jueves, 10 de julio de 2014

Pero ¿en qué quedamos?

John Wilmot, escritor satírico: Antes de casarme tenía seis teorías sobre cómo educar a los hijos. Ahora tengo seis hijos y ninguna  teoría. Soraya Rodríguez: Antes de aspirar a la alcaldía de la ciudad de Valladolid pensaba que debía de ser elegido alcalde el de la lista más votada,  ahora he cambiado. Más o menos es lo que se deduce del comportamiento de la actual portavoz parlamentaria del PSOE.

Con tanta corrupción en lo público y aledaños andan los políticos preocupados por su reputación y el PP pretende  instaurar normas de regeneración de la vida pública, entre las que se propone  que alcalde sea el de la lista más votada. Ayer en el Congreso la portavoz socialista increpaba al Presidente Rajoy: no se le ocurra cambiar a ocho meses vista la ley para elección de alcalde. La contestación no podía ser más contundente  y sencilla: ustedes llevaron esta proposición en su programa electoral.

Efectivamente, en el programa electoral de 2004 ya lo llevaba Zapatero, incluso el diputado socialista Alfonso Perales lo defendió en el Congreso allá por  1998. ¿A qué viene este cuento ahora de esta Soraya? No tiene memoria, no tiene vergüenza o sencillamente ve más  fácil llegar a la alcaldía  si no se cambian las reglas para la elección de alcalde. Según ella a ocho meses de las elecciones no se pueden cambiar las normas, pero ¿cuándo para esta sujeta es tiempo de  cambiar? Cuando ella ya sea alcaldesa, puede que en cualquier momento.

ya lo dice el refrán: la cabra
siempre tira al monte.
Pasa igual que con lo de las listas abiertas. Todos son partidarios de las listas abiertas, todos apuestan en sus declaraciones y propuestas por ellas, pero a la hora de la verdad, nadie cambia la ley para llevarlo a cabo. La verdad es que a estas alturas pretender coherencia a los políticos es bastante de ilusos vistos sus comportamientos, pero podrían ser un poco más "elegantes" y sinceros.

No sé si lo ideal sería  que sea alcalde el de la lista más votada porque aunque a primera  vista parece lo justo, tendría problemas para sacar adelante sus propuestas, lo que no es de recibo es  tanto trapicheo y engaño. En vez de sentirse como ofendida en su argumentación; la diputada Rodríguez  lo que debería es  cuando menos, ruborizarse por sus  tejemanejes.

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