jueves, 4 de febrero de 2021

Dijo la sartén al cazo

La Tierra está dividido en países, naciones. Cada nación, cada estado tiene sus leyes, más o menos acertadas o justas, según quien lo mire y según como se mire. Lo cierto es que cuando uno vive en un determinado país, tiene dos opciones: entrar en el engranaje de la sociedad y acatar sus leyes o hacerse anacoreta, retirarse fuera de la circulación y vivir totalmente apartado en la medida de lo posible. Se podría considerar una tercera opción: estando en la sociedad, pero viviendo en el lumpen de un modo marginal como mendigo o sencillamente transgrediendo la ley.

Los estados tienen la función de proteger a sus ciudadanos con atenciones y servicios públicos que en la mayoría de los casos a nivel familiar o local, no se podría hacer -construir una carretera, hacer un hospital-. Pero para que las cosas funcionen es necesario que se dote de unas leyes, que lo mismos ciudadanos, si se tratara de un país democrático, por los cauces reglamentarios han de promover. Por su parte, esos ciudadanos como miembros de ese estado, tienen derechos y obligaciones. Derecho a todos los servicios que en función de la legislación y las circunstancias, deben aplicarse a cada persona  y solo una obligación que en realidad se transforma en muchas. Es la obligación de cumplir la leyes.  

Lo que no es de recibo es que el estado exija cumplir las leyes, pagar impuestos... y no cumpla con sus obligaciones de justicia buen hacer en el desempeño de sus funciones. Tampoco es aceptable que los ciudadanos se escaqueen de sus obligaciones y se permitan pedir al estado que cumpla con sus funciones.

Estos días ha habido una gran polémica a propósito de los llamados youtubers, que son chicos que viven de sus apariciones en Internet, apariciones que atraen a mucho público y, por ello, alimentan mucha publicidad que significa mucho dinero para estos. Algunos de los más famosos de estos han decidido trasladar su residencia a Andorra donde pueden pagar vía impuestos un 10% de sus ingresos a diferencia de un 47% que pagarían en España. Por ello, muchos se han hartado a llamarles de todo, que son insolidarios, que no es justo lo que hacen. Incluso ha habido un tal Javier Ruiz que en la 4 TV dijo que él con los demás españoles pagaba a sus padres las pensiones. 

Pues no, señor Ruiz, usted no paga a sus padres las pensiones, sus padres tributaron durante años a la Seguridad Social y tienen derecho a esas pensiones. Los podemitas también se han puesto las botas criticándoles y eso que su portavoz no pagaba la seguridad social de su asistente y eso que Monedero tuvo que hacer una complementaria para que no le enchironaran por no declarar bien más de 400.000 euros que cobró de gobiernos sudamericanos, por hacer casi nada y también he aquí a Irene Montero, Ministra de Igualdad, que sale hoy publicado que  pagaba a su niñera con los fondos del partido y los chanchullos de financiación ilegal del mismo partido. Encima,  como Gobierno y en las circunstancias actuales; subiendo impuestos.

Antony Garner. Elperiodico.com

Pero, como tienen más morro que un oso hormiguero,  ponen a parir a estos chicos que tienen derecho, dentro de la ley, a buscarse la vida donde crean conveniente, además casi todos  los ingresos les vienen de publicidad de fuera de España. Pues yo diría que me llamen lo que quieran que cuando lo hacen precisamente esos, me sentiría más justo y acertado en lo que he hecho.  Claro que preferiría que pagaran aquí, sabemos que es necesario pagar impuestos. Paguémoslos; pero fastidia bastante cuando tanto nos cuesta, pensar que mucho de lo recaudado vaya a parar al fraude y la malversación de los que encima pretenden aparentar que van de honrados.

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