Bodas
de oro, vidas de diamante
17
de junio. La noria de la vida, de nuestras vidas,en su órbita
imparable, anda ya por la mitad de este 2017. Hoy es un día
importante, muy importante para las familias y amigos de Mari y
Aurelio, Pilar y Pepe, por eso como los sentimientos son libres y la
imaginación lo alcanza todo, queremos, con un recuerdo especial que
también estén presentes los que por su edad podrían estar pero se
han ido ya… Porque 50 años de matrimonio, de vida en común, son
los que hoy nos presentan como un gran aval de valor incalculable,
que merece la pena y mucho recordar y celebrar.
Sus
infancias y adolescencias cercanos a la posguerra. Tiempos difíciles,
de falta de todo , de mucho de nada. Tiempos de calles oscuras, de
jergones de paja o con suerte de lana, de calor en la cara al amor de la
lumbre y frío en la espalda, de lavar a mano en las frías aguas.
Tiempos de miradas tristes, de miedo en el alma. ¡Que tiempos
aquellos! De candiles y velas, de noches muy negras, de muchos
remiendos. Tiempos de supervivencia más que otra cosa, en muchos
aspectos, de pasar página.
Pero
nuestros (padres, abuelos) Mari y Aurelio, Pilar y Pepe; lejos de
hundirse en el desgraciado paisaje que entonces se les ofrecía:
supieron sacar el lado bueno, vivir con alegría e ilusión
desbordadas dentro de la escasez, sacar en la dificultad guasa y
complicidad para ratos esplendidos. Con aventuras de películas en
aquellas motos con tanta velocidad como cariño. Días que muchos de
hoy que lo tienen casi todo; tal vez envidiarían. Trabajaron y
lucharon para salir adelante y con su juventud y voluntad, claro que
salieron. Y llegó un día feliz en que os conocisteis y otro más
feliz unió vuestras vidas y … 50 años. 50 años en los que día a
día habéis caminado juntos por las más diversas sendas. Tiempos
para todo … dolores, alegrías, trabajos, fatigas. Tiempo para
crear 5 nuevas vidas: Miguel Ángel, Gema, Abelardo, Isabel, Lorena.
Y aquí los tenéis que han hecho ya 5 nuevas familias y os han dado
nietos, y por ahora un biznieto, aunque seguro pronto vendrán más.
Nietos que tanto os quieren y que, además, tanto necesitan de
vuestro cariño y sabiduría.
Pero
ya decía, 50 años dan para casi todo, 50 años con las únicas
normas de amor y respeto. Amor que os regabais día tras día,
respeto y comprensión si las circunstancias así lo exigían.
Ya
lo dijo el sabio Platón: "Donde reina el amor sobran las
leyes". Y sobre esas sólidas bases lo superasteis todo:
travesuras y problemas de los hijos, ansiedades por encauzar bien sus
vidas, problemas de andar por casa y otros de mucha más envergadura.
Estaríamos
tanto tiempo hablando de vosotros, de vuestras vidas… Bueno para ir
terminando. Gracias, muchas gracias. Gracias por las horas de
insomnio en la cama mientras pensabais en soluciones para afrontar un
duro mañana. Gracias Aurelio, Pepe, padres, por las horas que a
vuestro descanso arañabais para poder traer alguna peseta más a
casa. Gracias, muchas gracias. Gracias Mari, Pilar, madres, por
tantas madrugadas cuidando de nuestras vidas, por tantos fregoteos,
por tantas y tan buenas comidas hechas con mucho amor y algunas cosas
más. Gracias, muchas gracias. Y sobre todo gracias a los cuatro por
el gran ejemplo de amor y de vida , de educación y respeto, que con
orgullo intentamos copiar. Gracias, muchas gracias.
Decía
André Maurois, que el arte de envejecer es el arte de seguir con la
esperanza viva. Pues solo os pedimos que sigáis siendo como sois
durante todos los años que Dios os quiera dar.
Y
siguiendo vuestro ejemplo:
Un
día cuando sea viejo,
si
es que a viejo he de llegar.
Cuando
el corazón cansado
ya
me pida descansar.
Cuando
mis torpes piernas,
se
cansen de caminar.
Quiero
que la sonrisa
no
deje en mi de aflorar.
Y
sonreír adelante
por
lo que he dejado atrás.
Un
día cuando sea viejo,
si
es que a viejo he de llegar.
Cuando
mi voz temblorosa,
cuando
los chicos del barrio,
de
mí se pudieran mofar.
Quiero
que la valentía,
no
me abandone jamás,
porque
tal vez más que nunca,
la
habré de necesitar.
Un
día cuando sea viejo,
si
es que a viejo he de llegar.
Cuando
mi rostro arrugado,
de
mil penas soportar
con
mi cuerpo ya encorvado,
de
tanto peso llevar.
Quiero
seguir luchando,
tal como Aurelio y Mari,
igual
que Pepe y Pilar:
porque
reine la justicia,
la
libertad, la paz.
Bueno
la verdad es que, por suerte, vosotros aún estáis lejos de los
achaques que se apuntan en esta poesía. Pues permitirme ya, para
finalizar, que en torno a nuestros (padres abuelos) Mari y Aurelio,
Pilar y Pepe, aunque sea imaginariamente, nos cojamos fuertemente de
la mano y así todos juntos: mientras se nos ofrezca un nuevo
amanecer, seguir diciendo: ¡Adelante!
Escrito
de sus familias
No hay comentarios:
Publicar un comentario