La pradera estaba triste,
la fuente se había secado,
no se ven los pajarillos,
la hierba se ha marchitado.
Entre montes y espesuras,
muy lejos de todo ruido,
nos quisimos con locura,
en aquel lugar perdido.
Tan desfigurado estaba,
cuando pasé por allí,
tan callado tan sin vida,
que apenas lo conocí.
Tal vez en la primavera,
la fuente vuelva a manar.
La pradera reverdezca
y el pájaro quiera cantar.
Y tal vez otra pareja,
que pase por el lugar,
allí detendrá sus pasos,
allí volverán a amar.
Nuestras sendas son distintas,
ya nunca se encontraran,
Tú has bebido de otra fuente,
yo encontré otro manantial.
Nos creíamos los amos
y dueños de aquel lugar,
pero al final no era el nuestro
y tuvimos que cambiar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario