jueves, 30 de noviembre de 2023

No tengáis miedo

Me comentaba una mujer un tanto compungida la incertidumbre y angustia que siente ante la situación mundial,  lo que está pasando en España, el futuro negro que se nos avecina. Yo intentaba mermar las grandes catástrofes que ella preveía.                         
— 
Siempre ha habido guerras y desastres. 
— Ya, pero ahora yo creo que estamos en un momento muy malo sobre todo en España. El futuro se complica cada día más y me temo que no acabaremos bien —seguía diciendo. 
— Hay que tener confianza, amiga. Saldremos de esta, no tengas dudas, no tengas miedo.

Juan Pablo II, ha sido para mí, el Papa por excelencia. Pronto empezó a calar en mí la idea de que se trataba de un Papa muy especial. Unos gestos, una cara, que transmitían paz, bondad, esperanza, alegría; sin recovecos ni cortapisas. Esas palabras que pronunció por primera vez, apenas acababa de ser nombrado Pontífice: "No tengáis miedo", han quedado gravadas a fuego en mi mente. La vida, con demasiado frecuencia, nos da motivos para la angustia y el miedo. Nos acorralan las complicaciones, los disgustos y es inevitable que los nervios nos invadan. Las dificultades económicas, los problemas familiares y sociales, la enfermedades graves..., aparecen en cualquier momento. Entonces intentamos agarrarnos a todo lo que nos pueda sacar del hoyo. A las ayudas y experiencias de otros, sus consejos.

De niño/chaval, me gustaba mucho subir a los nidos de pega y aguilucho que solían hacer en lo más alto de los árboles. Ya intuía y sabía que era peligroso y había que andar, en este caso con pies y también con manos de plomo. En la medida de lo posible había que agarrarse a más de una rama por si alguna fallara. En los trances difíciles de la vida, no queda otra que echar mano de todo y de todos. La familia, los amigos, la religión (si se tuviere), porque la solución puede llegar por el cauce más inesperado.

Servidor siempre ha pensado que todos los apoyos y ayudas son formidables pero el imprescindible, el más necesario; es el de uno mismo. Es la confianza en superar el problema. Los familiares, amigos, profesionales; nos ayudarán pero lo fundamental y primero es la predisposición para la superación de uno mismo. Predisposición tanto fisica como espiritualmente de que podemos superarlo, que haremos lo posible con todas nuestro cuerpo y alma y que lo superaremos. Una vez superado las ventajas son grandes para mejorar la vida y afrontar nuevos retos.

Somos propensos a buscar problemas graves donde no hay más que los normales de cada día como la buena mujer con la que hablaba. Mejor valorar con objetividad los hechos  y no desgastar nuestros nervios y nuestras
fuerzas más de lo necesario en los cambalaches de cada día. Es cierto que cada persona es única e irrepetible y tendrá sus circunstancias. El miedo es inevitable en muchas situaciones aunque Juan Pablo II nos hablara de no tenerlo. No nos queda otra, llegado el caso, que afrontarlo junto con lo que lo produce; con todas nuestras armas para salir adelante. 

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