Estábamos en clase de religión, don Laurentino, el viejo cura encargado de
esta, sacó a Felipe a dar la lección, apenas había comenzado a hablar este
cuando el profesor le interrumpió bruscamente diciendo: ¡Ya aspienzas mal
Celipe! Y la frase quedó gravada para
siempre y a Felipe que era un excelente estudiante se la recordaban cada poco.
El sábado pasado Pedro Sánchez ha sido proclamado Secretario General del PSOE, después de haber resultado ganador en unas primarias en competición con Madina y Pérez Tapias. Muchos, además de los socialistas que por eso le votaron, pensábamos que era el mejor de los tres. Nunca sabremos lo que hubieran hecho los otros dos de haber ganado, pero lo cierto es que el ganador, sin apenas haber estrenado el cargo ha dejado ya bastante que desear.
No está bien prometer una ejecutiva integradora, como aseguraba en su campaña y después dejar a sus contrincantes fuera de ella.
Deja bastante que desear que, incluso antes de haber sido nombrado oficialmente Secretario General, ya obligara a los eurodiputados que rompieran un pacto que había en la Eurocámara y no votaran a Juncker, como Presidente de la Comisión Europea, lo que de momento ya le supuso que no acudiera ningún representante europeo a su proclamación como Secretario General. Quijotada como aquellas de Zapatero de no levantarse al paso de la bandera americana.
Tampoco es de recibo que después de cacarear en aquel debate a tres su apuesta por elecciones primarias en noviembre para la elección del candidato a la Presidencia del gobierno, ahora se olvide de ello.
Por supuesto es una necedad hablar de echar a Rajoy (59 años) por viejo, como bien se lo han recordado periodistas como Raúl de Pozo o Arcady Espada.
El sábado pasado Pedro Sánchez ha sido proclamado Secretario General del PSOE, después de haber resultado ganador en unas primarias en competición con Madina y Pérez Tapias. Muchos, además de los socialistas que por eso le votaron, pensábamos que era el mejor de los tres. Nunca sabremos lo que hubieran hecho los otros dos de haber ganado, pero lo cierto es que el ganador, sin apenas haber estrenado el cargo ha dejado ya bastante que desear.
No está bien prometer una ejecutiva integradora, como aseguraba en su campaña y después dejar a sus contrincantes fuera de ella.
Deja bastante que desear que, incluso antes de haber sido nombrado oficialmente Secretario General, ya obligara a los eurodiputados que rompieran un pacto que había en la Eurocámara y no votaran a Juncker, como Presidente de la Comisión Europea, lo que de momento ya le supuso que no acudiera ningún representante europeo a su proclamación como Secretario General. Quijotada como aquellas de Zapatero de no levantarse al paso de la bandera americana.
Palabras, palabras... |
Tampoco es de recibo que después de cacarear en aquel debate a tres su apuesta por elecciones primarias en noviembre para la elección del candidato a la Presidencia del gobierno, ahora se olvide de ello.
Por supuesto es una necedad hablar de echar a Rajoy (59 años) por viejo, como bien se lo han recordado periodistas como Raúl de Pozo o Arcady Espada.
Cuando gobernaba Zapatero, Sanchez aseguraba que había que hacer recortes porque lo primero era atacar el déficit. Otro cambio más de gabardina.
Oiga, si nombra usted el caso Gürtel, en su discurso, lo coherente es que no se olvide del atraco multimillonario de los ERE de Andalucía. Proponer a Manuel Chaves y Jose Antonió Griñan, para el Comité Federal después del pufo dejado a su paso por la Presidencia de la Junta de Andalucía, no es precisamente un canto a la reforma y la lucha contra la corrupción.
Pues eso que una vez más, como dice la canción: parole, parole parole, pero a la hora de la verdad, los hechos que son los que cuentan, empiezan a ser bastante tozudos y contrarios a lo deseable. Así que igual que D. Lurentino a Felipe, a Pedro Sanchez también: Ya aspienzas mal, Perico.