jueves, 5 de junio de 2014

Lo bailao

Estábamos de tertulia en la barra del bar mientras tomábamos nuestras correspondientes cañas y sus apetecibles tapas.  La bebida ya empezaba a hacer de las suyas y las fanfarronadas  y batallitas pasaban de uno a otro. 
— ¡Qué tiempos aquellos que ya no vuelven!  —Comentó alguno.
—A mí que me quiten lo bailao. —Le respondió otro.
—Lo vivido, lo bailao, no hace falta que te lo quiten, lo tienes ya bien quitado, es pasado y agua pasada no mueve molino. — Remató el primero.

Es cierto hay personas que usan mucho esa frase: "que me quiten lo bailao" y lo usan con un sentido de vivencia de ahora más que  de pasado;  como si eso fuera fundamental en el momento actual.  Yo creo que el compañero respondió muy bien, porque efectivamente lo  que ya está vivido, está bien quitado, y como continuó diciendo aquel: las merendonas y panzadas de entonces no te van a quitar el hambre como no tengas algo para comer cada día.

Alguien,  que aunque sospecho  no sé quién es,  me ha dicho en estas  páginas que me aferro al pasado demasiado, que siempre me fijo en lo que fue y como fue. (Aprovecho para decir que os agradecería que si ponéis comentarios dijerais quien sois) Como ya le contesté, este blog  nació pensando en contar un poco la vida,  la historia de los pueblos, de mí pueblo, y la historia es pasado. Eso no quiere decir que uno se agarre al pasado.  Después sin querer han venido sucesivos post y comentarios, donde por otra parte se puede comprobar que no es así.

Galileo Galilei: tengo los años
que me quedan por vivir. 
En una ocasión a Galileo Galilei, astrónomo, filósofo, matemático y físico italiano, le preguntaron que cuantos años tenía y él contestó: yo tengo los años que me quedan por vivir porque los que ya viví ya no los tengo. Es cierto. Si se contara así, muchas mujeres en vez de quitarse años, se lo pondrían y también muchos hombres. Claro que lo malo que tiene es que nunca se sabe a ciencia cierta lo que a uno le puede quedar. Como le  oí una vez a D. Higinio: nadie es tan joven como para tener asegurado un año de vida más, ni tan viejo como, solo por razón  de la edad, no poder vivir un años más.

La historia cuenta, por supuesto, el pasado está ahí y es importante en lo posible aprovechar, aunque solo sea para no caer en los mismos errores en el futuro. Pero lo tangible, lo real, lo cierto, la vida en sí misma es el presente. Ese presente que nos va transportando de ola en ola, de día en día, camino de la playa sin retorno, de la orilla de nuestra vida.

1 comentario:

  1. Hola Ceferino

    Hacía mucho, demasiado, que no tenía el placer de leerte, ¡¡¡eres un fenómeno!!! Diré en éste comentario, que la historia se repite, por ello debemos estudiarla y analizarla, esa es la única fórmula para tomar decisones con sensatez, que no infalibles. Siento profundamente, el ostracismo que sufren las letras, hay demasiada gente que las tratan como a un bicho raro, sin darse cuenta, que son la esencia misma de la sociedad y que sin ellas, por muy avanzada que esté la tecnología, estamos avocados al colapso.

    Un abrazo fuerte y enhorabuena por tu blog.

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