miércoles, 30 de enero de 2013

Partidarios de su parte


Aquel domingo el cura, D. Ramón,  como ocurría a veces, se había extendido en la homilía más  de lo normal predicando más de un cuarto de hora.  Había nevado y la abuela no se atrevió a cruzar el pueblo para llegar a la iglesia. Cuando el nieto mayor de 14 años llegó de vuelta de misa, la abuela le preguntó.  —¡Hijo, hijo! Dime: ¿Qué dijo el cura en el sermón? El chaval se la quedó mirando como sorprendido y con voz fuerte afirmó. —¡Agüela,  dijo que no era partidario del pecado!
Que si un pacto anticorrupción, que si tú más que yo. Políticos que se enzarzan en palabrerías que no conducen a nada. Oiga, todos sabemos que robar está mal y no creo que sea necesario ningún pacto para perseguirlo y castigarlo. Oiga, debería estar claro que el hecho de que otro partido tenga  buenos cupos de corrupción no justifica en absoluto las corrupciones de este. Pero les vemos en tertulias y debates y podemos presumir de antemano sin riesgo a equivocarnos por donde van a ir sus argumentos. Y no solo los políticos, también muchos periodistas que todos sabemos que respiran siempre por la misma herida, lo cual es más triste aún porque si hay una profesión que debería respirar imparcialidad, e  independencia; esa profesión es la de periodismo.
Por eso un servidor pasa ya de  tertulias  y grandes debates.  A excepción de alguno que considero más ecuánime e imparcial, el resto se pueden ver alguna vez, en plan cachondeo para reírse de los voceros de su amo y sus pueriles razonamientos.
El nieto no había sacado nada del sermón, a buen seguro que porque no estuvo atento porque de los sermones de aquel cura se sacaban muchas ideas y conclusiones. Con  todos estos político-periodistas de pesebre, por muy atento que se esté se saca siempre lo mismo: no son partidarios de la corrupción, si no sale de su amo.

Mesón el Gallo Gabi, Isabel, Inés, Alejandro.            Mercería Begoña  Begoña, Andrea.
       Mansilla de las Mulas                                                                                                  C/ San Pedro (León)
Transportes del Río  - Alvaro, Isaac-         Transportes Gelo

lunes, 28 de enero de 2013

Periodismo basura


Había en mi pueblo un tal Meterio que le patinaba bastante el coco y hacía muchas diabluras a la mujer, además de las frecuentes palizas que la propinaba. Muchas personas pasaban de él por miedo, pero otras le recriminaban esos malos tratos a su esposa. Con eso de que se decía que estaba loco o aprovechándose de ello, no hacía caso. Un día se unieron unas cuantas mujeres para preguntarle  y recriminarle sin temor, entre todas, esos malos tratos, así como para apremiarle a que dejara de hacerlo.  Le dijeron: bueno, a ver ¿Por qué has pegado hoy a tu mujer? Muy circunspecto y serio contestó: 
—Preguntárselo a ella. 
—Se lo hemos preguntado y dice que la pegas siempre sin motivo
—Preguntárselo de nuevo, que algún motivo ha de encontrar.
 
No seré yo quien niegue que en el PP han circulado sobres, es más creo que sí que los ha habido, pero eso no obsta para decir que la información que desde hace unos días está dando el periódico  El Mundo no es de recibo. Dice dicho periódico que en el PP ha habido sobres para sus dirigentes con 5.000, 10.000 y hasta 15.000 euros mensuales, según categoría. Y sigue diciendo que su información está basada en hasta 6 fuentes diferentes. ¡Ah! Pero no dice las fuentes ni quien recibía esos sobres. Es más el director, según dicen, de esas investigaciones, un tal Eduardo Inda, va por las tertulias televisivas, tirando la piedra y escondiendo la mano, e incluso presumiendo y amenazando. Me parece un tanto arrogante y prepotente,  suficiente motivo para cambiar de cadena cuando le veo.

