Vocación y política

Aseguran los entendidos en la materia que la democracia es la forma menos mala de gobernar. También que el sistema de partidos es la forma más viable para sacar adelante la democracia. Viendo y pasando lo que estamos viendo y pasando: si esta es la forma mejor no quiero ni imaginarme como pueden ser las otras.

Tiene que haber un modelo mejor para gobernar un país,  o mejor dicho cualquier modelo podría ser mejor, todo al final dependerá de las personas encargadas de llevar adelante esa labor. Si esas personas son serias, honestas, competentes y con unos valores esenciales; probablemente sacarán adelante el municipio, la autonomía, el país o lo que sea. Si no lo son de nada valdrá que tengamos la mejor forma de gobierno.

¿Qué ha sucedido y está sucediendo en estos años democracia? Pues que la política se ha convertido en un gran atractivo para la vanidad y el mangoneo y ello ha hecho que se hayan presentado a tal fin mucho vividor y sinvergüenza; también, por supuesto, mucha persona honrada. No obstante el porcentaje de los primeros creo que sobrepasa con creces las tasas que  puede haber en la gente normal de la calle y  claro después pasa lo que pasa: chanchullos, corrupción, amiguismo…

Y todavía hay gente que se las da de inteligente que dice que nuestros políticos, sobre todo  los de más rango, nuestros diputados y senadores;  están mal pagados. ¿En qué cabeza puede caber decir sin ruborizarse que un señor que multiplica, como mínimo por cinco el sueldo de la mayoría de los trabajadores de este país que son mileuristas, está mal pagado? Por no hablar de sus vacaciones, auténtica vergüenza. Es que en su profesión muchos ganarían más, argumentan. Pues que yo sepa a ninguno le pusieron una pistola al pecho para que se hiciera político.

Todo parece tan  simple como poner una criba para  que se presenten los que quieran servir y no servirse. Los que busquen valores espirituales y no materiales, los que sientan la política como vocación y no como trampolín para el medre y el negocio.