Allá por 1877 el Presidente del Consejo de Ministros Antonio Cánovas recibió a unas mujeres que iban a pedirle un favor:
—¡Hay, don Antonio! Debe de estar harto de nosotras, porque no dejamos de pedirle cosas.
—Señoras, a mí las mujeres no me molestan por lo que me piden sino por lo que me niegan. —Contestó este con ironía.
—¡Hay, don Antonio! Debe de estar harto de nosotras, porque no dejamos de pedirle cosas.
—Señoras, a mí las mujeres no me molestan por lo que me piden sino por lo que me niegan. —Contestó este con ironía.
Cualquier motivo es bueno para dedicarle un
día en el recorrido anual: día de la mujer, del orgullo gay, del medio ambiente,
del vecino, de Internet… Según acabo de
enterarme, hoy para muchos es el día de la
liberación fiscal. ¿A cuento de qué?
Pues parece ser que más de la mitad de nuestros ingresos por el trabajo se nos
va por la vía de impuestos. Vamos, que
estamos trabajando más de medio año para Montoro, para hacienda. Así que
haciendo un promedio a alguien le resultó
que a partir de hoy 3 de julio será cuando en este año se puede decir
que empezamos a trabajar para nosotros mismos y por ello lo del día de la
liberación fiscal.
Visto así parece
un abuso eso de que trabajemos medio año para el fisco, para Montoro; pero la
verdad es que si lo analizamos fríamente no lo es tanto porque más bien lo que
hacemos es dar la mitad de nuestros ingresos para que nos lo gasten y administren conjuntamente con lo de los
demás españoles en obras, proyectos y cometidos que uno solo no podría llevar a
cabo.
Porque damos un
dinero para que sea invertido en salud, en educación, en infraestructuras, en
seguridad, en ayudas de los que más para los que menos tienen. No podemos hacer
entre cuatro carreteras, ni hospitales, ni
colegios y tantas otras cosas que necesitamos para vivir mejor. Y todo esto que
tiene y debe hacer el Estado es importante, muy importante. Hasta el punto que le dedicamos
más o menos la mitad de nuestro esfuerzo.
Los países modernos
se distinguen precisamente por eso, por dedicar muchos impuestos, mucho
esfuerzo en labores comunes y sociales. Por supuesto que todo eso lleva consigo
una administración, unos funcionarios, unos desembolsos. También
todos esos gastos son lógicos y admisibles. Lo que ya no es tan lógico es el
derroche, la burocracia exagerada, mucho
menos la corrupción y en definitiva, el atraco al pobre ciudadano.
Aquel gran
político que fue Maura dijo que no le molestaban lo que le pedían sino lo que le
negaban. A muchos, la mayoría nos duele
cuando hay que pagar a hacienda, pero sobre todo nos duele y nos molesta
mucho más cuando nos niegan unos servicios en los campos del bienestar social
acorde con los impuestos que pagamos, más aún si parte de nuestro sudor es para algunos vividores, incompetentes y sinvergüenzas.
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Hostal, mesón el Gallo, Mansilla de las Mulas.
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