El señorito Inda
Puede que sea una estrategia para vender más periódicos, pero lo cierto es que yo creo que igual que hay mucha televisión basura, esto no deja de ser eso: periodismo basura.  Hay que dar nombres, datos. Hay en fin que confirmar la noticia y más cuando se trata de algo tan grave, hay que decir cómo y por qué. A no ser que estén tan pasados como Meterio, el de mi pueblo.

Pues eso, que digan quienes eran esos de los sobres del PP para que todos lo sepamos y la justicia también. 

martes, 22 de enero de 2013

El burro Alegre



parecido a Alegre
Un señor de mi pueblo tenía un burro al que puso de nombre Alegre.  Bueno, no sé si tenía muchos motivos para estar alegre el burro porque parecía la radiografía de un silbido, de tan delgado que estaba. Si le mirabas de lado se transparentaba como las lonchas de jamón que ponen de tapa en los bares.  Cuando caminaba parecía que estaba haciendo striptis de las contorsiones que iban dando sus extremidades. No se podía montar a no ser que estuviera provisto de un buen mullido, porque se corría el riesgo de que la guadaña en que terminaba  su lomo te cortara. Lo cierto es que a pesar de todo esto el burro, como decía su amo, andaba listo como un conejo, con las orejas siempre de punta y haciendo todo lo que le mandaba.


El dueño, muy tacaño,  apenas le daba de comer, si  acaso algún puñado de hierba y paja; de pienso nada. Se jactaba de lo poco que comía su burro y de lo bien que trabajaba, por eso decía que le iba a dar menos comida cada día, a ver si se enseñaba a vivir y trabajar sin comer. Pues en estas estaba cuando un día al ir a sacarle de la cuadra vio que Alegre no se levantaba. Se había muerto de hambre, y el muy avaro se preguntaba, si no le habría puesto ese día mucha paja.


Llevamos años  y años de corrupción, años y años de vividores y gente que se acerca a la política para enriquecerse. (Filesa, Roldán, Naseiro, Eres Andalucía, Pallerols, Barcena, Ideas, sobres PP, etc.)  El pueblo, España, aguantaba y seguían con sus atracos cada vez más, como pensando que la cabra por mucho que la ordeñaran, nunca se iba a secar,  pero se ha quedado tísica. Todo tiene un límite y además de dejar a España en la ruina, el pueblo está que ya no aguanta más. 

Señora Valenciano
Pues pásmate, ayer mismo el señor Durán responsable del caso Pallerols, (millones de euros para cursos que se iban a  Unió) pretendía dar lecciones de comportamientos éticos, flanqueado de Jordi Pujol y Mas, que dicen los sinvergüenzas que les roba  España y ellos con sus familias, llevan los millones a paraísos fiscales. La señora Valenciano también es de las que se permite, en estos días acusar, predicar y dar lecciones. Yo me pregunto: ¿lecciones de qué? Ya, podrían ser lecciones de cómo sacar marrulleramente  150.000 euros de la fundación del PSOE Ideas, para su hermana, por trabajos de traducción, cuando en Ideas hay traductores.  Podría seguir dando "ejemplos",  pero no quiero. Cansa,  asquea todo esto.                                                                

A ver si aún estamos a tiempo,  plantamos cara a tanto sinvergüenza, ponemos remedio aunque estemos esqueléticos, y no acabamos como Alegre: muertos,  por el suelo. 

Transportes del Río                    Mercería corsetería Begoña en la calle S. Pedro.
                                     Transportes Gelo              Trato exquisito, atención personalizada, precios económicos.
Seriedad, eficacia. Siempre a tiempo.                                                          Atienden Begoña y Andrea.



miércoles, 16 de enero de 2013

¡Qué saben los nietos!



El otro día mientras una abuela muy abuela de ochenta y tantos o más años cosía su mandil, una de sus nietas se mofaba y reía de ver tantas puntadas en aquel viejo delantal mientras la decía: abuela como gastas tanto tiempo en coser eso. La abuela levantó la cabeza y dijo a  su nieta: hija hay que ahorrar que no sabemos lo que podremos necesitar.  

