viernes, 31 de mayo de 2013

Respirando primavera

El sol seguía con fuerza mandando sus rayos. Una hora al menos le separaba del horizonte que le ocultaría a nuestra vista, la primavera mandaba en la naturaleza. Me tentó la idea de emborracharme de ella allá en campo abierto, en los caminos, en los montes, y sin preguntarme a donde ir, me encaminé por la senda que primero encontré.

Subí la primera cuesta que a modo de muralla separa el pueblo del campo y una vez arriba respiré profundamente, extendí la  vista hasta donde el verde de la tierra se  fundía con el azul del  cielo y por unos instantes me sentí el señor de todo aquello. Parecía todo puesto para mí, para que yo disfrutara aquel momento. El verde intenso de los campos, como el tapiz más inmenso y bonito, hecho punto a punto, semilla a semilla, tallo a tallo; solamente interrumpido por el amarillento tierra de los caminos, flanqueados de flores silvestres de todos los colores. Aliagas que en otras estaciones  cual dragones de mil cabezas ponían sus afanes en picar a quien se descuidara, ahora revestidas totalmente con sus flores amarillas parecían solo dispuestas a regalar agradables perfumes. Los tomillos, las amapolas la mayoría en sus capullo con su contraste rojo para tanto amarillo. El verde y azul de las margaritas silvestres también las había blancas, todas con ese olor fuerte que prevalecía sobre los demás entre violeta y jazmín.
Primavera esta, no la del Corte Inglés

Seguí caminando, todo  lo que me rodeaba era un ansia de vida. Apareció la  primera carrera de hormigas que cruzaba el camino, ¿Cuántos miles serían? Me detuve un momento, me acerqué con pisadas fuertes pensando amedrentarlas, pero seguían inmutables en su caminar haciendo la mayor burla de mi presencia, puede que no sepan del mal, solo trabajar, solo vivir, yo me pensé. Los pájaros corresenderos  me iban escoltando todo el camino, manteniendo su distancia con pequeños vuelos según me acercaba a  ellos. Cantos de perdiz, de  ruiseñor, de jilguero, desentonados por el ruido de un tractor que labraba en las cercanías. Pensé, sin embargo,  lo bien que hubieran encajado y entonado los cantos, con el mugir de una pareja de vacas, que antes hacían estas labores y el canto del campesino que las mandaba. Cerré casi los ojos, seguí caminando. Ya no necesitaba ver nada; lo notaba, lo sentía, lo vivía, todo mi cuerpo estaba rebosante en su realidad y en su imaginación de aquel espectáculo fascinante, sin ningún esfuerzo.

Un ruido extraño perturbó mis sensaciones y mis ojos se percataron de un zorro que, aunque sin darse prisa, iba poniendo distancia entre los dos. Me estaba adentrando en el monte, un monte pequeño y pobre con unos pocos robles y algunos sardones y estepas. don lagarto muy chulo levantó la cabeza como saludándome y se adentró en su agujero, un conejo pinó las orejas súbitamente y dando media vuelta me privó de su imagen, los pájaros cantaban allí más, aunque  con el ramaje era difícil contemplarlos. Ya en la cima se extendía una llanura de unos cuantos metros cuadrados totalmente desolado, todo cubierto de cantos. ¡Cuántos cantos! Cogí uno, como para liberarlo de su cautiverio y lo lancé por la ladera del monte, despertando la tranquilidad, entre ruidos y saltos fue a parar al reguerillo del valle.

Me senté de nuevo. Ahora con más motivo por estar en las alturas, me volví  a engañar sintiéndome dueño de todo lo que alcanzaban mis sentidos y al  contemplarlo me di cuenta que el sol acompañado por sus últimos nubarrones, se estaba poniendo. Ahora se apreciaba con gran nitidez su figura redonda  e incandescente rodeado por los destellos de claridad que las nubes le permitían asomar. Segundo a segundo esos destellos se iban haciendo más débiles. Mirando insistentemente  veía un inmenso río de fuego que se perdía en el infinito. Aquel aluvión de lavas incandescentes se apagaban al llegar al océano del horizonte y el rojo era  cada vez menos intenso,  ya casi era azul, ya era gris, cada vez más gris, más oscuro. Estaba oscureciendo y debía regresar al pueblo.

 Metí las manos en los bolsillos bajando poco a poco por la falda del monte. Un aire fresco y perfumado de los mil aromas del campo acariciaba mi rostro. Cabizbajo, que no triste, continué andando. Ahora eran los grillos los que me escoltaban con sus cantos a ambos lados, el rebaño de ovejas entonando su balidos al son de sus campanillas  también se dirigía hacía su majada. Un hombre encorvado, entrado en años, con la herramienta al hombro, de su huerta regresaba. En las charcas circundantes al pueblo las ranas parecían con sus cantos que algo festejaran.  Llegué al final del camino, a mi casa. Es verdad la realidad a veces puede superar los sueños.

