Era el día mayor de fiesta en
Garrafe de Torio, la discoteca estaba a tope, con gran despliegue de luz y
sonido, esto hacía que los perros de Paco, que vivía allí al lado, estuvieran
nerviosos y sobresaltados. Como pasaba el tiempo y aquello cada vez iba a más, Paco defensor acérrimo de los animales,
conocedor de que más allá de las doce ese ruido no era legal, llamó a la
guardia civil, que se presentó de inmediato, más para convencer al denunciante
para que aguantase que para atender su
denuncia, pero como este insistía amparándose en la ley, no les quedó más remedio que parar la música.
Grandes protesta e insultos, cuando se
enteraron del por qué, se formaron
grupos para linchar a Paco que amparado
por la guardia civil, se puso a buen recaudo en su casa.
Toda la noche de borrachera. Periodista digital. |
Siempre con la llegada del verano
surge el problema: gente que quiere
divertirse y gente que ha ciertas horas quiere descansar. Pasa con las fiestas
de cualquier pueblo o ciudad y es más acentuado en ciertos sitios de la Costa
Brava, como Lloret de Mar, donde un turismo de jóvenes extranjeros,
especialmente ingleses, pasan las
horas bebiendo, con borracheras, discotecas, ruido y jolgorio
toda la noche.
Dos derechos que se enfrentan:
derecho a divertirse y derecho a descansar.
Lo que ocurre es que el que el que descansa no molesta a nadie pero el
que se divierte, en ocasiones, sí que
molesta y mucho. Se quejan, con razón, vecinos de esas ciudades costeras, de pasar las noches en vela
y tenerse que levantar temprano para ir a trabajar, y no cabe duda que tienen razón.
Además aquí se mete el interés
económico por el medio: discotecas, bares… aseguran que tiene que ser así para que
no caiga la economía de estos pueblos.
Como casi siempre será bueno
contar con la ley pero más aún con la razón. Las fiestas de los pueblos son dos o tres días
al año, y parece lógico que algunos "soporten" el ruido. No vamos a mandar cortar en seco, como Paco, aunque también es
verdad que a partir de ciertas horas
estaría muy bien que bajaran los decibelios de orquestas y discotecas,
sobre todo por respeto a enfermos y ancianos.
Lo de las ciudades costeras que se pasan días y días con esas noches para algunos infernales,
es ya otro tema. Puede haber mucho
dinero por medio pero no es justo ese sufrimiento continuo a tantas gentes. Por otra parte no parece muy moral
lucrarse a base de degeneración y borracheras, debe haber alguna otra solución.
No todo vale.
Hola Ceferino
ResponderEliminar¿No me diga usted que se prodigaba en las fiestas del Torio? Deseo escuchar sus aventuras.
Un abrazo