A los pocos días de entrar a
trabajar en mi empresa, hace ya muchos años, un compañero muy veterano me dijo:
tú aparte de lo que por tu puesto tienes que ver y saber; cuando te pregunten
por algo más, no sabes nada. Sigue esta
técnica y créeme que te irá bien. Y mirándolo fríamente la verdad es que tenía
razón. Yo mismo me daba perfectamente cuenta que cuando no seguía su consejo
era cuando los problemas y los "tortazos" podían venir de cualquier parte.
No me dijo que hiciera
la pelota o que mintiera, simplemente: yo no he visto nada, yo de eso no sé
nada. El problema es que también pronto me percaté que ese comportamiento un
tanto conformista me podía traer tranquilidad, pero no era una tranquilidad,
una paz total, porque para mis adentros a veces quedaba bastante defraudado
tanto cuando tapaba una verdad como cuando, por callarme, podía amparar una
mentira. Así que aun agradeciendo al
consejero por su indicación al silencio y sabiendo que más de una vez me
buscaría y traería complicaciones, como así ha sido: pronto volví a abrir mis ojos y mis oídos a la
realidad y sobre todo a ayudar, cuando mereciera la pena; a desenmascarar la
mentira y buscar la verdad.
Hay mucha gente, demasiada, que
se calla ante el engaño, la maldad, la injusticia; sobre todo cuando a ellos no
les afecta. Por supuesto que no se trata
de ir de Quijotes por la vida. Es comprensible y probablemente hace muy bien el
que ante un hecho concreto evita el encontronazo, si con ello ve en peligro su
bienestar o el de su familia. El problema es cuando por norma, no sea que… se
calla, se consiente ante casi todo, cuando se pretende que sean siempre los
demás los que nos saquen las castañas del fuego. No estoy pensando en huelgas, o grandes movimientos sociales; me
refiero a ese día a día en el que tantas personas prescinden de sus principios con
tal de evitar el más mínimo encontronazo o incomodidad.
Gran activista y defensor de los derechos humanos de la raza negra |
El gran pensador hinduista Gandhi
decía: lo peor, lo más feo de las cosas malas que hace la gente, es que la gente
buena no lo diga, que se quede callada. Timidez, ignorancia, comodidad,
egoísmo; ¿Cuál es el motivo que nos hace mudos en tantos casos de injusticia?
Tampoco se trata de apelar a viejas frases de aquellos héroes que decían
preferir morir con dignidad a vivir como un cobarde, o como la guasa de aquel:
primero morir que perder la vida. Hay muchas veces que conviene, como dice
otra; saber nadar y guardar la ropa. Es buena la precaución y el respeto, incluso el miedo a veces, si no se apoyan en el bando de la
injusticia y la cobardía. Si es que la gente corriente, como decía otro: Ni
tanto, ni tan calvo.
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