Begoña: Mercería y lencería. Atención y precio a su servicio.
En el cruce de la C/. Serna con  C/.San Pedro.

Transportes del Río -Isaac y Alvaro- Transportes Gelo.
Seriedad, economía y eficacia.

Hostal, mesón el Gallo, Mansilla de las Mulas. 
El placer de lo bien hecho.- Pollo campero criado por Grabiel -

miércoles, 29 de mayo de 2013

A ver si es verdad

Ese día había muerto mi tía Justina y mi padre y yo nos  encaminamos hacía su casa. La otra hermana de mi padre, la tía Luisa vivía al lado de la difunta y llevaba una temporada bastante enferma, sus hijos la sentaban a la puerta  para que tomara el sol. Al pasar la  vimos  así que nos acercamos a ella. Después de unas palabras sobre su estado de salud mi padre la dijo: ya ves Luisa se nos ha muerto Justina. —Ya, ya; es verdad Justina ha muerto, bueno yo lo voy a dejar otro poco más. —Contestó ella, como si tal, con total normalidad.

Zapatero insistía hasta el final en decirnos que no había crisis, cuando casi todos la sentíamos y padecíamos, cuando por fin la reconoció enseguida vio brotes verdes  que no lo eran o se  secaron sin más. Total un desastre. Rajoy dice que lo peor ya ha pasado, que nos queda aún mucho y muy duro por andar pero que pronto empezaremos a crear empleo y a salir del atasco. No habla de vegetación, pero sí induce palabras de esperanza y confianza.

Mi querida tía Luisa, QEPD,  decía que iba a demorar la hora de su muerte un poco más. Seguramente en su estado ni se daba mucha cuenta del alcance de sus palabras. Zapatero, no sé si se daba cuenta de lo que decía y pronosticaba, pero se engañó y nos metió en un buen pozo. Ahora Rajoy nos viene,  con menos euforia,  pero  con mensaje de cambio y progreso, y uno ya con tanto fogonazo como ha llevado no sabe si se dará cuenta de lo que dice, si será verdad, o  si se engañará  o nos engañará, como ya nos han hecho tantos políticos, tantas veces más.

jueves, 23 de mayo de 2013

Campanas de Palazuelo


El pasado domingo 19 de mayo con motivo de la novena de la Inmaculada, volteamos las campanas. campanas de Palazuelo, campanas que lanzan al aire sus tañidos, sus cantares, sus gemidos. campanas que comparten risas y penas con los seres que las sienten y las tocan. ¡Son tan sensibles las campanas!

Pero están ya muy viejas, es un peligro sacarlas al aire por más que Paco se esmere de vez en  cuando en darlas un repaso. Los ejes descentrados de tanto dar vueltas, maderas deshilachadas de pasar por ellas la marea de los días. La grande se llama  María, la pequeña José.  Han aguantado lluvias y temporales miles, en la torre. Mucho tiempo ya el que llevan anunciando miserias y grandezas y ahora la gente parece olvidarse de ellas. Hay quien dice  que con el reloj son prescindibles, pero no. No los son.

Campanas María y José
Las campanas no son para anunciar la hora. Las campanas son los altavoces mágicos que elevan a los hombres y sus cosas hacía el cielo, y los unen a todos con sus volteos repiques y toques en un ensamblaje de tristeza esperanzada, de alegría serena, de hermandad manifiesta. Hay cosas que pueden pasar pero las campanas no deben pasar.

Recuerdo cuando por la mañana sus toques el nuevo día anunciaban, incitándome a tirarme de la cama y llenar los pulmones de aire fresco de la mañana que a instancias de Dios parecían regalarme. Seguían tocando durante toda la jornada: a misas, oraciones, rosarios además de los toques extraordinarios: hacendera, concejo, fiesta…

Al oírlas desde el campo una extraña sensación nos invadía y por un momento, aunque solo fuera con el pensamiento, dejábamos de arar, de sembrar, de regar, de trabajar; para unirnos al sentido del recuerdo que su toque nos traía, a la vez que el aire: áspero del otoño, frío del invierno, borrascoso de la primavera o el abrasador del verano, castigaba nuestro cuerpo. Muchos, todos los problemas del pueblo  y de sus gentes pasaban raudos por nuestra imaginación, y todos ellos parecía que las campanas los elevaban al cielo  haciéndonos sentir aliviados y el viento, la lluvia, el sol: ya no nos hacían tanto daño. Y de nuevo a seguir sembrando, segando, tarareando… viviendo.

