Hay personas, puede que la misma siempre porque no se
identifican, que hacen comentarios a mis
post en este blog y me "acusan" de ser
reaccionario y católico. Hablan del pasado, de nacional-catolicismo, de
simbiosis entre la religión y el poder en los años de Franco, de intentar imponer a los demás, de intransigencia con los que no piensan igual...
Bueno yo no presumo de ser católico pero, por supuesto que no me avergüenzo de ello. Sí,
es cierto, con mis pecados y fallos, lo soy desde que me bautizó D. Ramón, que era el cura del
pueblo, un cura que para mí fue todo un
ejemplo, pero no por los sermones que daba mandándonos a todos al infierno, sino por la dedicación y entrega que ofrecía especialmente hacía los niños. De
otros curas importantes en mi infancia no puedo decir lo mismo.
El hecho de ser católico lo que
me exige es, no precisamente imponer nada a los demás pensando que está uno en
posesión de la verdad, sino todo lo contrario respetar a todo el mundo sean cuales fueren sus creencias, incluso a los que no respetan, aunque eso ya
es otro cantar. En los tiempos actuales, no
concibo la religión adosada a una
forma de estado porque creo en la libertad de las personas y el derecho a tener cada cual sus ideas. Si sintiera que la
religión es impuesta sería un motivo importante para aborrecerla.
Ayer mismo el evangelio no decía
qué buenos los que van a misa o los que cumplen los sacramentos, lo que decía
era qué
bien los que ayudan a los demás cuando tienen hambre, frío,
necesidades. El sermón de la montaña, las bienaventuranzas: bienaventurados los pobres, los pacíficos, los que
padecen persecución etc. Pues cosas como estas, más que homilías o normas de la
Conferencia Episcopal son las que hacen sentirme a gusto dentro de esta religión. Por supuesto
hay otras muchas otras con los que no estoy tan de acuerdo, sería demasiado
estar conforme con todo.
Mucho más que los pensamientos; a mí lo que me
interesan son los hechos, nadie es mejor o peor que otro de antemano, por tener una ideología o religión; por eso
me cuesta aceptar las críticas que solo
se apoyan en eso. No se trata de ser humilde es que sabiendo todos los errores
y fallos que cometo sería absurdo no serlo. Por eso, bienvenidas las críticas, siempre se podrá sacar de ellas algo bueno.