martes, 2 de julio de 2013

Todo un verano de rebajas

Iba el otro día en el coche cuando oí un anuncio que me sorprendió: aprovéchate comienzan las mejores rebajas del verano. Pero estos están mal de la cabeza, me dije, si acaba de comenzar el verano, hasta hace dos semanas todavía hacía un frío que pelaba. Estas no son rebajas de verano, es todo un verano de rebajas.

Recuerdo lo largos que eran aquellos veranos de mi infancia y adolescencia, todo el día en el campo y en la era. Aquellas jornadas que, después de haber acarreado muy temprano la mies, nos tirábamos  en el trillo dando vueltas con la pareja de vacas desde las once o las doce de la mañana hasta las últimas horas de la tarde con apenas descansos para la comida y la merienda.  La hora de la comida la anunciaban subiendo a tocar campanas algún vecino de aquellas eras cercanas a la iglesia. La merienda aparecía por el camino de manos de la madre después de que uno llevara varios minutos mirando a ver si llegaba. La verdad es que no sabría decir que se esperaba  con más impaciencia: si la comida o merienda en sí, o el pequeño descanso que ello significaba.
de precio y calidad de vida

Ahora vivimos demasiado de prisa. Las cosechadoras hacen en un día lo que antes llevaba un trabajo de varias semanas. También en aquellos años había rebajas pero hasta últimos de agosto o primeros de septiembre nunca empezaban. Sin embargo  había tiempo para casi todo y ahora parece no haberlo para casi nada. La gente andaba mucho más tranquila y relajada. No había vacaciones pero sí había domingos y días para descansar por más que el trabajo se amontonara. Ahora las fiestas de los pueblos se trasladan a fines de semana, en aquellos tiempos no había cambios cuando tocaba, tocaba.

¿Por qué teniendo ahora  conocimientos y adelantos espectaculares estamos más atrapados? ¿Será que vivimos precipitados en el tiempo y nos pasa como con lo de las rebajas que antes casi de que empiece el verano las tienen ya preparadas? Será que posiblemente manejamos muy bien nuestros inventos y nos olvidamos de ordenar y controlar nuestras vidas, o mejor dicho nos olvidamos de vivir.

1 comentario:

  1. Hola Cefe.

    Tengo que decir que la satisfacción de unas necesidades es la creación de otras nuevas, que tienen la característica fundamental que son más ambiciosas que la anterior (Pirámide de Maslow).

    La ambición es una condición humana y como tal, puede ser positiva o negativa, ejemplos hay para cada sentido, pero en esencia no creo que hayamos cambiado nada.

    Un abrazo amigo.

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