Hoy quiero recordar a esa abuela y con ella a todas las abuelas y abuelos  que vivieron la guerra y la posguerra y que hoy tienen o tendrían más de ochenta o noventa años, como mis padres y tantos otros de mí pueblo aunque la mayoría no estén ya. Esos viejos, y uso la palabra "viejos" con el cariño y respeto que me infunden. Viejos, que no pasados, como los monumentos  y catedrales. Viejos que no peores como los vinos de solera. Viejos que no caducos, como los refranes que nos han transmitido. Viejos que lucharon y padecieron por dejarnos un mundo mejor.
 
¡Que sabe la nieta de las noches  de la abuela zurciendo a la luz del candil! Que sabe de las calamidades de sus abuelos arañando minutos al tiempo, luz a la noche, para sacar adelante a su familia. Familias en la mayoría de los casos numerosas.  Ahora  se planifica todo, se tienen los hijos justos, unos más puede impedir ir de vacaciones, cambiar de coche o sencillamente dedicarle un tiempo que no se quiere dar. Entonces nuestros abuelos recibían los hijos que vinieran y solucionaban con su inmensa entrega y amor el problema diciendo que donde comían los que ya eran comería una más.

Qué tiempos aquellos de guerras y posguerras, de horas y horas en fábricas, en obras ganando miserias, de carretas de noche a por mies para las eras, de cestas de ropa camino de estanques y pozas. Ropas lavadas a golpe de muñeca  en aquellas lavaderas de madera, con mucha agua y un poco de aquel mal jabón. Tiempos de viajes por agua a la fuente, de zapatos cosidos y desgastados de pisar gatuñas. ¡Qué tiempos!  ¡Que saben los nietos!
 
Que saben de manos entumecidas de sujetar el arado, de espaldas encorvadas de pujar cantaros, haces de leña, sacos de trigo y centeno, de noches de frío y de miedo. De falta de todo: de pan, de tocino, de mantas, de leña, de fuego. De horas de angustia buscando el molino. También horas de alegría, de divertirse, con poca cosa, con nada, a la luz del día y pronto para casa porque antes del alba el trabajo esperaba. ¡Que poco tenían! Y que felices cuentan que eran a veces, a pesar de todo,  cuando la desgracia no les acechaba.
 
En las tribus indias, el viejo, el anciano, es respetado y venerado. Algo parecido ocurre en algunos países orientales como la India o China. En nuestra "adelantada" Europa al anciano cada vez se le aparca más, y se le olvida más, llegando incluso a los extremos de "dejarle" en un hospital, para no cuidar de él en vacaciones. Dicen que el progreso se  mide por las residencias de mayores y guarderías, pero resulta que no conozco a ninguno que no prefiera vivir sus últimos años  con su familia. ¿De qué progreso hablan?
 
Mal, creo yo, va un país si no sabe querer  y respetar a sus mayores. Ellos nos dijeron que de bien nacidos es ser agradecidos y no debemos olvidar todo lo bueno que ellos nos inculcaron, porque además  mañana, si Dios quiere, nosotros seremos viejos.

Gabi, Isabel,  Inés y Alejandro, les esperan en el Mesón "El Gallo" Mansilla de las Mulas, Carretera Cistierna. El que prueba,  repite. ¿Por qué será?

lunes, 14 de enero de 2013

D. Ramón y unos gallinas


En el apartado dedicado a mi pueblo, he dibujado la vida y afanes de  D. Ramón, el  cura.  Hoy aquí voy a relatar uno de tantos sucedidos, como diría el otro verídico,  del cura octogenario.



