jueves, 3 de julio de 2014

Día de la liberación fiscal

Allá por 1877 el Presidente del Consejo de Ministros Antonio Cánovas recibió a unas mujeres que iban a pedirle un favor:
—¡Hay, don Antonio! Debe de estar harto de nosotras, porque no dejamos de pedirle cosas.
—Señoras, a mí las mujeres no me molestan por lo que me piden sino por lo que me niegan. —Contestó este con ironía. 

Cualquier motivo es bueno para dedicarle un día en el recorrido anual: día de la mujer, del orgullo gay, del medio ambiente, del vecino, de Internet…  Según acabo de enterarme,  hoy para muchos es el día de la liberación fiscal. ¿A  cuento de qué? Pues parece ser que más de la mitad de nuestros ingresos por el trabajo se nos va por la vía de impuestos.  Vamos, que estamos trabajando más de medio año para Montoro, para hacienda. Así que haciendo un promedio a alguien le resultó  que a partir de hoy 3 de julio será cuando en este año se puede decir que empezamos a trabajar para nosotros mismos y por ello lo del día de la liberación fiscal.

Visto así parece un abuso eso de que trabajemos medio año para el fisco, para Montoro; pero la verdad es que si lo analizamos fríamente no lo es tanto porque más bien lo que hacemos es dar la mitad de nuestros ingresos para que nos lo gasten  y administren conjuntamente con lo de los demás españoles en obras, proyectos y cometidos que uno solo no podría llevar a cabo.

Porque damos un dinero para que sea invertido en salud, en educación, en infraestructuras, en seguridad, en ayudas de los que más para los que menos tienen. No podemos hacer entre cuatro carreteras,  ni hospitales, ni colegios y tantas otras cosas que necesitamos para vivir mejor. Y todo esto que tiene y debe hacer el Estado es importante, muy    importante. Hasta el punto que le dedicamos más  o menos la mitad de nuestro esfuerzo.

Los países modernos se distinguen precisamente por eso, por dedicar muchos impuestos, mucho esfuerzo en labores comunes y sociales. Por supuesto que todo eso lleva consigo una administración, unos funcionarios, unos desembolsos. También todos esos gastos son lógicos y admisibles. Lo que ya no es tan lógico es el derroche, la burocracia exagerada, mucho menos la corrupción y en definitiva, el atraco al pobre ciudadano.

Aquel gran político que fue Maura dijo que no le molestaban lo que le pedían sino lo que le negaban. A muchos, la mayoría nos duele  cuando hay que pagar a hacienda, pero sobre todo nos duele y nos molesta mucho más cuando nos niegan unos servicios en los campos del bienestar social acorde con los impuestos que pagamos, más aún si parte de nuestro sudor es para algunos vividores, incompetentes y sinvergüenzas.  





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