Los primeros pendones nacieron como un símbolo de distinción individual a partir del siglo X y hasta el XIII; los caballeros colocaban su pendón en lanza para dar a ver su alcurnia y categoría. Los reyes, más tarde, también llevaban su pendón real portado por el alférez que iba al lado del monarca. Pasado un tiempo, los soberanos comenzaron a dar pendones a los municipios. Siempre el pendón representaba un gran signo de honor y distinción, por eso cuando a veces en un enfrentamiento se perdía, la recuperación era un fin primordial y cuando se conseguía, solía dar lugar a la implantación de una gran fiesta. En el antiguo Reino de León (León, Zamora y Salamanca) se usan para representación de las localidades en romerías y fiestas de carácter religioso o civil.
Mí pueblo, Palazuelo de Eslonza, también allá por mediados del siglo XVIII tubo su pendón, pero por esas vueltas que da la vida, actualmente ya no existía, se había perdido en el tiempo. Con ocasión de unas subvenciones que daba el Instituto Leones de Cultura a las juntas vecinales para recuperación y rehabilitación de pendones, vimos la posibilidad de hacernos por fin con uno. Pero había un problema, no se trataba de subvenciones para hacer cualquier pendón nuevo, era para los que ya existen o hubieran existido y se hubieran perdido.
Con esos datos nos ganábamos el derecho a la subvención. El archivero Ceballos nos hizo una gran labor y un gran favor al hacer un informe de como debió de ser y como debía de trasladarse al recuperarlo. Las monjas Carbajalas, Sor Araceli y Sor Mónica; se encargaron de la confección del mismo según dicho informe, con todo rigor y Plastimolvi/Justino, de la vara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario