La señora de la guadaña deambula por donde le viene en gana y escoge a quien le apetece. Inútil es intentar disuadirla. Pero nos ha podido llevar tu físico aunque debe estar que trina porque nunca logrará arrebatarnos tu recuerdo, ni tu vida. Y es que Carmen, además de estar en un lugar que quiero imaginar feliz y en paz: vives en mí y en todos los que tanto te queríamos y te seguimos queriendo.
Tres meses, desde aquel uno de enero, en mis recuerdos, en la imaginación... en mi vida, como nada ni nadie. Y es que todo me recuerda a ti.
Cuando veo la nieve pura y blanca, me recuerda la blancura de tu alma. Cuando el otro día el aire azotaba mi ventana en el, tú me susurrabas: hermano todo pasa. Cuando los pajarillos cantan, me recuerdan con su canto los sonidos saltarines que salían de tu garganta. Todo lo bueno que queda todo viene en tu recuerdo y tu presencia refrendado.
La multitud de flores que anuncian la primavera, también me anuncian tu vida, tu sonrisa, tu silueta. El río embravecido que baja por la ladera, me recuerda tu coraje, tu valor, tu nadar contra corriente, contra injusticias y afrentas a riesgo de lo que fuera. Cuando en la noche avanzada miro hacia las estrellas, rebusco las más brillantes, porque has de ser tú una de ellas.
Te imagino sonriendo con esa sonrisa fresca, hablando y escuchando mucho, con alegría y viveza. Siempre presta, siempre atenta, arrancando la tristeza, plantando ilusiones nuevas. Cuando una paloma veo por el cielo planeando, la imagino mensajera anunciando tu presencia. Cuando al nacer el día miro hacía el horizonte, en las luces de la aurora, apareces con tu nombre.
Aquel cura viejo y terco, no por ello menos bueno, que había en nuestro Palazuelo, repetía con firmeza: el Ángel de la Guarda es vuestra guía y vuestra fuerza. Mi querido D. Ramón, puedes decirle a tu Dios que destine a otro mi Ángel, que ahora tengo otro mejor, que tengo a mi hermana Carmen.
Cuando beso el panteón, donde tu naturaleza humana, marchita sin compasión; pienso en la gran injusticia que está cometiendo Dios y confío que algún día, sepa reparar su error.
SIEMPRE CARMEN. Siempre toda. Siempre mientras viva, siempre. Todo el día, a todas horas.
Abril 2001
...y aun mas Cefe, aun mas. Pero destilas tristeza cuando deberías exultar de alegría. Carmen era (es) así; pero su handicap fue su camino mas fácil. ¿Qué obstáculos hubiera tenido que vencer si hubiera sido una "miss" esto o lo otro?. Era, es; pero ¡cuantos obstáculos hubiera tenido que derribar para que le permitieran ser ella!. No la ves. Y te parece que está allá... ¡¡No!!, está ¡ahí!, junto a ti. Y junto a todos. Alégrate.
ResponderEliminarHola, parece que nos conocemos, aunque ahora no sepa quien eres. Como dejé anotado ese texto lo escribí a tres meses de su muerte. Hoy probablemente lo hubiera hecho en un tono más alegre, aunque no estoy seguro. Muchas gracias.
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