Diógenes, fue un gran
filósofo griego que dicen que vivía en un tonel y sentía desprecio por las
normas sociales. Cuentan que en una ocasión uno de sus discípulos le preguntó:
—Maestro, dinos ¿a qué
hora se debe comer?
—Depende, si eres rico
cuando quieras y, si eres pobre siempre que puedas. —Contestó.
Llevamos días con la
abdicación de Juan Carlos y la
coronación del nuevo Rey Felipe VI. Los medios se han encargado, como es su
obligación, de ofrecernos todos los detalles. Después ya llegan las
especulaciones, el chismorreo, el arrimar cada uno el ascua a su sardina… Ha
habido para todos los gustos, si bien es cierto que parece que es una gran
mayoría la que está encantada con el nuevo Jefe del Estado. Han salido a dar la
nota algunos comunistas y republicanos, pero bueno cuatro gatos y el de la
guitarra.
Ahora los chismes
normales de que si la Nueva Reina iba más o menos guapa, que si Felipe tal y
cual, lo normal en estos casos. Lo que ya no es normal es que vaya gente a un
acto tan transcendente como este para dar la nota, como si no tuvieran otro
tiempo y momento de hacerlo. Me estoy refiriendo a Más y Urkullu, los
mandamases de Cataluña y País Vasco que por lo visto de educación saben poco
porque cuando los demás se dedicaban a aplaudir el discurso del nuevo Rey, ellos
miraban a ninguna parte mientras sus
extremidades superiores permanecían inmóviles.
El gran filósofo Diógenes |
Inmediatamente después
el Más convoca una rueda de prensa para desbarrar y criticar que Felipe VI no
hablara de las "naciones de España". Es que si no es el protagonista este tío no
vive. Ya hace falta ser egocéntrico para no darse cuenta que no era el momento. Ya me dirán que se puede esperar de esa persona. Por el contrario cuando pasó
en la recepción a saludar a los Reyes, Felipe le habló en catalán, aunque no sé
por qué hay que ser educado con quien no lo es. Puede que muchos de los problemas
separatistas sean precisamente por eso: por obrar con educación y generosidad,
con quien no se lo merece.
Un nuevo Rey, una
nueva etapa, pero la vida particular de cada uno sigue, con sus historias y sus
problemas. Creo que dadas las circunstancias y la preparación del hasta hace
poco Príncipe, es lo mejor, más práctico
y económico para España, pero que nadie espere milagros; como no resolvamos
nosotros nuestros problemas el Rey poco va a poder hacer porque con rey o con
república, como dijo Diógenes: los ricos pueden comer cuando quieran y los
pobres cuando puedan.
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