Vivía el clérigo con su sobrina Agapita. Una solterona que le echaba broncas por cualquier motivo.  Eran los años sesenta y por aquella época las gallinas que se despistaban y traspasaban las puertas de su amo, acababan casi siempre en manos de los mozos y de los no tan mozos, que la necesidad apremiaba.  Después en el rincón aquel donde las mujeres al sol cosían y remendaban sus miserias, salía a relucir el conejo que la desapareció ayer a Engracia, o el par de gallinas que echaba de menos Rafaela. Ya sabían que esas desapariciones rara vez volvían a su dueña, así que lo tomaban como algo natural y su mayor cuidado consistía en enterarse donde las habían merendado o cenado. Habría que tener más cuidado en adelante: tapar bien las salidas del corral o quitar antes de acostarse la comida que pudieran poner los mozos para que los conejos olieran y salieran. Como a pesar de todas las precauciones  se las seguían dando, que sirviera de aviso y a callar, ya sabían que la que se enfadaba  y lo cacareaba, la iba peor en la sucesivo

D. Ramón,  casi siempre participaba en aquellas tertulias con las manos metidas en la sotana y sus idas y venidas entre las mujeres que cosían al lado de su casa. Aquella tarde se hablaba de los ladridos de perros de la noche anterior  y cada cual hacía su  conjetura del posible expolio. Estaba allí Tilili, un mozo de los de peor ver en el pueblo y le lanzaban dardos directos e indirectos, pero el fingía no saber nada. A D. Ramón ya le estaba indignando aquel abuso y con bastante genio y fuertes pisadas asintió:
—¡Mecachis en el cardo! ¿A que no me quitan a mí las gallinas?
—No hable  usted muy alto,  le recordó Tilili, mire que el tío Mariano dijo que en su casa no entraban porque dejaba el perro suelto y el otro día ya ve que le robaron las gallinas y le echaron el burro pa la calle. 
 —Si entran en mi corral, respondió D. Ramón, cojo la pistola y van que chutan. 
 Y a fe cierta de muchos vecinos, que por aquellos años debía de tener un pistolón más que pistola.

Tilili abandonó el corro y la conversación que seguiría su curso, como todas las tardes, hasta  que los calientes rayos del sol dieran paso a la frescura del atardecer. Se marchó porque además no era bien visto que un mozón, como él estuviera una tarde tan buena para trabajar en el campo, pasando mucho rato con las mujeres y el cura. Pero en su imaginación ya  había comenzado a urdirse el plan. Aquella misma noche, Tilili contó al Virutas la fanfarronada del cura.

Si Tilili era bruto, el Virutas no le iba a la zaga. Si Tilili podía presumir de correr en su yegua más que  el coche de línea, al que adelantaba por el camino paralelo a la carretera, el Virutas había sido capaz de andar kilómetros en bicicleta con un solo pedal y a piñón fijo, para cortejar a una de sus novias.   
—Ya sabes, apuntaba Tilili, que D. Ramón duerme en la habitación que da al corral y tiene  un oído felino, que he visto yo que nada más que hay un ruido en la calle, abre lentamente una pizca la ventana. Saltar la tapia no es problema, pero estoy seguro se daría cuenta antes de poner nuestros pies en su corral.
—Ya se nos ocurrirá algo, contestó el Virutas.
Al día siguiente el plan quedó trazado, era solo cuestión de esperar el momento oportuno.

Tilili cuando iba con las vacas al agua, solía charlar con la sobrina del cura, frente a la casa parroquial, donde estaban los abrevaderos. Mientras el cura iba aquel día camino de la iglesia, a tocar al rosario, bebían las vacas, él hablaba con ella y ojeaba desde fuera la puerta del corral. La mayoría de las gallinas ya estaban en el gallinero, solo tres o cuatro deambulaban aún por el patio. Habría que cerrar la puerta del gallinero para que quedaran fuera pero… ¿Cómo distraer a Agapita?
—¡Que buen olor sale de tu casa!, la dijo Tilili. 
—Estoy haciendo las sopas de mi tío, luego se las dejo encima de la chapa cuando voy al rosario, para que no se enfríen y al salir cena y se va a la cama. Voy a ver, dijo Agapita, que igual se está derramando el caldo.
 Y Tilili en ese pequeño tiempo, casi sin traspasar la puerta de la calle, con el palo de las vacas empujó la alambrera del dormitorio  gallináceo, que aunque no del todo, si cerró lo suficiente para impedir entrar más gallinas. Mejor que lo hizo rápido, porque Agapita apareció pronto presta a seguir charlando, pero Tilili ya estaba unos pasos más abajo, haciéndose el distraído, como que marchaba ya para casa. No quiso ser descortés así que la siguió otro poco el cuento y con la disculpa de que se le escapaban las vacas marchó satisfecho de su preparativo.

