jueves, 15 de febrero de 2024

Pobre gente, muy grandes personas

"Pobre Gente" es el título del primer libro de Fiódor Dostoyevski. Una novela donde se cuentan las desgracias y necesidades de la gente en la ciudad de San Petersburgo del siglo XIX. Situaciones desgarradoras, de enfermedad y falta de todo pero  los protagonistas encuentran motivos para seguir adelante.  Gentes que no tienen para comprar un trozo de pan para el día siguiente y son capaces de dar el rublo que les queda a alguien que piensan  que aún está peor. Un funcionario escribiente que acude al trabajo con traje remendado, una huérfana enferma que cose para sobrevivir, un viejo y una joven que las circunstancias han unido, con una relación epistolar, donde se desborda el amor y la preocupación mutua, se cuentan sus desgracias, se mandan el poco dinero que tienen entre ellos. Un amor que pareciera un tanto platónico pero que es muy real. Alrededor de ellos también la vida es mísera: un tísico que muere joven, personas que no encuentran como llevar el sustento a sus familias. Cuartuchos desbaratados, húmedos, oscuros. Un mundo donde cada día se produce el milagro de seguir adelante por el amor desbordante y la ayuda entre ellos.

Hay numerosos pasajes en la novela en que a uno le conmueve tanta dignidad en la desgracia, tanto entrega en adversidad, tanto amor en el espíritu. Recuerdo que en el pueblo de mi infancia y adolescencia, con todas las distancias, a mucho menor escala pero sucedía algo parecido. La gente se reunía por cualquier motivo, las personas se ayudaban en las tareas del campo, enseguida aparecía voluntarios para echar una mano a quien las circunstancias habían podido poner en un aprieto. El hecho de una simple matanza del cerdo reunía a vecinos y había como una pequeña fiesta saboreando solo el guisado de sangre y sadurilla porque para el resto había que esperar por el análisis del veterinario.

Las cosas han cambiado. Hoy cada uno va más a lo suyo. La gente ya no se une espontáneamente  para ayudarse o pasar un rato de esparcimiento. ¿Qué ha pasado? Es cierto que  la mecanización del campo, la mayor autosuficiencia en muchos campos de la vida, no necesita de ayuda del vecino pero no es solo eso, pienso yo, es mucho más. Hay otros "valores" que cambian las aspiraciones de las personas y por tanto su comportamiento. Se habla hoy  que los jóvenes no tienen hijos porque no es posible económicamente. En los años sesenta hubo una explosión demográfica, se tenían hijos. Entonces no era "necesario" ir de vacacionnes, de cenas, ni pagar letras de coche, porque no lo tenían. Las parejas jóvenes vivían, muchas veces en cuchitriles de alquiler, el acceso para estos a una vivienda nueva era casi imposible. Había que echar horas y horas en la obra, en la fábrica para sacar con unos mínimos a una familia adelante. Probablemente había menos egosimo y más amor.

No siendo comparables las condiciones y los medios de que se dispone para vivir, la gente vive mucho más abrumada, cabreada, despreocupada del vecino y para fastidiarlo más, tenemos unos directores de "banda" que solo saben de enfrentamiento, de división de buenos y malos, de al contrario, enemigo en este caso; ni agua. ¡Cómo cambiaría todo si hubiera, como en algunos tiempos; algo menos de mirarse el ombligo y algo más de solidaridad, de comprensión, de amor. Los protagonistas de la novela de Dostoyeski, desde el punto de vista material, esverdad que son una pobre gente, desde el punto de vista espiritual son  muy grandes y muy ricos.

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