Es cierto, las campanas María y José, están viejas, apenas se tocan, cada vez menos.  Pero nos han dado mucho y merecen estar ahí y seguir cuidándolas para que en la medida de lo posible sigan con nosotros viviendo, uniéndonos desde el campanario al socaire de sus sonidos  y elevando nuestro espíritu con sus tañidos al cielo.

viernes, 17 de mayo de 2013

Mucho chorizo

chorizos por toda España

Me cuentan que en los años 40 D. Eulogio, el maestro de mí pueblo, contaba con una vara para medir las espaldas de los guajes si la ocasión hacía. Parece ser que un buen día alguien se la escondió o la  tiró y el maestro pidió un voluntario para que le trajera una nueva.  Hubo uno -no daré su nombre- que se pasó el recreo preparando una buena y bonita vara par el maestro.  Llegados del esparcimiento a D. Eulogio no se le ocurrió otra cosa, que  preguntar  al que le había repuesto su palo  la lección, este no la sabía. Y qué pasó... pues lo que estabas pensando: que el que estrenó la vara en sus espaldas fue el mismo que la había preparado y facilitado. Nunca más nadie llevó varas al maestro. Cuando yo fui a la escuela lo más que podía haber era alguna torta. Conociendo al  maestro, creo que lo hizo a posta para darles  una lección de cómo andar por la vida.

Hoy, si lo que oí en  una tele es cierto, una asociación anticorrupción, prepara una sentada frente a la sede de UGT Madrid, para recriminarles y protestar por la corrupción sindical y pedir que los sindicatos se financien  con las cuotas de sus afiliados. En la manifestación, además, dicen que habrá pinchos de chorizo, precisamente por ir contra chorizos; aunque alguno ya les sugirió que en vez de chorizo llevaran jamón porque se ha visto que algunos líderes sindicales lo saben cortar y comer muy bien cuando es a cuenta de  todos.

Me ha hecho mucha gracia. Así que  los "doctores" en manifestaciones y reivindicaciones, también dan  muchos motivos para  servirles su medicina y se la van a aplicar, aunque me temo que seguirán con sus estilos choriceros, arcaicos y dictatoriales. D. Eulogio dio una buena lección curando al voluntario de la vara con su medicina.  A ver si aplicando su medicina a los sindicatos, estos se enteran de algo.

Begoña: Mercería y lencería. Atención y precio a su servicio.
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martes, 14 de mayo de 2013

Atrapado

A caballo de un planeta,
que no sé quién llamó Tierra, 
prisionero de su espacio, 
voy dando vueltas con ella.

Siempre vueltas y más vueltas.
Nunca toca descansar.
Con sus medidas de tiempo, 
que no perdonan jamás.

Atrapado por sus fuerzas, 
que a ella firme me sujetan,
marchar quisiera a otros mundos,
pero ellas no me dejan.

Rebuscando en esos cielos,
 encontraría un mundo nuevo,
lleno de paz y de amor. 
Un mundo para el sosiego.

Pero sus fuerzas no cesan 
y no me dejan salir.
Aquí seguir deambulando
y al final aquí morir.

Más ¡Hay! Que me temo yo, 
que ni aun de muerto ya,
 sus tempestades  y fuerzas, 
me van a dejar en paz.

viernes, 10 de mayo de 2013

Novena a la Inmaculada


Inmaculada - la Patrona-
Mañana comienza en Palazuelo de Eslonza la Novena de la Inmaculada. Desde siempre, que recuerde,  se ha celebrado con gran solemnidad. Siendo ahora la mayoría del pueblo jubilados  no parece tan llamativo que la gente acuda fielmente a esta cita, pero  hace 3 y 4 décadas el pueblo era un semillero de juventud,  apenas había viejos. Por otra parte, salvo  el maestro  y el cura, todos trabajaban en el campo y todos acudían a una cita que, así como ahora es una vez al día, con una misa o un rosario como liturgia; entonces eran dos veces al día: por la mañana misa y por la tarde rosario.

 Resulta curioso que entonces  y en una época en que las faenas de campo acuciaban,  era prioritario  acudir mañana  y tarde a la novena. Novena con múltiples oraciones, cantos y actos especiales.  Era todo un ritual que desde niños nos inculcaban  de una manera especial.  Los niños siempre delante en la iglesia y en las procesiones, el maestro siempre vigilando para que ninguno diera la nota.  Derechos como una vela, nos decía que tenían que ser las dos filas de niños que encabezaban la procesión. El último día una gran fiesta con música e invitados.

