Según se mire, Inma

Me comenta una compañera que mi blog últimamente es muy triste,  que hablo mucho de muerte y desdicha.  Claro, la fiesta de los santos, los difuntos, los mineros muertos…  todo ello lo he comentado aquí,  así que no me extraña que se puedan sacar esas conclusiones. Sin embargo si me exigieran ideario, diría que el primero de este lugar es transmitir alegría e ilusión.

Es cierto que recordar a nuestros muertos pudiera  traer más pena que otra cosa, pero cerrar los ojos a la realidad no cambia nada, la muerte está ahí para todos y puesto que físicamente ya no podemos estar con ellos, siempre es una suerte poderlos tener en el pensamiento incluso con aquellos recuerdos y vivencias que pueden ser  motivos para la alegría.

Son como niños

Es cierto que tanto el señor Rajoy como el señor Rubalcaba, de los que hablo con frecuencia, no son ni física ni anímicamente lo más ideal para infundir ilusión, pero siempre hay que ver ese lado un tanto chistoso y esperanzador que se deriva de las críticas que reciben.

También es cierto que la normalidad no suele ser noticia, es casi siempre lo malo lo que se destaca  y eso tampoco induce al optimismo. Por eso hoy te invito a que  como si fuera  un calcetín des la vuelta a tantas noticias malas para poder ver todo lo bueno que hay alrededor, porque tenemos que darnos cuenta que junto al sindicalista chorizo hay otros muchos trabajadores y honestos, junto al político vividor hay servidores del pueblo,  al lado del maltratador hay hombres entregados en amor y trabajo a su familia, al lado del que mata hay muchos más que luchan por salvar  vidas. Toda esa marea inmensa de gente buena trabajadora no suele salir en los periódicos  pero son los que sacan adelante un país, muchos pueblos, infinitas familias.

Puede ser hasta bueno ver el negro muy negro para apreciar el blanco más intenso, cada noche augura un nuevo amanecer. Personas, animales, tierra, cielo, lugares, paisajes… todo, si lo contemplamos bien  nos incita e insta  motivos para estar alegres.

Ya sabemos que cuando la desgracia acecha lo dicho puede parecer sarcástico, floritura pero… es así la vida.

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