Dormía en el suelo junto a su ama |
Con el ciego Almudena |
Decía en mi anterior post, hablando de la novela de Pérez Galdós Misericordia, que la protagonista Benina, es la criada que llega a pedir para alimentar y cuidar a su ama y otras personas necesitadas. No tiene nada, vieja y remendada por todas partes, solo motivos para sentirse triste y desgraciada. A pesar todo, con su vivir a salto de mata, transmite ilusión y ganas de vivir cada día como una aventura más. Sus ansias de ayudar a los demás le hacen dejar en segundo plano a su persona. La gente de su entorno no entiende cómo puede esa mujer vivir con esa paz y esa bondad, a las que no renuncia ni siquiera al final cuando la señora Paca, su ama, por la que más había pedido y luchado, no cumple con la promesa de llevarla a su lado, la deja tirada, ahora que por una herencia ha salido de la miseria. Benina, no por ello se siente rencorosa, frustrada o amargada; ella sigue viviendo en su remanso de amor y entrega con su amigo ciego Almudena en su afán de estar para ayudar a los más necesitados.
No pasa de ser el relato de una novela, si bien parece ser que el autor escudriñó durante años en la vida de personas del Madrid de aquellos tiempos, con lo cual hay quien asegura que algunos de los personajes son calcados de la realidad. Realidad que puede que no tan zarrapastrosa y mísera, todavía hoy aquí se da. Ya no digamos en otros países donde el hambre y la miseria llevan a la muerte a miles de personas, la mayoría niños. Todos muy pendientes de sacar a Julen del pozo al que cayó, lo cual está muy bien, pero bastante olvidados de esos que un poco más lejos de nosotros. mueren de necesidad cada día.
Creo que hay ocasiones en que deberíamos revisar la "escaleta" de nuestra vida porque:
Es un juego en el que si no apostamos perdemos de antemano.
Una historia en la que podemos, al menos intentar, que tenga un buen final.
Un despertar cada día con ansias de vivirla.
Un luchar por conseguir llegar a unas metas.
Un levantarse de la caída para seguir adelante.
Un parar para recuperar fuerzas.
Un "saborear" las cosas buenas y bellas.
Y es que la vida pasa demasiado de prisa como para:
Esperar al mañana sin aprovechar el hoy.
Despilfarrarla con drogas y mentiras.
Entretenerse en odios, prejuicios y remilgos.
Es demasiado importante:
Para no plantearse de antemano lo valioso y la banal.
Para perder el tiempo en embaucaciones y promesas falsas.
Para desperdiciarla buscando solo rentabilidades tangibles.
Cada persona es un mundo, oímos con frecuencia. Cada uno con sus metas e ilusiones. Benina era feliz en su miseria. Lo que oímos muchas veces a las personas que dedican su vida a los demás es que son compensados con creces aunque no de forma material.
No hay comentarios:
Publicar un comentario