Agapita acabó con sus sopas y puso buen cuidado en trancar todas las puertas antes de ir al  rosario, también la gallinera con su correspondiente pasador, sin darse cuenta de las gallinas que habían quedado fuera y que se guardaban debajo de los palos para leña, al otro lado del corral. Cosa fácil, debió de ser ya muy de noche cuando en la calle reinaba la oscuridad y el silencio entrar por el lado de la tapia más apartado de la vivienda, donde se encontraban las gallinas, ir cogiendo y retorciendo el pescuezo a estas.

Y mientras D. Ramón, en su sueño, no sé si plácido o con pesadillas ignorando que al otro extremo del corral, donde estaba la tenada y cuatro trastos viejos,  le estaban robando unas gallinas que suponía en el gallinero a cuatro palmos de sus narices.

La tía Kika, una viuda que vivía en una pequeña y vieja  casa distraída en un extremo del pueblo, se las cocinó, como tantas otras veces. De que iba a vivir ella si no de ocasiones como esta que llenaba la panza y a veces la despensa para unos días. Y los mozos convinieron en lo apetitosas que estaban las gallinas del cura y sus paladares gozaron. Pero gozaron más con las burlas y  chistes que hacían del pobre cura, por haber asegurado que a él no le robaban las gallinas. Allí mismo maquinaron la culminación de una farsa que para muchos se pasaba de la raya porque no conformes con llenar sus panzas con las aves que habían  crecido con el trigo de los responsos; Tilili y Virutas querían redondearlo.

La cuaresma estaba encima y aunque el Virutas no era de los puntuales para las obligaciones pascuales, aquel año se acercó al confesionario, no sé si a cumplir con Pascua o a seguir haciendo la pascua. Cómo los curas colindantes se ayudaban en este cometido, él puso buen cuidado le tocara confesar con D. Ramón.  Y en su confesionario Virutas muy compungido (al menos aparentemente) le confesó lo arrepentido que estaba de haber robado y catado sus gallinas.

Imagino el rechinar de dientes de D. Ramón y lo que tendría que hacer para no perder las composturas en aquella sagrada misión. Y le dio la absolución y luchó y pidió para borrar aquella pesadilla de su imaginación. Por supuesto, Virutas contó a Tilili, todos los detalles de su "confesión"

Pocos días después Tilili con aires de casualidad se acercó al corrillo donde las mujeres cosían y contaban sus cuitas y el cura siempre de pie de acá para allá, apuntaba sus consejos y soluciones; sin el menor recato al ver la ocasión, se la espetó: 
—¡Que D. Ramón tanto, tanto que decía que a usted no le robaban las gallinas! ¿Ahora qué dice? 
Y D. Ramón, pobre D. Ramón, seguía pateando más que nunca, dando golpes con su paraguas en el suelo diciendo solamente: ¡Conian, conian! ¡Si yo pudiera hablar!

Me dicen que Manolo entra aquí. Hola Manolo. Ya lo saben, restauraciones Manolo, para paladares con las tres Es: Exquisitos, Económicos y Exigentes. En el Recreo Industrial y en la Escuela, en Pendon de Baeza.

