Antes en los pueblos solía haber varías clases sociales: los "ricos" que junto con el cura y el maestro ocupaban la escala más alta, después estaban
una "mayoría del montón" que a duras penas iba viviendo con mucho trabajo, en casi todos solía haber algún "pobre de solemnidad" que con
la ayuda de los vecinos iba tirando para adelante. Los ricos solían tener a su
servicio "criados" que vivían con sus amos
con dedicación plena, también,
aunque no siempre, existía la figura del "casero", que a diferencia del criado, en
este caso era toda una familia la
que vivía en casa del amo.
El criado solía ser ajustado por
una exigua cantidad anual que en los años sesenta con dificultad podía llegar a
las 20.000 pesetas. En cambio la
relación económica casero-amo no era una
cantidad fija, el trato solía estar en un
porcentaje, en muchos casos del 50% tanto
en ingresos como en gastos que de la hacienda derivaran, donde solo el trabajo era todo para el pobre inquilino.
Efectivamente el trabajo era
siempre para los mismos y como mucho los amos se limitaban a mirarlo en una actitud desvergonzada y
déspota en ocasiones. Pero por cuantas había una vez en que los amos se
acercaban a ayudar a sus caseros. ¿Cuándo hacían esa excepción? Pues cuando llegaba la faena de meter la cosecha en sacos. Efectivamente cuando el casero se disponía a
hacer la última limpia, que entonces se llamaba acerandar el cereal, el amo acudía pródigo
para ayudarle a envasar el material, de lo cual
para él sería la mitad. Tampoco ahora
tenía porque cooperar pero sí que acudía
raudo no fuera ser que el casero le fuera a engañar.
Todos somos Hacienda pero unos más que otros |
Con el Ministro de Hacienda, Montoro, nos pasa
a los contribuyentes como al
casero con su amo. Intentamos trabajar, producir todo el año, sin que
nadie se preocupe de nuestras dificultades y problemas, pero
llega el momento que como los amos huraños, se acerca pero no para ayudarnos, para que
le rindamos cuentas hasta el último centavo.
Y más vale que lo hagamos y que no nos confundamos aunque sea en una miseria
porque si de ello se entera, no habrá consideraciones,
la pagaremos con creces junto con sus intereses.
A muchos de aquellos amos lo que menos les importaba era el bienestar
de la familia que sus fincas, capital
trabajaba, sino lo que al final para
ellos quedaba. Con Hacienda pasa lo mismo no intentes justificaciones o
problemas para que comprendan tu caso, ellos solo saben de leyes y te las
aplicaran sin ningún miramiento. Después hay quien se extraña y maldice a quien
intenta defraudar. Ya sabemos que se
debe pagar, que de ahí sale el dinero para el estado del bienestar, pero es que a veces hay comportamientos del Fisco que dejan bastante
que desear.
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