martes, 17 de febrero de 2015

Disfraces por carnaval

Gonzalo siempre había sido tímido, demasiado tímido, el hecho de estar delante de una chica ya le ponía nervioso, sin capacidad para una conversación normal y mucho menos para  intentar ligar. Mariluz era la chica de sus sueños y sabía el camino de sus pasos hacía el trabajo. Con frecuencia  se hacía el encontradizo para sacar de ella un hola,  una sonrisa y nada más.

Llegó un martes de carnaval, Gonzalo no se había disfrazado en su vida de nada, pero ese año animado por sus amigos decidió hacerlo. Un traje de rayas como de gánster, un sombrero, unas gafas oscuras,  un buena barba; vamos que no le conocía ni la madre que lo parió cuando se presentó en medio del  mogollón de disfraces del pueblo y menos tratándose de él que nunca se disfrazaba.  Enseguida pensó en Mariluz, seguro que estaría allí también disfrazada. Claro que estaba, pero se la  distinguía bien.  Gonzalo, escondido en su nuevo look, se percató que los nervios ya no le asediaban así que se presentó delante de ella y desfigurando su voz intentó  dialogar.  Hablaron y hablaron, a Gonzalo parecía que las palabras se le amontonaban por salir,  pero poco a poco su voz volvió a su tono habitual y Mari luz lo reconoció.  Sonrisas y más sonrisas que acabaron en la barra del bar. Y después más citas y novios y… matrimonio.

Carnaval en Rio de Janeiro.
Hoy es martes de carnaval, la gente se disfraza, se trastoca,  se vuelve un poco como loca, intentando salir de la rutina. Por carnaval todo pasa, dicen en mi pueblo. Todo un año intentando ser responsables, educados, correctos;  qué menos que un día para poder salir de todo  eso. Debería haber más días, una semana al menos como ocurre en muchos lugares para poder cambiar: llamar al jefe mangante, decir lo que no es correcto, querer sin ruborizarse, pensar que  es uno el "dueño".

Hay veces, como en el caso  de Gonzalo en que lo ideal sería actuar como si fuera siempre carnaval.  Dejar de lado los complejos absurdos, los respetos exagerados, los miedos latentes, los silencios temerosos. Ser uno mismo,  con defectos y virtudes, con realidades y sueños, con desengaños y amores. Gonzalo ahora se disfraza el día de carnaval, antes con su cobardía y prejuicios, lo hacía  todo el año


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