sábado, 29 de abril de 2017

Arrasado. Es lo que hay...

El miércoles caminaba alegremente entre los árboles que tenemos para el consumo familiar. Era una auténtica gozada ver lo pletóricos que se encontraban rebosando de vida y frutos por todas partes dispuestos a ofrecernos una buena cosecha. Mientras les contemplaba iba pensando: a este manzano le sobra más de la mitad de la fruta pero mucha todavía se perderá, este membrillar no puede cargar con tanto tendré hacer una selección... Todos me ofrecían grandes promesas y el único problema visible era que muchos de ellos pretendían demasiado. 

Todo arrasado
Hoy me he acercado de nuevo hasta la tierra, iba avisado de lo que me podía encontrar. Ya de lejos vi los nogales quemados, los cerezos negros… Me fui acercando poco a poco como con miedo de tener que aceptarlo, llegué al primer manzano: no puede ser está abrasado, pero si tenía ya manzanas como avellanas, con el ciruelo y el cerezo me pasó lo mismo, ya no quise ver más me di la vuelta. ¡A tomar por el culo! !Para esto tanto podar, regar, cuidar! No sí si volveré a hacerlo más, pensaba mientras me iba alejando. Casi siempre hay heladas y problemas a destiempo pero también casi siempre siguen quedando más o menos frutos pero es que ahora no quedó nada. 

Hay que resignarse, hay males mucho peores. —Me decía un vecino. 
—Por supuesto, ya lo . 
Contra la naturaleza, nada se puede hacer. 
Ya, pero por lo menos tendremos derecho a revelarnos, a cabrearnos, a desahogarnos. 
Después comentamos que, había gentes que vivían de esto, que habían perdido la cosecha de sus viñas, sus frutales, que lo habían perdido todo y me di cuenta que probablemente renegaba demasiado.
Es importante la pasta que se puede uno ahorrar en comprar fruta pero mucho más importante es la ilusión de cuidar y ver crecer esa fruta, de comer lo que tú has cultivado, de acercarte en cualquier momento y saborear in situ, cual si fuera uno casi un dios, cualquiera de esos manjares. 

Pero… los árboles, que son seres vivos, no solamente no tienen la culpa sino que son los primeros y grandes perjudicados. Así que de nuevo ya lo tengo claro: el año que viene, si por aquí andamos, les seguiré podando, les seguiré regando, les seguiré mimando si cabe aún más, porque estoy seguro que en lo que de ellos depende, si pueden con creces me van a compensar. 

2 comentarios:

  1. Pues claro que si ... es una pena por supuesto, pero peor para los que viven de ello, es muy lamentable. No te desanimes porque lo de éstas dos heladas, hacia no se cuantísimos años dicen que no había pasado ... así que mucho ánimo y a seguir cuidando del entorno ... éste año intentaremos comprar lo que podamos dependiendo de su precio y de donde nos lo traigan :-);-)
    Dolo

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  2. Con las fuerzas de la naturaleza (Dios), poco o nada se puede hacer.
    Gracias. saludos.

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