viernes, 9 de septiembre de 2016

No pienso volver mañana

En 1833 ya Mariano José Larra en la revista satírica " El Pobrecito Hablador" publicaba su famosísimo articulo  donde denuncia la postura del funcionariado y muchos españolitos de aquellos tiempos de entorpecer reiteradamente sus deberes con la consabida respuesta al interesado que pone título a dicho artículo: "Vuelva usted mañana".
Casi dos siglos después parece que muchos de aquellos comportamientos siguieran vigentes cuando un día  como hoy uno se acerca a ciertas oficinas.

Acudía la semana pasada para  un  trámite simple en Hacienda. Una vez realizado la funcionaria me dio unos papeles que debía rellenar y  presentar en dichas oficinas cualquier otro día a fin de proveerse de datos que sin ser imprescindibles, por ineficacia o negligencia no tenían. Rellene los formularios y a los pocos días fui para presentarlos. 
—Mire esto ahora no es aquí. Tiene que sacar un tique en la maquina donde pone censo. —Me dijo la señorita.
Me fui a la maquinita para pedir vez y !Oh sorpresa!,  el cacharro me contesta que ahora tengo que pedir vez por teléfono o por Internet. 
—Pero si no se trata más que de dejar estos papeles, he venido aquí expresamente a esto y me cuesta tiempo y dinero si tengo que volver. —Le comento al funcionario que apareció por allí.
—Es así yo no puedo hacerle nada. —Me contestó el señor. 
Monto un poco el pollo pero me es igual ni siquiera, no como funcionarios, sino a título particular, de todos los empleados que me observaban, nadie se ofrece para intentarme  ayudar.
Se me pasa por la cabeza tirarles los papeles pero como soy partidario de que el que quiera circo que pague entrada,  desisto y me voy en retirada.

Ayer mismo colgaba en este blog un post donde hablaba de la conveniencia de no callarse ante la injusticia y los malos modos, hoy parece que me ha tocado a mí la china. No, no estoy diciendo que todos los funcionarios sean iguales. En todos los oficios, en todos los gremios hay gente buena y mala, competente y tarugos, sobre todo se trata,  como decía ayer de no callarse ante la injusticia. Ya en la calle pensaba que si a mí que más o menos me defiendo un poco en estos papeleos  me pasan estas cosas, que le puede pasar al buen señorín de pueblo que apenas fue a la escuela.

Larra, periodista y escritor romántico del siglo XIX
Como son datos que me piden pero que ellos deben o pueden tener a poco que se lo propongan, yo no me creo en la obligación de facilitárselos por su incompetencia e inoperancia, así que he decidido que yo administro mi tiempo y a esos papeles no les voy a  dedicar ni un minuto más. Que sí, que vuelvo a repetir que la mayoría de los funcionarios, de los guardias civiles, de los médicos, de los profesores... son buenos. Pero a ver si de una vez por todas se van enterando algunos, aunque sean los menos, que son nuestros empleados y les pagamos para que nos atiendan, nos resuelvan los problemas  y nos faciliten la vida.

Así que aún a riesgo de llevar la contraria a Larra, yo no pienso volver ni mañana ni nunca,  para entregar esos papeles,  por las oficinas de Hacienda.







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