo decía el viejo cura sabio de mi pueblo, don Ramón: mientras más tienes más quieres, así que nunca llenas la barriga y se acaba convirtiendo amasar fortuna como la única meta importante de la vida. Pero un buen día puede llegar el "fracaso" y quien sabe si acompañando a este el revulsivo para comprender que aunque el dinero puede ser necesario en unos mínimos, nos hace esclavos e infelices cuando lo ponemos como meta.
Los hay que corren como locos tras el dinero, otros tras el poder, otros las apariencias, la fama... El gran dramaturgo inglés Oscar Wilde: "caminando por la vida comprendí que lo importante no es lo que uno tiene sino lo que uno vale". Sobre todo, pienso yo, lo importante es intentar sacar el mejor y mayor provecho a lo que se tiene, porque ya hemos oído más de una vez, que no es más feliz quien más tiene.
Ya ves tú qué necesidad de dinero tendrá Juan Carlos para meterse en fregados que lo único que le han propiciado son problemas. Me imagino las veces que se habrá tirado de los pelos por caer en esa trampa, pero ahí está y con los carroñeros lanzados en tromba contra él. Lo peor de todo es que a las alturas de la vida en que se encuentra no sé hasta donde puede compensar positivamente el desmán cometido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario