lunes, 19 de junio de 2017

Bodas de oro, vidas de diamante


17 de junio. La noria de la vida, de nuestras vidas,en su órbita imparable, anda ya por la mitad de este 2017. Hoy es un día importante, muy importante para las familias y amigos de Mari y Aurelio, Pilar y Pepe, por eso como los sentimientos son libres y la imaginación lo alcanza todo, queremos, con un recuerdo especial que también estén presentes los que por su edad podrían estar pero se han ido ya… Porque 50 años de matrimonio, de vida en común, son los que hoy nos presentan como un gran aval de valor incalculable, que merece la pena y mucho recordar y celebrar.

Sus infancias y adolescencias cercanos a la posguerra. Tiempos difíciles, de falta de todo , de mucho de nada. Tiempos de calles oscuras, de jergones de paja o con suerte de lana, de calor en la cara al amor de la lumbre y frío en la espalda, de lavar a mano en las frías aguas. Tiempos de miradas tristes, de miedo en el alma. ¡Que tiempos aquellos! De candiles y velas, de noches muy negras, de muchos remiendos. Tiempos de supervivencia más que otra cosa, en muchos aspectos, de pasar página.

Pero nuestros (padres, abuelos) Mari y Aurelio, Pilar y Pepe; lejos de hundirse en el desgraciado paisaje que entonces se les ofrecía: supieron sacar el lado bueno, vivir con alegría e ilusión desbordadas dentro de la escasez, sacar en la dificultad guasa y complicidad para ratos esplendidos. Con aventuras de películas en aquellas motos con tanta velocidad como cariño. Días que muchos de hoy que lo tienen casi todo; tal vez envidiarían. Trabajaron y lucharon para salir adelante y con su juventud y voluntad, claro que salieron. Y llegó un día feliz en que os conocisteis y otro más feliz unió vuestras vidas y … 50 años. 50 años en los que día a día habéis caminado juntos por las más diversas sendas. Tiempos para todo … dolores, alegrías, trabajos, fatigas. Tiempo para crear 5 nuevas vidas: Miguel Ángel, Gema, Abelardo, Isabel, Lorena. Y aquí los tenéis que han hecho ya 5 nuevas familias y os han dado nietos, y por ahora un biznieto, aunque seguro pronto vendrán más. Nietos que tanto os quieren y que, además, tanto necesitan de vuestro cariño y sabiduría.

Pero ya decía, 50 años dan para casi todo, 50 años con las únicas normas de amor y respeto. Amor que os regabais día tras día, respeto y comprensión si las circunstancias así lo exigían.

Ya lo dijo el sabio Platón: "Donde reina el amor sobran las leyes". Y sobre esas sólidas bases lo superasteis todo: travesuras y problemas de los hijos, ansiedades por encauzar bien sus vidas, problemas de andar por casa y otros de mucha más envergadura.

Estaríamos tanto tiempo hablando de vosotros, de vuestras vidas… Bueno para ir terminando. Gracias, muchas gracias. Gracias por las horas de insomnio en la cama mientras pensabais en soluciones para afrontar un duro mañana. Gracias Aurelio, Pepe, padres, por las horas que a vuestro descanso arañabais para poder traer alguna peseta más a casa. Gracias, muchas gracias. Gracias Mari, Pilar, madres, por tantas madrugadas cuidando de nuestras vidas, por tantos fregoteos, por tantas y tan buenas comidas hechas con mucho amor y algunas cosas más. Gracias, muchas gracias. Y sobre todo gracias a los cuatro por el gran ejemplo de amor y de vida , de educación y respeto, que con orgullo intentamos copiar. Gracias, muchas gracias.

Decía André Maurois, que el arte de envejecer es el arte de seguir con la esperanza viva. Pues solo os pedimos que sigáis siendo como sois durante todos los años que Dios os quiera dar.


Y siguiendo vuestro ejemplo:

Un día cuando sea viejo,
si es que a viejo he de llegar.
Cuando el corazón cansado
ya me pida descansar.
Cuando mis torpes piernas,
se cansen de caminar.
Quiero que la sonrisa
no deje en mi de aflorar.
Y sonreír adelante
por lo que he dejado atrás.

Un día cuando sea viejo,
si es que a viejo he de llegar.
Cuando mi voz temblorosa,
cueste trabajo escuchar,
cuando los chicos del barrio,
de mí se pudieran mofar.
Quiero que la valentía,
no me abandone jamás,
porque tal vez más que nunca,
la habré de necesitar.

Un día cuando sea viejo,
si es que a viejo he de llegar.
Cuando mi rostro arrugado,
de mil penas soportar
con mi cuerpo ya encorvado,
de tanto peso llevar.
Quiero seguir luchando,
tal como Aurelio y Mari,
igual que Pepe y Pilar:
porque reine la justicia,
la libertad, la paz.

Bueno la verdad es que, por suerte, vosotros aún estáis lejos de los achaques que se apuntan en esta poesía. Pues permitirme ya, para finalizar, que en torno a nuestros (padres abuelos) Mari y Aurelio, Pilar y Pepe, aunque sea imaginariamente, nos cojamos fuertemente de la mano y así todos juntos: mientras se nos ofrezca un nuevo amanecer, seguir diciendo: ¡Adelante!


Escrito de sus familias






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