lunes, 9 de febrero de 2015

Cendera de carros con pareja

La facendera  comenzó a imponerse en las instituciones medievales como  servicios personales que tenían que prestar los vasallos en favor del rey o señor.  "Hascendera o facendera"  es una palabra derivada del latín "facienda" (lo que ha de hacerse)  y se refiere al trabajo al que deben acudir todos los vecinos por ser de utilidad común.  En el pueblo, hasta hace dos o  tres décadas había hacenderas (cenderas  para nosotros),  como mínimo dos o tres al año: al comenzar el verano para dejar los caminos preparados para el acarreo de la mies, al acabar el invierno para reparar los destrozos causados por este, para limpiar las pozas de riego en
primavera,  para cualquier otra actividad, en su  caso,  que los vecinos  con su junta y presidente creyeran conveniente.

Previamente en un concejo (reunión de vecinos) o también a la salida de misa del domingo   habían acordado el día oportuno, llegado el mismo se avisaba la hora  a los participantes mediante el toque de campanas para que se reunieran en la plaza del pueblo y desde allí ya distribuir la gente y el trabajo. Había dos formas de  cendera:  una que se acudía únicamente la pala o el azadón sobre el hombro y la otra cuando se avisaba a algunos para que llevaran carro con la pareja de vacas o tractores cuando ya les  había. (Cenderas sencillas  y cenderas de carros con pareja, que se decía).

Era un día distendido, donde  normalmente nadie se herniaba por el trabajo, aunque entre unos y otros se acababa haciendo lo que había que hacer.  Mucha charleta,  muchos dimes y diretes mientras se caminaba de un lugar a otro con la herramienta al hombro,  muchas historias a veces repetidas  y para rematar casi siempre un escabeche, pan y vino, todo con tono alegre y distendido en el teleclub de pueblo.

Vino la concentración parcelaria y con ella buenos caminos que además el ayuntamiento se encarga de arreglar pasando la niveladora de vez en cuando, también se asfaltaron la mayoría de las calles, con lo cual se piensa que desaparecen los motivos que había hasta entonces y  se dejaron de hacer esos trabajos para la comunidad del pueblo. Pero las cenderas además de su aspecto reparador,  a veces también constructor, como cuando construyeron el teleclub, eran un acicate de unión y convivencia de todo el pueblo, siempre tendría que haber motivos para que las siguiera habiendo, además es que los hay: 1.-Materiales en  calles y lugares que vendría bien una pasada y 2.-Humanos para reencuentro y confraternidad del pueblo.

Hoy mientras estaba viendo por la tele en algunos poblados a sus vecinos  con sus  palas quitando nieve,  vinieron a mis recuerdos aquellas cenderas, pienso que es una pena que se vayan perdiendo muchas de las tradiciones de nuestros pueblos, muchos de sus signos de identidad y de convivencia, muchos de sus motivos de esparcimiento  y alegría. ¡Que vuelvan las cenderas!



1 comentario:

  1. Hola Cefe

    Una vezmás tengo que decirte que me encantan tus historias. Tienes un don para escribir.

    Un abrazo amigo.

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