Ya lo dice el refrán: donde hubo algo queda.  Bueno queda mucho aunque las circunstancias y la vida hayan cambiado. Queda el germen que nos inocularon a los que vivimos la devoción de aquellos años, queda la ilusión de volver a hacerlo aunque sea de manera más breve y menos pomposa, queda la alegría de volvernos a encontrar los que ya no vivimos en el pueblo  esos días de la novena. Queda en fin, afianzar en las generaciones nuevas  esa pasión, devoción y  amor que antes otros sembraron.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Fritos a impuestos


Hasta los primeros años cincuenta del siglo XX en este país llamado España, existían los fielatos.  Eran unas casetas estratégicamente puestas en las puertas o murallas que rodeaban las ciudades, a la entrada, en las carreteras y caminos principales; donde un recaudador llamado consumero recaudaba la tasa o portazgo  a toda persona que llevara mercancías a la ciudad para comerciar.

Me contaron que el tío David, un señor de mí pueblo, se acercaba en su caballo a León, pero no con intención  de vender nada  sino más bien de comprar. Al llegar al fielato, que debía haber en Puente Castro, el consumero requisó sus alforjas y vio que además de  algo de comida, llevaba una botella de vino. El tío David le dijo que todo era su comida  para ese día. El consumero le contestó que la comida pasaba pero que el vino no y tendría que pagar.
—Pues el vino también tiene que pasar.
—El vino no pasa. —Contestaba el consumero.
—Te digo que pasa.
—Que no pasa.
—Sí pasa. —Insistía el tío David.
—Que no pasa. —El consumero, ya bastante mosqueado.
El tío David abrió la botella de vino allí mismo y  de dos tragos se la ventiló.
—¡Qué, pasa o no pasa! —Le dijo al consumero después de vaciarla para su estómago. 
Y pasó, ya lo creo que  pasó.

Los impuestos siempre han estado a la orden del día, muchas veces injustos y abusivos. Sin duda hoy más que nunca son necesarios si queremos tener un estado que cubra unas  necesidades y unos márgenes de bienestar,  aunque a los  ciudadanos no nos guste.  Lo grave es cuando se pretende abusar del contribuyente, poniéndole, en algunos casos, al límite de la subsistencia. Entonces la gente, como es lógico se rebela.

Este gobierno nos está friendo a impuestos. Dicen que son necesarios si queremos salir del  atolladero, pero antes que nada hay que vivir cada día y cuando no se llega a fin de mes y encima  el estado te atraca, no creo que a muchos se les cree un problema de conciencia, de ética o de moral, si tienen ocasión, de escaquearse de algún impuesto. Crecerá la economía sumergida y recaudarán menos. Como el tío David, de mi pueblo, también hoy tenemos nuestro sentido de la medida y la justicia.


Begoña: Mercería y lencería. Atención y precio a su servicio.
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viernes, 3 de mayo de 2013

¿Mentiroso, yo?



Cada vez que oía tocar las campanas del pueblo, la abuela se dirigía a sus nietos:
¡Hay nietezutos! ¿A qué tocan?, ¿A qué tocan?
—A misa, agüela,  a misa.
Otra vez, —¡Hay nietezucos míos! ¿A qué tocan a qué tocan?
—Al rosario, agüela, al rosario.
—¡ Hay nietezucos!  ¿A qué tocan? ¿A qué tocan?
—Al calvario, agüela, al calvario.
Así día tras día, hasta  que llego el día:
—¡Hay nietezucos míos! ¿A que tocan?
—¡A joder, aguela!, ¡A joder!

El gobierno del PSOE estuvo siete largos años en el poder lo dejó con más de cinco millones de parados, dejó un país con 480.000 millones de gasto (26,45% más que los ingresos) unos ingresos  de 380.000 millones y una deuda de 736.000 (1,9  veces los ingresos). En  ese gobierno estuvo Rubalcaba llegando a ser Vicepresidente.

Mentiroso yo?
Llegaron las elecciones del 2011 y Rubalcaba aseguraba que tenía la solución para resolver el problema del paro. En varias ocasiones en la presente legislatura ha presumido de tener la solución a los grandes problemas que tiene España. Ahora dice que el lunes presentará su plan de crecimiento para afrontar el paro.

Como estaban hartos los nietos de las preguntas de la abuela, hay mucha gente que está cansada de las mentiras de Rubalcaba. Así que a esas personas no nos interesa, ni nos preocupa, nos resbala; lo que pueda decir o presentar: ¡A joder Rubalcaba! ¡A joder!