                                                                                                                                                                                               



                                                                                                                                                                           




jueves, 10 de enero de 2013

También chorizo


Vestrynge dijo en 'Las Mañanas de Cuatro' al hablar del caso Pallerols. —Lo de los cursos de formación lo hemos hecho todos. Cuando yo era secretario general de un partido político había un equipo que se dedicaba a falsificar facturas para sacarle dinero a una fundación alemana que nos daba dinero para cursos de formación que evidentemente no se daban. 
 
 Vers-trinque, ¿de qué se ríe?
Tiene un morro el vertrynge este que se lo pisa.  Puede que sea en parte por aquello de que la ignorancia suele ser muy atrevida.  Siempre fue un trepa, cuando en AP se dieron cuenta de lo malo que era en todos los sentidos de la palabra, le relegaron a un segundo plano. Como le gusta tanto estar en el candelabro intento irse con Suarez, pero Suarez le dijo que de eso nada monada, también intenta formar un partido con Conde pero no lo logró, posteriormente cambia de nuevo de chaqueta y se afilia al PSOE y últimamente presume hasta de comunista.  No se resigna al anonimato y va dando tumbos y chascarrillos a fin de  que le llamen a alguna tertulia para dar la nota de su ignorancia y desvergüenza. Así que además de lo que ya sabíamos de él, ahora hay que añadir que es un chorizo. 
 
Es de cobardes tirar la piedra y esconder la mano y más cuando presumiblemente  las irregularidades ya han prescrito. ¿Por qué no lo hizo en su momento? Robar a gran escala es siempre delito, lo hagan dos o doscientos y eso de que entonces lo hacía todo mundo no puede ser ninguna excusa.
 
Al principio nombraba el caso Pallerols de pasada. No me resigno a no decir nada.  Es vergonzoso lo que ha pasado y está pasando en esta España. El partido Unió de Duran y Lleida,  desviaba el dinero que les mandaban para cursos, para el partido. De pedir 11 años de cárcel el fiscal, a acabar en un acuerdo; 388000 euros y hasta luego, menos de lo que trincaron y que pagaran a cuenta del partido es decir de todos nosotros, con nuestros impuestos. ¡Cuando espabilaremos un poco al menos y mandaremos a toda esta tropa donde tiene que estar; entre rejas!

martes, 8 de enero de 2013

De nuevo la rutina


Pasaron las navidades, y la rutina de los días aparece de nuevo en el horizonte de nuestras vidas.  Un año más los machacones  anuncios de las rebajas, el recuerdo inapelable de la temida cuesta de enero, el cierzo y las heladas de los madrugadas. Se nos ha ido la magia de la navidad y nos ha dejado de nuevo al pairo de la realidad, el corazón se nos encoje,  quitamos de prisa y malhumorados árboles, belenes y adornos que con  sosiego y alegría habíamos instalado. Los guardamos rápido como queriendo borrarlos de un plumazo para que su alejamiento nos produzca el menor daño. En las calles siguen luces,  motivos de las  fiestas pero ya no nos producen alegría, más bien todo lo contrario. 

Pero la noria del tiempo sigue inapelablemente transportando nuestras vidas. Atados a su antojo seguimos caminando en este deambular tantas veces incierto. No podemos, no sacamos nada con luchar contra el tiempo. Bueno, pienso que sí que hay una forma de plantarle cara, esa forma es exprimiendo cada día, cada año todo lo que podamos sacar de bueno. 

Cada  amanecer  trae sus problemas y preocupaciones.  Es duro, a veces, seguir adelante, incluso con unas buenas bases de salud y trabajo.  Si esas bases faltan,  más que personas los que viven son héroes. Héroes que llegan a fin de mes, héroes que viven o sobreviven cada día a pesar de sus dolores  y limitaciones. 

Pero,  ¡Qué caramba! A mal tiempo, buena cara. Puede estar  el tiempo helado pero caliente el corazón, puede haber  sufrimiento en el cuerpo pero alegría en el alma, puede haber motivos para la desazón pero también para la esperanza. Puede, en fin, mientras se nos ofrezca un nuevo amanecer, merecer y merece la pena vivir.