Un tertuliano de esos que van pontificando por todas las televisiones ayer decía: Cataluña bien vale una mesa. Se pensaría que era muy original la frase pero a mí me parece una estupidez. Cataluña y los catalanes merecen muchas cosas buenas, lo que no merecen es que por culpa de cuatro sinvergüenzas/vividores se esté hundiendo en un marasmo social y económico. Sí, esos mismos que dicen que se sientan en la mesa para arreglar el problema catalán. Separatistas, golpistas y delincuentes por un lado y por el otro, miembros del Gobierno de España, traicionando a los españoles, cuando intenta pactar con los que la quieren romper y beneficiando a quienes están haciendo tanto daño.
De besugo a besugo. Imagen de 20minutos |
Pues ahí siguen con el raca-raca: unos pretendiendo elucubrar su grandeza y los otros oyendo la monserga y dándoles de vez en cuando algún caramelito económico o legal para que no se enfaden mucho y les sigan apoyando en el gobierno. Yo, a veces, imagino que pasaría si tuviéramos un gobierno decente y competente que simplemente dijera a los golpistas: señores en España nos regimos por una constitución aprobada mayoritariamente por todos los españoles, donde se dice que es una e indivisible y que la soberanía nacional reside en el pueblo español, si no lo entienden es su problema y si ahora no les gusta ahí tienen la puerta.
Así de sencillo y de claro. Cuando se metió a toda esa banda en la cárcel había mucha gente que decía: ¡La que se va a armar! A la hora de la verdad, unos impostores y unos cobardes; no pasó nada, pasaron unos años en la cárcel y allí seguirían algunos más, si no fuera por un gobierno incompetente y que además es capaz de vender a su madre con tal de seguir gobernado, como se está viendo en tantos casos. Un ejecutivo con un presidente al frente totalmente amoral e indecente y acompañado por una recua de pelotas, vividores... dispuestos a decir a todo sí bwana.
Y lo que, para un servidor, casi es peor: unas televisiones, unas radios, unos medios, donde aparecen los comunicadores: Ferreras, Maraña, Cintora, Wyoming, Pastor... a justificar y aplaudir a su jefe Sánchez, tal vez para que suelte a sus empresas alguna mamandurria. Con todo ello resulta que pareciera que Cataluña fuera una autonomía perjudicada cuando no es así, que todos los catalanes fueran independentistas cuando son menos de la mitad, que la única solución fuera negociar. ¡Pero negociar el qué, si España es de todos los españoles! Por suerte todavía somos muchos, muchísimos, los que creemos en la Constitución y en España y confío que algún día cuando este gobierno infame acabe sus días, las aguas regresaran a donde estaban cuando hicimos nuestra carta magna.
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