miércoles, 7 de octubre de 2020

La fe mueve montañas

Cuando parecía que empezábamos a salir de este atolladero, los datos, que son siempre muy tozudos, nos demuestran, que volvemos a estar bastante mal, otra vez se están disparando los infectados, los ingresados y también las muertes por este virus fantasma, que lleva más de medio año haciendo estragos. De nuevo, como algunas otras ciudades de España con Madrid a la cabeza, León confinado, aunque no sea un encierro tan fuerte como el de los meses del estado de alarma. Hablas con personas y muchas muestran su desesperanza de que esto vaya a mejor, incluso hay quien opina que puede ser, nuestro final. En estos casos, suelo decir, que hay que ser optimistas, aunque puede que ni yo mismo me lo crea, porque hay razones sobradas para todo lo contrario.

En la escuela de aquellos años, con D. Eulogio de maestro, dedicábamos las tardes de los sábados a la lectura del evangelio que al día siguiente, D. Ramón, el cura, expondría  y explicaría en misa. Todos, los mayores, nos íbamos turnando en la lectura, hasta que decidíamos que ya lo habíamos asimilado y así se lo comunicábamos al maestro, que completaría el tema con algunas preguntas y aclaraciones.  Aquel sábado tocaba leer el evangelio de S. Mateo donde Jesús dice a sus discípulos: "En verdad os digo que si tuvierais la fe del tamaño de un grano de mostaza diríais a esa montaña que se moviera y se movería". A mí con aquellos pocos años este pasaje, me parecía más que otra cosa, un cuento o una leyenda, hasta me daba que el maestro en la explicación no ponía tanto empeño y convencimiento como otra veces, con lo cual, deducía que tampoco él se lo creía.

Pero, independientemente del aspecto religiosos, en el que cada uno es libre para para creer lo que estime oportuno; en el vivir de cada día, la vida me ha venido diciendo a través de muchos años, que ciertamente, la fe en lo que se hace, el convencimiento en el destino,  es un valor fundamental para que se cumplan nuestros deseos. Creo, que con diferentes ejemplos o matices, lo he apuntado en este blog alguna vez más, porque pienso que es una base esencial para caminar por la vida. Es o puede ser decisivo en cualquier aspecto de nuestra existencia, también en el de la salud. Si tenemos confianza en nosotros, en nuestro cuerpo, en nuestras posibilidades; habremos ganado, al menos la primer batalla al infortunio o la enfermedad.

Ya, por supuesto que el optimismo, la fe; no se venden en píldoras pero sí que podemos y debemos intentar encauzar nuestros pensamientos y acciones en orden a conseguirlo.                                 


Saldremos de esta: con muchas secuelas, con muchísimas muertes, (porque una ya es demasiado). Y saldremos, puede que más fuertes, y puede que demos más valor a la vida, a la salud, al amor, al respeto; a las cosas "importantes".


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