martes, 5 de noviembre de 2019

Hay que votar

Llegó el debate, pasó y aquí seguimos igual con estos pelos y sobre todo con bastante cara de espasmo por lo que hemos tenido que oír. Dice hoy el gran columnista de ABC, Ignacio Camacho, que los candidatos parece que estaban buscando el voto de los tontos, por los razonamientos, exposiciones y silogismos vacuos, repetitivos y simplones que utilizaron. Servidor está bastante de acuerdo con él pero, con permiso, aquí queda mi humilde opinión.

Pedro Sánchez, estuvo a su altura, no física, sino con las alegaciones  y contradicciones  de costumbre. Una vez más sin cortarse un pelo,  dijo que la culpa de no formar gobierno era de los demás y sobre todo de Iglesias que no había querido pactar tras ofrecerle una vicepresidencia y dos ministerios, pero no pasaron ni diez minutos cuando dijo lo contrario: no podía formar gobierno con los podemitas porque había personas y cuestiones de estado infranqueables. El de "no es no" con Rajoy, que tuvieron que echarle del partido, para poder abstenerse y que se formara gobierno; ahora dice que debería facilitarse que gobernase la lista más votada. Eso sí: fuegos artificiales a costa de los presupuestos prometiendo hasta emancipaciones de los jóvenes a los 20 años. Debió de ser confusión porque a la medio hora puso el tope en los 30. Se atrevió hasta a decir: "nada más fuerte que la verdad". Manda...
Discurso torpe y leído la mayoría de las veces, atreviéndose hasta a acusar a los demás de corrupción, el de la tesis fraude y del partido mas corrupto, al menos en cantidad monetaria.

Pablo iglesias, como siempre pretendió dar lecciones de ejemplaridad, llegó incluso a llamar ignorantes a sus adversarios. Se puso de madre superiora intentando marcar lo que los demás debían debatir. Habláis mucho de Cataluña, les decía. Otro que habló de corrupción, de sobres en los demás partidos, sin reparar en la financiación del suyo de Venezuela. Debía llevar un mandato de su pareja, Irene Montero, porque la sacó  a cuenta de lo que se habían dicho ella y Álvarez de Toledo en un debate anterior, o puede que simplemente quisiera ayudarla porque la vea incapacitada para defenderse. Sermones de vivienda, bancos, eléctricas... Lo de siempre, pero él en su casoplón, con un crédito muy beneficioso de un banco, con vivienda hasta para invitados en su mansión y piscina de tropecientos metros. Al final el minuto de oro, sería porque no tenía nada importante que decir; lo gastó emulando la historia de un presunto trabajador minusválido.

Albert Ribera, intentó, como otras veces, sacar sus conejos de la chistera, pero debería darse cuenta que ya no tienen el efecto de una primera vez. Pretendió basar sus apoyos en cuatro temas, la familia, los autónomos, Cataluña, Torra... Dijo que una familia mono-parental con un hijo debería ser considerada familia numerosa. Oiga, a esa familia dele las bonificaciones que crea oportunas pero, por favor, póngale otro nombre no la llame numerosa. Yo me resistía a creer que iba a bajar tanto como pronostican las encuestas pero viendo el debate, ya no sé que decir.

Imagen de El Confidencial
Santiago Abascal, tubo un razonable buen debut. Se agarró con fuerza a lo que le diferencia de los demás partidos, sin complejos. Repartió sornavirones a diestro y siniestro: a Sánchez por defender los partidos independentistas con los que pacta, a iglesias por su compadreo con separatista y amigos de ETA, a Rivera por sus cambios, a Casado por el pasado de su partido con independentistas. Todos pretendían "despreciarle" con su apelativo de ultra-derecha,  pero les endosó la realidad de lo mal  que lo han hecho y sobre todo se le vio coherente. 

Pablo Casado, Llevaba su programa y sus números en la cabeza, desbarató muchas de las salvas de Sánchez, haciéndole varias veces morder el polvo, como cuando le preguntó cuantas naciones hay en España o si volvería a pactar con los independentistas y amigos de terroristas, sin obtener respuesta alguna. Creo que estuvo bastante convincente en el minuto final y, a mí al menos, me inspiraba confianza y facha de buena persona, por mucho que Sánchez hasta tuviera la bajeza de meterse con su cambio, por ahora tener barba. Tubo la delicadeza o la habilidad de no entrar más de lo necesario en el cuerpo a cuerpo con Rivera cuando este acusaba, sobre todo de dislates, a su partido. Comía pronto sus tiempos y eso le impedía responder abiertamente a las últimas acusaciones de los demás en cada bloque.

Así que más o menos lo dicho: cada loco con su tema y a río revuelto a ver que pescador se hace con más peces. Más de un lector al leer esto quizá  piense saber a quien voy a votar. Puede que acierte o que se equivoque, porque ni yo mismo lo tengo claro, además en León tenemos más partidos. Lo que sí tengo claro es que HAY QUE VOTAR. 


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