miércoles, 19 de diciembre de 2012

Querido Paco

                                                              
Querido paco:

Ya ves tantas veces  viéndote muy mal y pensando en que pronto te irías y  hoy,  sin pensarlo ni esperarlo nos has dejado para siempre por estos pagos.  Has sido valiente, muy valiente con tu enfermedad,  mejor dicho con tus enfermedades, porque  tenías  más de una.  Empezaste hace más de 20 años con tu hígado, después, tu corazón,  tus huesos, etc.  Faltabas mucho al trabajo para ir a los médicos para luchar por tu vida,  cada vez los espacios de tus bajas se dilataban más,  al fin la jubilación anticipada. Siempre me costó entender  como con tanto dolor y sufrimiento a cuestas durante tantos años, eras capaz de seguir adelante e incluso estar de buen  humor  para tertulias y chascarrillos.
Nos hemos reído  mucho,  muchísimo juntos en la facultad, hemos sufrido también problemas e injusticias juntos,  también a veces tuvimos nuestras cuitas, pero al final se había tejido una telaraña de confianza y cariño mutuo que prevalecía por encima de todo.  En fin son tantas las anécdotas que podría contar, que llenaría un libro. ¿Recuerdas el gangoso que te vino a preguntar y que al final te  quería pegar porque David y yo, que estábamos al lado, nos estábamos partiendo de risa? ¿Y cuándo ibas a mi pueblo por trigo las que preparabas discutiendo el precio  con los paisanos? Creo que la del gangoso ha sido la vez que más me he reído en mi vida. Han sido muchos ratos buenos, muchas confidencias, mucho descargar el uno en el otro y el otro en el uno.
Hoy cuando me dieron la noticia, sentí  muy dentro el desgarro una vez más. Han pasado dos horas y quiero pensar y pienso,  que  tenías tu cupo de sufrimiento muy sobrepasado y tenías derecho a pasar a una nueva  y mejor vida. Porque ya sabes, que como tú, yo soy de los que creo que ha de haber otra vida, aunque solo sea porque haya justicia, ya que en este mundo  tengo claro que no la hay.
Copiando a Miguel Hernández,  Compañero del alma compañero: tendríamos muchas cosas de que hablar, muchos  problemas  para compartir, también tenías, sobre todo por tu familia, tu mujer, tus niñas;  muchos motivos para vivir. Los años, la vida nos hace ir asimilando nuestro destino final y forjando en el alma una capa para que las heridas no penetren tanto en nuestro ser.  Hoy quisiera deshacerme de esa costra y notar a tope el dolor de tu ausencia, hoy quiero en mi imaginación verte debatiendo y luchando por el bien y la justicia en algún sitio como lo hacías aquí. Hoy más que nunca quiero  guardar nuestros momentos buenos y pensar que  algún día con ellos, volveré a sonreír.

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