Va pasando la tarde veo caer algunos copos de nieve desde la comodidad de una vivienda caliente y confortable. Me vienen recuerdos de cuando la veía caer a través de unos sencillos cristales amarrados con pequeñas puntas a una vieja ventana de madera. Una cocina de carbón/leña como único foco de calor, lo que hacía que fuera el lugar de la casa para matar un poco el frío. Cuando la familia era numerosa podía haber cola para que uno pudiera meter un poco los pies en el hornillo de la lumbre, mientras los restantes se conformaban con estirar las palmas de la mano sobre la chapa. Llegaba un vecino con su saludo, su resoplido para espantar el frío y enseguida ponía sus manos al corro del calor mientras seguía la charla sobre los problemas y vaivenes de aquella vida. Y de vez en cuando, como para darse ánimos, siempre la misma frase: la nieve es muy buena para el campo.
Pero había otro lugar donde se conbatía el frío: era el establo, las cuadras de las vacas. Con suelo de tierra, paredes de barro, techos de tablas viejas y con frecuencia desencajadas para, en la mayoría de los casos, una pareja o dos de vacas y algún ternerillo. Allí con el calor de los animales, no hacía frío porque además el pajar estaba encima y tapaba con su hierva y paja todas las posible grietas y aberturas. También en el establo en los días difíciles se formaban corrillos de conversaciónes mientras en ocasiones se miraba al que aprobechaba la ocasión para tejer una cesta o escriño, atar una balea, hacer un rastrillo o cualquier otra herramienta para el campo.
Las boñigas de aquellos tiempos eran duras, apenas olían, era un olor muy llevadero que no molestaba. Las vacas estaban siempre secas con apenas unas pajas en sus patas, a diferencia de ahora que en sus granjas, muy sofisticadas y adelantadas, están siempre húmedas, con purines de un olor bastante desagradable. Seguro que si hablaran los animales, cambiarían sin dudar los adelantos de estas granja por el arcaismo y sosiego de aquellas cuadras.
El progreso, sin duda debe ser bueno pero, como casi todo en esta vida, suele tener también sus contras. Progreso sí pero... Con el progreso también es más fácil hacer daño, incluso matar más en las guerras, que a pesar de tanto "progreso", se siguen haciendo. Por tanto adelanto, puede Putin amenazar, cuando se le cruzan los cables, con su bomba nuclear. ¡Hay tantos progresos que sirven para el mal! Si no es más feliz quien más tiene, ¿por qué afanarse en acumular riquezas y "miserias"? En la mayoría de las ocasiones, el saber afrontar y acomodarse a los momentos que vivimos es lo que nos puede hacer más o menos felices. Hoy, por muchos problemas que siga habiendo, hay infinidad de medios para hacer la vida más fácil y alegre que aquellos tiempos de los que hablaba pero ¿es la gente más feliz? Puede, aunque lo dudo.
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