Juan y Pedro

Son dos personas y dos casos reales que conozco bien, aunque para contarlo ponga dos nombres imaginarios: Pedro y Juan.

Juan de familia humilde apenas fue a la escuela, ha trabajado desde la adolescencia, toda la vida un obrero competente y responsable, ahora con más de 40 años de cotización a la Seguridad Social, está  jubilado, cobra, como es justo, el 100% de su base reguladora  y vive holgada aunque modestamente como la hizo siempre.

Pedro es hijo de clase media alta, estuvo en la universidad varios años pero no logró acabar su carrera, sus padres tenían un negocio que iba viento en popa y el gozaba de toda suerte de vacaciones y prebendas, hasta que  le pasaron los trastos y como más que el trabajo era la buena vida lo que le interesaba; el negocio pronto se hundió y se quedó en la estancada, por lo menos aún conservó la casa que había heredado. También está jubilado pero cobra una mínima pensión porque sus cotizaciones además de ser por las bases más bajas, apenas llegaron a los 15 años.

Ahora Pedro asiste a todas las manifestaciones de pensionistas y se pone en primera fila a gritar porque considera que tiene un pensión indigna. Juan, sin embargo se considera razonablemente recompensado, pero si mirásemos el empeño en buscar esa pensión, las cotizaciones; la diferencia entre Pedro y Juan debería de ser aún más a favor del último. La pregunta es, ¿hasta donde el Estado debe arbitrar y compensar esas diferencias aunque puedan parecer injustas?

Publicado en chisteseimagenesgraciosas.com

Hay muchas pensiones muy bajas  y no precisamente por no haber trabajado sino en muchos casos por tener sueldos de miseria  y en otros por haber sido explotados sin ni siquiera ser dados de alta en la S.S. Hay pensiones de vuidedad con las que la gente más que vivir sobrevive como puede. Este día en el debate a tal efecto, anunció Rajoy que las subiría en estos dos casos y es justo que así sea.

Es un conjunto de circunstancias a tener un cuenta  que convierten el tema  de las pensiones en un equilibrismo difícil entre lo que se puede y lo que se se debe, lo justo y lo injusto, lo aconsejable y lo deseable.  Lo que está claro es que presumir el Gobierno de que las sube un 0,25%  es tomar el pelo a los pensionistas y eso no se puede consentir.