jueves, 12 de febrero de 2015

Destino...

Hace un rato participaba en una tertulia donde hablábamos de viajes y de trenes, todos quieren viajar.  Hoy mis pensamientos se han vuelto andarines y mi imaginación quiere volar por los andenes de la vida.
Sin ningún aviso nos montan al nacer en el viaje de nuestra existencia  y sin permiso, solo la aceptación resignada a veces, nos dejan en el apeadero  final. La vida es un viaje, un viaje sin retorno en el tiempo, en él se nos ofrecen numerosos caminos  para llegar a nuestro destino. Los hay más  rápidos y más cortos.

Al destino final se llega a base de pasar por numerosas estaciones y trayectos intermedios. Hay estaciones ineludibles para llegar a ciertos destinos, la vida nos brinda la oportunidad de tomar el billete hacía el destino que queramos. Es una posibilidad en teoría, luego vendrán las dificultades en la mayoría de los casos. Cada día pone trenes nuevos para nuevos viajes y cada día consciente o inconscientemente, elegimos uno y desechamos todos los demás. La vida nos advierte  en cada  estación; hoy es el último tren para llegar a tal fin,  a la vez  que nos  ofrece  otros convoyes para llegar a otras metas.

A veces, siempre a veces, en las estaciones hay grandes colas para un mismo destino y solamente los que están bien posicionados y los que no guardan la cola, los sinvergüenzas, se hacen con billete para ese tren.  Ya subidos a él, hay gente que cede su asiento, incluso su puesto, a los que lo necesitan más y pone en peligro sus fuerzas y su llegada. El jeta siempre tiene más  posibilidades de llegar y de llegar antes, a muchos destinos importantes.

Estación de León. (Diario de León)
Siguen los días y nos siguen ofreciendo viajes de cercanía, preámbulos de largos viajes y de cuando en  cuando perdemos últimos trenes para destinos grandes.  Puede no ser tan nefasto perder uno de esos trenes si todavía nos damos cuenta que pueden quedar trayectos  para destinos felices, quien sabe  si tanto o más como los que perdimos ya. También es posible llegar a un mismo destino por diferentes  parajes, después de  haber llegado el trayecto ya será irrelevante.

Trayectos buenos, malos. Destinos de un gran destino o de un enorme desatino. Por fin el DESTINO FINAL,  y un árbitro  para analizar toda la marcha, para juzgar todo ese camino.  Penalizará a los que no han jugado limpio, bonificará a los que por amor o respeto se han quedado atrás y pondrá ya en la meta a cada uno EN SU LUGAR.

No hay comentarios:

Publicar un comentario