jueves, 29 de junio de 2017

Se lo merecen

Cuando uno ha cogido el vicio de escribir con cierta periodicidad en un blog, la verdad es que la forma más sencilla de encontrar filones para desarrollar un argumento, es acudir al gallinero político. Allí todos los días puede haber motivos para hablar, escribir de alguna de sus barrabasadas. Ayer, por ejemplo, el día que las Cortes homenajeaban los 40 años de democracia  a los podemitas no se les ocurrió nada mejor que homenajear a víctimas del franquismo. Anda que no tendrían días en el año para hacerlo pero tienen que dar la nota. Así que más que homenajearlas lo que hicieron estos caciques fue utilizarlas. Una pena. ¡Vaya y eso que no pensaba hablar de ellos!

Hace  unas horas estuve con Lucio. Está casado con Dolores tienen cuatro hijos ya mayores e independizados. Dolores que siempre fue una mujer lista y vivaracha, desde hace dos años sufre demencia senil y  Lucio la atiende y acompaña durante todo el día y toda la noche.

—Acabarás el día agotado. —Le dije.
—Bueno bastante, pero es así que se le va a hacer. —Me contesto. 
—La verdad es que tiene que ser muy duro, apenas tienes descansos.
—Los fines de semana suele venir la hija a echarme una mano. Bueno pero no creas, también hay momentos agradables: cuando Dolores sonríe yo también lo hago, cuando la veo contenta yo también lo estoy. —Me continuaba diciendo.

Juanjo tiene un hermano, Kike, con síndrome de  down. Desde que murió la madre hace ya unos pocos años Juanjo no se separa de él. En complicidad con la vecina, si sale cinco minutos a ella la encomienda su cuidado.  Kike tiene 60 años pero dice su hermano que por su discapacidad es como si fuera ya un gran anciano. Así que me cuenta que los problemas físicos aparecen por todas partes. Pero no es que Kike sea un inútil, él más o menos se defiende. Un día que estuvo en mi casa no veas como se puso por ver un mal cableado:  ¡Peligro, peligro! Le decía a su hermano.

D. Manuel ya no cumplirá los 80, es cura, lleva no sé cuantos pueblos: 15 o 16. En la medida que puede les atiende y dice sus misas tanto en los que van 40 como en los que acuden 4. 
—¿Pero D. Manuel cómo va usted a ese pueblín si no hay casi gente? —Le dice alguno.
—Para que te voy a contestar, sonríe, si no lo entiendes ya, por mucho que te lo explicara lo seguirías sin entender. —Responde el cura.
Vive solo pero siempre limpio y rasurado, impecable con sus cuatro pelos bien peinados. Muchos pueblos pero a cada uno su dedicación y atención individualizada como si se tratase de uno solo.
Este D. Manuel  es que es mucho cura y mucha y gran persona. 

Menos mal que tenemos muchos Lucios, muchos Juanjos, muchos D. Manuels. Estos sí que solucionan problemas en silencio, con amor y a cambio de casi nada. Sí que merece la pena hablar mucho y bien de ellos. A cambio: ¡Hay tantos que ni siquiera para hablar mal merece la pena mentarlos!


2 comentarios:

  1. Me surge una duda al leer tu blog:¿Por qué D. Manuel no cumplirá los 80 si por lo que entiendo sigue vivo? ¿O no?

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  2. No los cumplirá, señorita Asbago, porque hace dos años ya que les complió. Usted tampoco cumplirá los 30 ya, porque... Pero no se preocupe que está usted como una guayabina.
    Gracias por leerme.

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